La culpa de dar una parte del propósito de Dios

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English: The Guilt of Giving Part of God's Counsel

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Predicación y la Enseñanza
Una parte de la serie Eldership: Serving the Lord with Humility, Tears, and Trials

Traducción por David Luchini


Hechos 20:26-27

En los versos 18-21 de este capítulo, Pablo recuerda los tres años que pasó trabajando en Éfeso y recuerda a los ancianos cómo sirvió al Señor con humildad, lágrimas, pruebas y cómo testificó sobre el arrepentimiento hacia Dios y la fe en Jesucristo.

Luego en los versículos 22-25, Pablo cambia y mira hacia su futuro, que Dios le dijo que incluiría sufrimiento y prisión. Y dice que todo lo que le importa de verdad, en lo que respecta a su vida, no es permanecer vivo, sino terminar aquello a que Dios lo llamó a hacer.

Contenido

Volviendo a la fidelidad de Pablo en su ministerio

Ahora, antes de darles mandamientos directos o advertencias a partir del versículo 28 (la semana que viene), él hace una pausa más en los versos 26-27 para decir algo muy solemne. En un sentido es otra mirada retrospectiva a la fidelidad de su ministerio entre ellos. Y sobre la base de esa fidelidad en el pasado dice algo que es de suma seriedad sobre su relación actual con los ancianos.

26) Por tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente [o: limpio] de la sangre de todos, 27) pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios.

Y después, al final, en el verso 28 empieza su exhortación y advertencia a los ancianos.

Es grandioso, ¿verdad? Pasó más de la mitad de su mensaje antes de decir a los ancianos en el versículo 28 que hagan o crean algo. Más de la mitad de su mensaje final a los ancianos es biografía: ¡autobiografía!

La necesidad del testimonio en la enseñanza y predicación.

Déjenme poner un paréntesis acá sobre la predicación y la enseñanza. Me encanta la predicación y la teología de Jonathan Edwards (que vivió hace 250 años). Pero pueden leer los 1.200 sermones de Edwards que están en la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale hoy y no van a encontrar casi ninguna referencia a su vida personal. Era tan celoso de la centralidad de Dios que quería mantenerse fuera del mensaje. Esta es una de las razones por las que me encanta y vuelvo él, en lugar de leer mucho de las cosas orientadas a la experiencia escritas hoy día.

Pero creo que Edwards cometió un error. Creo que exageró un poco. Si la predicación de Pablo es un indicador de la forma en que debemos predicar y enseñar, la realidad es que debe haber una dimensión personal importante en la predicación y la enseñanza. Situaciones y temas diferentes requieren diferentes proporciones de referencias personales. Pero la forma bíblica parece ser que la "dimensión testimonial" de la enseñanza y la predicación no solo están permitidas, sino que son esenciales.

Más de la mitad del mensaje de Pablo es un testimonio sobre la obra de Dios en su propia vida. No creo que esto quiera decir que cada mensaje deba ser 50% autobiográfico (hay otros sermones en los Hechos que no lo son). Pero con certeza significa que la vida personal del predicador o maestro no se puede separar de su predicación o enseñanza. Por eso los maestros en la iglesia deberían ser personas piadosas y buenos para enseñar, contar historias y dar información.

¿No hay también una implicación sobre la forma de compartir el Evangelio? Si para Pablo es importante abrir su vida a aquellos que ya lo conocían bien, cuánto más importante debe ser que al compartir el Evangelio dejemos que la gente vea quiénes somos en realidad y la diferencia que Cristo ha hecho en nuestras vidas.

Cierro paréntesis.

Tres observaciones sobre el mensaje de Pablo

Pablo no discurre sobre sí mismo sin un propósito. Está edificando su corazón y su vida en los ancianos. E intenta ayudarlos a ver la vindicación de su mensaje en su propia vida de servicio. Y esa vida tiene la misma importancia que la doctrina que enseña.

Así que hoy vamos a mirar esto una vez más, antes de ir al verso 28 la semana que viene. Específicamente, nos vamos a enfocar hoy en los versos 26 y 27. Pablo quiere recordarles una cosa más.

Verso 26: "Por tanto, os doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos"

Tres observaciones sobre lo que significa y por qué Pablo lo dice.

1. Pablo es inocente de su sangre (vida eterna)

"Sangre" aquí quiere decir perderse por la eternidad. En otras palabras, lo que dice es: Soy inocente si uno de ustedes pierde la vida eterna.

En algunos contextos, "sangre" puede significar muerte física (por ejemplo Hechos 5:38) pero no tendría sentido aquí porque la inocencia de Pablo se basa en lo que les enseña: todo el propósito de Dios. No tiene sentido decir: No tengo responsabilidad si los matan porque les enseñé todo el propósito de Dios. En realidad, a él lo pueden matar justo por enseñarles todo el propósito de Dios.

Pueden ver a lo que se refiere "sangre" cuando miran a un par de pasajes paralelos en Hechos. Por ejemplo, Hechos 18:6 describe el rechazo de los judíos a Pablo en Corinto: Pero cuando ellos se le opusieron y blasfemaron, él sacudió sus ropas y les dijo: Vuestra sangre sea sobre vuestras cabezas; yo soy limpio; desde ahora me iré a los gentiles".

Así que en este caso, Pablo es inocente no porque haya compartido todo el propósito de Dios, sino porque ellos no le dejarían compartirlo. Ellos no lo iban a escuchar. Así que su sangre está sobre su propia cabeza.

Lo mismo ocurrió en Hechos 13:46, cuando Pablo predicó en Antioquia de Pisidia. La comunidad judía injuriaba a Pablo y Bernabé y se negaban a seguir escuchando el mensaje. Así que el versículo 46 dice: "Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valor y dijeron: Era necesario que la palabra de Dios os fuera predicada primeramente a vosotros; mas ya que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles".

Así que tenemos dos pasajes paralelos en Hechos: en 18:6 los judíos rechazan el mensaje de Pablo y él les dice: su sangre será sobre su cabeza. En el 13:46 los judíos rechazan el mensaje de Pablo y él les dice: Ustedes se consideran indignos de la vida eterna.

Por tanto concluyo que cuando tu sangre es sobre tu cabeza, si pierdes la vida eterna es tu propia culpa. Así que acá en Hechos 20:26, cuando Pablo dice: "Soy inocente de la sangre de todos ustedes" quiere decir "si alguno pierde su salvación, no es mi culpa. Es de ustedes". Lo que se pone en juego en este verso -y en particular, en la palabra "sangre"- es la vida eterna y la perdición eterna.

2. La posibilidad de la culpa

La segunda cosa que hay que notar desde el verso 26 es que es posible que nosotros seamos culpables de la perdición final de otra persona.

Si no fuera así, la frase de Pablo sería irrelevante ¿no? Pablo manifiesta que no tiene la culpa de la sangre de ninguno de ellos. Esto quiere decir que es posible tener la culpa de la sangre de otro. Podía haber sido culpable de que alguien no fuese salvo. Es posible que nosotros tengamos la culpa de la perdición final de otro.

Si esto es así, se nos vienen a la cabeza dos preguntas:

  1. ¿Bajo qué condiciones soy responsable de que otro no obtenga la vida eterna?
  2. ¿Qué me puede pasar si soy responsable de la sangre de otra persona?

¿Bajo qué condiciones?

Creo que la respuesta a la primera pregunta es que somos culpables de la sangre de otro si no le decimos lo que necesita saber aun cuando el Espíritu nos insta (o la Palabra nos manda) a que lo hagamos. Por ejemplo, de nuevo en Hechos 16:6, Lucas describe el segundo viaje misionero de Pablo así: "Pasaron por la región de Frigia y Galacia, habiendo sido impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra en Asia"

En Asia está Éfeso. Así que en ese segundo viaje misionero no era voluntad del Espíritu que Pablo predicara en Éfeso, aunque todavía no habían sido evangelizados. Así que Pablo no tendría la sangre sobre su cabeza si alguno hubiera muerto sin Cristo esta vez. ¿Por qué? Porque el Espíritu estaba usando a Pablo en otro lugar y no le había dicho que viajara a Éfeso.

Nadie de nosotros tiene responsabilidad por todas las ciudades, barrios ni grupos de personas. Dios conduce a la gente de forma diferente. Así que llego a la conclusión de que cuando te conduce -o te insta- a decirle a alguien lo que necesita saber para ser salvo, es entonces cuando su sangre está sobre tu cabeza en caso de que no cumplas con eso.

¿Qué le puede pasar a alguien que sí es culpable?

¿Eso qué quiere decir? ¿Qué me va a pasar a mí si tengo la sangre de alguien sobre mi cabeza? No lo dice acá (ver Ezequiel 33:6-9). Sin embargo, creo que el lenguaje es lo bastante serio como para producir un profundo examen de conciencia sobre nuestro testimonio personal. En principio lo respondería así: Jesucristo nos puede limpiar de todo pecado (1 Juan 1:9), incluso del pecado de tener la sangre de otro sobre nuestra cabeza (¡quién de nosotros no la tiene!) pero (como ocurre con otros pecados), si seguimos endureciéndonos vez tras vez a la voz del Espíritu (o al mandato de la Palabra), vamos a corroborar tarde o temprano que el Espíritu de Cristo no está en nosotros después de todo, y que no pertenecemos a él (Romanos 5:9). Por lo tanto, su sangre no nos limpia de todo pecado y la pérdida de las personas a las que descuidamos aumentará nuestra ruina y destrucción.

Ese es el segundo punto que vamos a ver en el verso 26: es posible que nosotros tengamos la culpa de la perdición de otra persona.

3. La posibilidad de la inocencia

Lo tercero es que es posible ser inocente de la perdición de otra persona. Pablo dice: "Soy inocente de la sangre de todos ustedes"

¿Bajo qué condiciones podemos decir eso? Vamos a ser concretos: ¿bajo qué condiciones un anciano (alguien que da la enseñanza como yo) puede decir eso en Bethlehem? En este aspecto, existen diferentes niveles de responsabilidad en la iglesia. Por eso Santiago 3:1 (LBLA) dice: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más severo". Serás responsable ante Dios por las almas en esta iglesia hasta cierto punto (debes orar por ellos, hacerles exhortaciones, animarlos, etc.) Pero a mí me hizo más responsable todavía (Hebreos 13:17). ¿Qué debo hacer para poder decir: "Soy inocente por la sangre de todos ustedes" junto a Pablo una vez que mi trabajo en Bethlehem esté terminado?

De todas las cosas que Pablo pudo haber dicho acerca de su ministerio en este punto (su paciencia, fe, amor, etc.), lo único que eligió decir en el verso 27 es: "pues no rehuí declarar a vosotros todo el propósito de Dios." La respuesta es: lo que debo hacer (junto a los otros maestros en Bethlehem) para ser inocente de su sangre, es declarar todo el propósito de Dios.

Tres implicaciones

Veo tres implicaciones inequívocas de este versículo:

1. Conocer todo el propósito de Dios

Conocer todo el propósito de Dios ayuda a que la gente llegue al cielo.

Presten mucha atención a esto y notarán por qué lo digo así. No pueden decir del verso 27 que una persona debe conocer todo el propósito de Dios para ser salva. ¡Una persona no tiene el deber de conocerlo! Lo que puedes decir es que si un anciano no enseña todo el propósito de Dios, puede convertirse en cómplice de la destrucción de una persona. Y si alguien PUEDE no entrar al cielo por el descuido de un anciano en la enseñanza total del consejo de Dios, entonces el conocimiento completo del propósito de Dios contribuye a que la gente sea salva. El escucharlo no garantiza que te salves. El no escucharlo no garantiza que no vayas a salvarte. Pero conocerlo es de gran ayuda para entrar al cielo. De otro modo, Pablo no sería responsable de su sangre por no enseñarlo.

Las implicaciones de esto son muy grandes para el ministerio educativo de la iglesia. Por ejemplo, implica la necesidad de una visión unificada entre los maestros de la iglesia de lo que es el propósito total de Dios. Esta es una de las razones por las que pongo un valor muy alto a la armonía teológica entre los líderes de Bethlehem. Al punto de que una visión confundida, incompleta o insegura del propósito de Dios se presente a la iglesia por parte de los ancianos, a ese mismo punto no podremos decir: "somos inocentes de su sangre".

Otra implicación se relaciona con los hijos. Nuestro plan de estudios y nuestra enseñanza debería edificar el propósito completo de Dios en las mentes y corazones de nuestros hijos en nuestros hogares, en nuestras escuelas dominicales y en nuestros clubs. Cada historia, cada enseñanza deber servir para hacer más claro y más poderoso el propósito completo global o el consejo de Dios en la historia.

¿Por qué Dios elige a su esposa la iglesia antes de la fundación del mundo? ¿Por qué crea al universo y al ser humano a su imagen? ¿Por qué permite la caída en pecado? ¿Por qué elige la nación de Israel? ¿Por qué les da la Ley? ¿Por qué tiene sacrificios de animales y un tabernáculo? ¿Por qué Jesús viene al mundo? ¿Por qué predica el Reino de Dios? ¿Por qué muere y resucita? ¿Por qué viene el Espíritu Santo? ¿De qué manera Dios está cumpliendo su propósito y consejo hoy y regenerando, justificando y santificando una iglesia de todo pueblo, tribu, lengua y nación? ¿De qué manera terminará esta era? ¿De qué manera deberíamos vivir entonces? ¿Qué es el consejo unificado y completo de Dios que une a todo esto y le da su significado?

Eso es lo que tenemos que enseñar a nuestros hijos -fiel y sistemáticamente y con tanta vida y poder que su belleza brille sobre ellos.

Lo primero que decir del verso 27 es que conocer el propósito completo de Dios hace que la gente entre al cielo. De otro modo, Pablo no hubiera dicho que es inocente de su sangre porque les enseñó el propósito completo.

2. Querer aprender el propósito completo de Dios

Lo segundo que decir del verso 27 es que la gente debería querer aprender el propósito completo de Dios. Los cristianos bíblicos tienen hambre del propósito completo de Dios.

Este pasaje enseña con claridad que los ancianos fallan y que pueden ser culpables de la destrucción de una persona por no declarar el propósito completo de Dios. Se debe seguir que la gente de la iglesia también es culpable del hecho de no tener interés en el propósito completo de Dios. Si no enseñar es pecado, entonces no querer ser enseñado es pecado.

Así que el texto supone que los cristianos deberían desear el propósito completo de Dios de la misma manera que un bebé desea la leche. Una vez que hayas entendido este versículo, tener desinterés en el propósito completo de Dios implica tener desinterés en el camino de la salvación. Porque el texto dice que Pablo será inocente si alguien no logra ser salvo, porque le dio el mensaje completo de salvación: el propósito completo de Dios.

3. Enseñar el propósito total de Dios con coraje.

Lo último que hay que decir sobre el verso 27 es que los ancianos deberían tener coraje para enseñar el propósito completo de Dios.

Esta idea de coraje se desprende de la frase, "pues no rehuí declarar a vosotros..." Quiere decir que hay partes del propósito completo y unificado de Dios que pueden hacer que un anciano quiera rehuir de enseñarlas. Pueden ser difíciles de entender. O pueden ser poco halagadoras para el orgullo humano. O pueden demandar un obediencia radical. Así que puede que los ancianos sientan la tentación de enseñar solo parte del propósito de Dios: la parte que sea sencilla y que saben que a la gente gusta especialmente. Pero eso sería rehuir declarar el propósito completo de Dios. Sería cobardía, no coraje.

Y eso nos regresa al comienzo: la vida obediente, valiente en este caso, es tan importante como la doctrina exacta. Para Pablo, son inseparables: No rehuyo: o sea soy un cierto tipo de persona. Declaro el propósito COMPLETO de Dios, o sea, enseño un cierto tipo de doctrina. A esto tenemos que apuntar juntos: al tipo de persona obediente y con coraje y a un propósito de Dios unificado y completo. Que Dios nos ayude en nuestro trabajo hacia esa gran visión.


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