La Fe Reformada y la Armonía Racial

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English: The Reformed Faith and Racial Harmony

© Desiring God

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Por John Piper sobre Armonía Racial

Traducción por Desiring God


Romanos 3:28-30

Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley. 29¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles, 30porque en verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y por medio de la fe a los incircuncisos.

La idea central de mi mensaje en el día de hoy es que mientras más comprendan y más aprecien la visión bíblica de Dios como un ser absolutamente libre, atento, y soberano por encima de todas las cosas; y más amarán y vivirán y laborarán en pos de la diversidad racial y la armonía racial.

Hace un año, por esta fecha, yo estaba luchando para escribir mi interpretación de cómo “la dinámica del alma” de la experiencia afroamericana se relaciona con una visión bíblica de la soberanía de Dios. El resultado de esa lucha fue el mensaje que prediqué en la Conferencia de Pastores. El término “dinámica del alma” fue acuñado por Carl Ellis en su libro, Free at Last [Al Fin Libres] (Inter Varsity, 1996), p.266. Pueden ver lo que significa y cómo la relaciono con la soberanía de Dios, consiguiendo ese mensaje de la página Web de Desiring God.

Lo que quiero hacer en esta mañana es continuar con el esfuerzo de pensar bíblicamente en la relación que existe entre la armonía racial, y la visión bíblica de Dios en la Fe Reformada. Creo que lo que diré tiene que ver con todos los grupos étnicos, y con las tensiones que en ocasiones surgen entre ellos. Pero admito que mi enfoque esta principalmente sobre el histórico, siempre presente, único, y crítico asunto de las relaciones entre blancos y negros (las cuales aun ahora están de nuevo en las noticias, por la fuerte declaración del Presidente en la Universidad de admisión de políticas en Michigan y los comentarios posteriores de Condoleezza Rice). Este asunto siempre esta presente (sino explícitamente, entonces escondido bajo la superficie). Si usted no lo siente así, es porque forma parte de la cultura mayoritaria y nunca ha pasado por su mente la idea de que alguien pueda tratarle diferente debido a su raza.

Contenido

Nuestra Oración

En esta mañana mi oración a Dios es rogándole que ustedes puedan ver a la armonía racial, y lo que cuesta buscarla, como un fruto necesario para abrazar la visión bíblica de Dios expresada en la Fe Reformada. En otras palabras, mi oración es rogando que ustedes amen al Dios de la Biblia y obren en pos de la diversidad racial, de la armonía racial, y de la justicia racial (o sea, que obren por amor).

El artículo del Pastor Sherard en el Star de esta semana lo expresa muy bien. Entre las muchas cosas poderosas que dijo estaba esta importante oración:

Mi oración por nosotros en Bethlehem, es que amemos la armonía racial porque amamos el evangelio; y que nos esforcemos por ser conocidos como una iglesia centrada en el evangelio, que exalta la gloria de Dios y la persona de Cristo, y que, como resultado de la pasión por el evangelio, reflejemos la sabiduría multicolor de Dios. “¡Él es fiel y por designio soberano, lo hará!

En otras palabras, la armonía racial tiene sus raíces en el evangelio y en la soberanía de Dios. Por eso es importante. Donde no florece la armonía racial, la cruz de Cristo es deshonrada y la soberanía de Dios oscurecida.

La Fe Reformada

Cuando hablo de Fe Reformada me refiero a la visión bíblica de Dios y a sus caminos recobrados en la Reforma, bajo líderes como Martín Lutero, Juan Calvino, y Ulrich Zwingli. No quiero decir que todo lo que estos hombres enseñaron era verdad. Solo la Biblia es perfectamente verdadera. Me refiero a que todos estos hombres vieron la misma enseñanza en el centro de la Biblia y la hablaron con poder. Nosotros vemos las mismas enseñanzas en la Biblia y por eso las creemos y amamos. Ser bíblicos es más importante que ser reformados. Pero en esencia, ser reformados es ser bíblicos.

Una manera de describir la Fe Reformada es con los cinco “solo”. La salvación es solo por gracia. Solo por fe, solo debida a Cristo, solo para la gloria de Dios, y solo depende de la autoridad del Espíritu. En el centro de estos “solos” esta la preciosa enseñanza de que la justificación es solo por fe. Esta mañana no haré énfasis en estos ‘solo’, pero no quiero que dejen de ver la importancia que tienen para la armonía racial. Escuchen la manera en que Pablo habla acerca de ello en Romanos 3:23-30.

Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley. 29 ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente [un grupo étnico]? ¿No es también el Dios de los gentiles [todos los grupos étnicos]? Sí, también de los gentiles, 30 porque en verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos [el grupo étnico judío] y por medio de la fe a los incircuncisos [el resto de todos los grupos étnicos].

En otras palabras, el hecho de que exista un Dios que justifica de una única forma a los seres humanos -solo por fe- se convierte en un asunto de razas para Pablo. La justificación es precisamente solo por fe, dice Pablo, para anular las ventajas étnicas y los sentimientos de superioridad o de exclusión. « ¿No es él el Dios de las naciones?». Si, y justificará solo en una única forma--una forma que dejará en claro que las distinciones étnicas no crean ventajas o desventajas; no salvan y tampoco dañan. Cristo salva y el pecado daña. Y todos son justificados solo por fe.

Pero hoy mi enfoque está en otra forma de resumir la visión bíblica de Dios y sus caminos en la Fe Reformada. En el corazón de la Fe Reformada están lo que algunas veces llamamos las doctrinas de la gracia. En inglés resumimos estas doctrinas en las siglas TULIP: depravación total, elección incondicional, expiación limitada, gracia irresistible, perseverancia de los santos.[1] Dije que mi mensaje principal de hoy es que mientras más comprendamos y más apreciemos la visión bíblica de Dios como dada en absoluta libertad, por gracia, y en soberanía por encima de todas las cosas; más amaremos y viviremos y trabajaremos en pos de la diversidad racial y la armonía racial. Cuando dije eso tenía en mente esta visión de Dios (la visión expresada en estas cinco “doctrinas bíblicas de gracia”).

Permítanme entonces tomarlas una a la vez, dar algunas bases bíblicas, y después explicar cómo se relacionan con la diversidad racial y la armonía racial.

La Depravación Total

La Biblia enseña que, desde el pecado original de Adán, todos los humanos están espiritualmente muertos, y son moralmente incapaces de someterse a Dios en fe y obediencia. Nosotros tenemos una mente “que no puede someterse a Dios.” Romanos 8:7-8, “Ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, 8 y los que están en la carne no pueden agradar a Dios”. La razón para esta incapacidad moral es dada en Efesios 2:1 porque estábamos: “…muertos en vuestros delitos y pecados”. La persona natural (como somos por naturaleza) sin la ayuda del Espíritu Santo, no puede ver la verdad como algo cierto y deseable, la considera locura. Por tanto, no puede abrazarla por lo verdadera y preciosa que es. 1ra a los Corintios 2:14 dice: “el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente”.

Las implicaciones de esta doctrina para la armonía racial son enormes. Muy a menudo los cristianos celebran el gran denominador común positivo entre las razas, específicamente, que todos fuimos creados a imagen de Dios por igual (Génesis 1:27; 5:1; 9:6; Santiago 3:9). Esto es cierto poderoso y relevante. Pero existe un problema si tratamos solo con esa doctrina. El problema es que no somos lo suficientemente buenos para escucharla y para hacer buen uso de ella.

Si usted convence a una persona pecadora, depravada, impenitente, e incorregible; de que fue creada a la imagen de Dios, probablemente logre avivar su orgullo innato. Y ese orgullo distorsionará tanto la forma en que esa persona ve la realidad, que finalmente se convencerá de que está por encima de los demás. Lo que se necesita desesperadamente es otra convicción (no menos fuerte, pero que sea demoledora para el orgullo). A saber, la convicción de que todos los seres humanos, incluyéndome a mí, somos corruptos, depravados, culpables, estamos condenados, y bajo la justa sentencia del infierno donde será el lloro y el crujir de dientes: Para rojos y amarillos, para blancos y negros.

La diversidad étnica del infierno es una doctrina crucial. Romanos 2:9 lo expresa así: “tribulación y angustia para toda alma humana que hace lo malo, del judío primeramente y también del griego”. Dios no hace acepción de personas en la salvación o en la condenación. La raza humana (y todos los grupos étnicos en ella) están unidos en esta gran realidad: todos somos depravados y todos estamos condenados. Todos estamos perdidos en el mismo bosque, hundiéndonos juntos en el mismo bote, muriendo de la misma enfermedad.

Si lo viéramos más claramente, ocurrirían dos cosas. Seríamos humildes, estaríamos asustados y desesperados como niños, por encontrar un Salvador. Nunca he visto a un encapuchado blanco, de los miembros del Ku Klux Klan; o a un seguidor de Farrakhan que estuviese desconsolado por su pecado, humilde y desesperado en busca de un Salvador.

Lo otro que ocurriría si viéramos cuán unidos estamos en el pecado, es que los pecados de los demás parecerían como el resultado de nuestros propios corazones, y seríamos tardos para juzgar y rápidos para mostrar misericordia.

La doctrina de la depravación total tiene un enorme rol que desempeñar en la tarea de humillar a todos los grupos étnicos y darnos una desesperada camaradería de condenación.

La Elección Incondicional

Esta es la doctrina que más claramente hemos visto en nuestro estudio de Romanos 9. Dios escoge a su pueblo desde antes de la fundación del mundo independientemente de cualquier condición de este. Esta elección es incondicional. Lo que no quiere decir que no tenemos que creer en Cristo para ser salvos. Tampoco quiere decir que seremos condenados sin tener en cuenta el pecado y la culpa. Somos salvos por fe. Y somos condenados por el pecado y la incredulidad. Esto quiere decir que: quien cree y es salvo, y quien se rebela y no es salvo, es decidido solo por Dios.

Hechos 13:48 lo expone así, después del sermón de Pablo en Antioquia de Pisidia: “Oyendo esto los gentiles, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor; y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna”. Primero viene la soberanía de Dios, “el propósito de Dios conforme a su elección” como Pablo dice en Romanos 9:11; luego viene la fe. Así que el “propósito conforme a su elección” no está condicionado a la fe o a ninguna otra decisión humana, sentimiento, comportamiento, o característica. La elección es incondicional. Dios es libre, y nada lo obliga o restringe cuando elige a sus personas, sino su propia voluntad.

Esto quiere decir que Dios no elige a su pueblo basándose en el color de la piel o ninguna otra característica étnica. Ningún grupo étnico puede decir que es el elegido porque Dios prefiere sus cualidades físicas, fisiológicas, o espirituales. Y ningún grupo étnico puede decir que no es elegido por sus cualidades. La elección que Dios hace es incondicional. No está fundamentado sobre nada que tengamos. Él es absolutamente libre e irrestringible. Esta es su gloria, su nombre. Y actuar así es su justicia.

Por tanto la elección incondicional corta la más profunda raíz del racismo y del etnocentrismo. Si estoy dentro de los elegidos de Dios, ello se debe enteramente a la gracia gratuita de Dios, no a mis características. Por tanto, no hay espacio para el orgullo en la elección de Dios. Y no hay espacio para la desesperación en la elección de Dios. Nada en mí hizo que Dios me escogiese. Y nada en usted pudo haber hecho que Dios dejase de elegirle. Cuando viene la elección, nosotros estamos absolutamente al mismo nivel en el campo de la misericordia incondicional: “Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión” (Romanos 9:15).

La Expiación Limitada (Expiación Determinada, Redención Individual)

La idea central de la doctrina de la expiación limitada no es hacer ver que Cristo no murió por todos en el sentido que (Juan 3:16) dice que murió: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Eso es absolutamente cierto: Cristo murió para que todo aquel que en él cree tenga vida eterna. La muerte de Cristo es suficiente para todos, y debe ser ofrecida a todos como algo gloriosamente suficiente para salvarlos, si creyesen. “La expiación limitada” no niega nada de esto.

Lo que niega es que el designio de Dios en la expiación sea el mismo para cada uno. Esta doctrina afirma que Cristo muere por su novia, un una forma que difiere de la forma en que muere por todas las personas. Efesios 5:25 dice, “amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”. En otras palabras, Cristo murió por la iglesia, su novia, con el propósito soberano de lograr su salvación en la cruz, purificaría a la iglesia y la compraría. No solo estaba muriendo para crear una oportunidad a fin de que la iglesia creyese, sino para adquirir la fe misma. Su muerte no solo fue suficiente para la salvación de la iglesia. Su muerte fue eficiente, efectiva, y decisiva para la salvación de la iglesia. Jesús dice, “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos [Padre]” (Juan 17:9). “Y por causa de ellos me consagro a mí mismo [para morir], para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad” (Juan 17:19; DHH).

Y Pablo interpretó así la obra de Cristo cuando dijo en Romanos 8: 32-33. “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios?”. En otras palabras, todos aquellos por quienes murió recibirán con mucha más seguridad todas las cosas; finalmente heredarán el Reino de Dios. Su muerte es efectiva para los elegidos.

Lo que quiere decir que nadie, sin importar el grupo étnico, jamás ha hecho alguna contribución al rescate que le libera de la esclavitud al pecado. Todos somos igualmente esclavos del pecado, de la corrupción, de la vanidad, de la muerte, y de la condenación debido a nuestra depravación. Esa es nuestra esclavitud común. Ahora vemos que el pago para nuestra liberación (la sangre y la justicia de Cristo) es tan completo, que no podíamos, ni tuvimos ninguna contribución (ya sea por voluntad, o por nuestras posibilidades, o por nuestras características étnicas). Cuando Cristo murió en nuestro lugar y por nuestros pecados, todo el rescate fue pagado. Tan completamente pagado, de hecho, que nuestra libertad no solo se nos ofreció, sino que se nos aseguró, se nos garantizó.

La cruz de Cristo es un gran nivelador de los seres humanos, no solo porque demuestra que somos pecadores desesperados, y no solo porque puede ser recibida solo por fe, sino también porque es un rescate tan completo y tan efectivo para los elegidos que ningún hijo de Dios osará jamás pensar que hicimos alguna contribución para comprar la expiación. Ningún color, etnia, inteligencia, habilidad, valor, o poder humano puede agregar nada al todo suficiente y totalmente efectivo Sacrificio de Cristo. Somos uno en nuestra total dependencia de su sangre y su justicia.

La Gracia Irresistible

Así como la cruz es efectiva para comprar a los elegidos, así es de efectiva la gracia de Dios para llevar a los elegidos a la fe y a la salvación. La gracia irresistible no quiere decir que no podamos resistirnos a la gracia de Dios cuando Dios nos lleva hacia sí. Quiere decir que cuando Dios lo decide, puede y podrá vencer la resistencia que hagamos. Dios puede permitir nuestra resistencia durante un largo período de tiempo (Hechos 7:51). Recuerden como Pablo dice que Dios lo apartó desde antes de nacer (Gálatas 1:15). Y piensen en toda la persecución que Dios toleró de parte de Pablo, antes de haberse decidido a moverse en el poder del Espíritu Santo y hacerle prisionero en el camino a Damasco (Hechos 9:1-20).

La Gracia Irresistible simplemente significa que ya que ningún ser humano puede someterse a Dios, debido a nuestra dureza de corazón y a nuestra rebelión, y a nuestra muerte espiritual; la única forma en que algunos de nosotros seremos salvados, será por la gracia soberana. Jesús dijo, “Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió” (Juan 6:44). “…nadie puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre” (Juan 6:65). “Por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, [dijo Pablo] y esto no de vosotros, sino que es don de Dios” (Efesios 2:8-9). Nuestra fe es un don otorgado por Dios. Y también lo es el arrepentimiento: 2da a Timoteo 2:25, “…quizá Dios les conceda que se arrepientan” (RVR 1960).

Esto no solo quiere decir que nuestras características étnicas contribuyen en nada a la elección, y en nada al rescate pagado por la cruz, sino que nuestras características étnicas contribuyen en nada al aumento de la fe y al surgimiento del arrepentimiento. Todos dependemos por igual de la Gracia Irresistible de Dios para ser llamados, para creer, y para ser salvados.

Y no solo eso, la gracia irresistible también significa que no hay villano (ni racista, ni negro, ni blanco, ni carmelita, ni rojo, ni amarillo, ni arrogante) que Dios no pueda vencer, subyugar, y traer a humilde arrepentimiento y fe, y a santidad y gozo eterno. Somos amigos que dependemos de la Gracia Irresistible, y amigos en la esperanza de que ninguno ha cometido demasiados pecados raciales como para ser salvo.

La Perseverancia De Los Santos

Esto quiere decir simplemente que aquellos a quienes Dios llama, guarda. Si usted es un verdadero creyente, usted perseverará en la fe y la obediencia (no en la perfección) hasta el fin, y será salvo. Dios velará por ello. “y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó” (Romanos 8:30). “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28 y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre” (Juan 10:27-29). “estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6; ver 1ra a los Corintios 1:8; 1ra a los Tesalonicenses 5:23s).

¿Qué implicación tiene todo esto para la armonía racial? Yo seleccioné una implicación. Si la búsqueda de la armonía racial está entretejida en la misma tela de la gracia soberana de Dios, y si por ende, buscar la armonía racial es parte de lo que implica ser cristiano, entonces la promesa de la perseverancia debe mantenernos buscando la armonía racial hasta que muramos o hasta que Cristo venga.

Esto es totalmente crucial, y crucial para creer. Porque de todos estos temas, incluyendo el aborto, que abordaremos la semana próxima, este es el que estamos tentados a abandonar más a menudo debido a que nos hiere a medida que lo analizamos. Si es muy susceptible, o valora más los derechos que la misericordia, o tiene poca fe en la perseverante gracia de Dios, entonces comenzará a transitar por el camino de la armonía racial, pero después saldrá. Porque será criticado. Tratará de decir o hacer algo y lo primero que escuchará será: «lo dijo mal», «debió haberlo dicho hace mucho tiempo», o «debió haber dicho tal y más cual cosa», o «ese no era el momento de decir algo».

¿Qué hará cuando esto ocurra? Oro para que persevere. Ruego para que considere su propio pecado, su propia elección incondicional, su rescate por la sangre de Cristo, su despertar a la fe, milagroso y misericordioso, y para que considere la promesa de Dios de completar la obra que ha comenzado. Y entonces, después, para que enfatice sobre lo que sabe que es correcto, y muestre que Cristo es su consuelo en la vida y en la muerte.

Tome el ejemplo del corazón e inspiración de personas como John Perkinsque dejó Missisippi cuando tenía 17 años después que su hermano fue asesinado, jurando nunca regresar. Pero después que fue convertido a Cristo en 1960 regresó, y ha estado luchando por la armonía racial por más de 40 años. Él escribió en el prologo del libro de Dwight Perry, Building Unity in the Churh of the New Millenium [Edificando la Unidad en la Iglesia de Nuevo Milenio] (Moody 2002), que había visto en este libro lo que quería ver y dijo: “Casi puedo decir como dijo Simeón cuando vio al niño Jesús, “Ahora este anciano puede partir en paz” (p.20).

Envejezca buscando la verdad bíblica, perseverando en la obediencia, y en la armonía racial.


  1. TULIP: Total depravity, Unconditional election, Limited atonement, Irresistible grace, Perseverance of the saints. [Nota del Editor].

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