Mi alma anhela por ti

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English: My Soul Faints for You

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Por Jon Bloom sobre Oración

Traducción por Harrington Lackey

<<Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en él.>>. Si eso es cierto, entonces la oración, como todo lo demás que hacemos (1 Corintios 10:31), es ante todo una búsqueda de nuestra satisfacción en Dios. A diferencia de todo lo que hacemos, sin embargo, la oración es un medio especialmente vital y precioso que Dios nos ha dado para aumentar nuestro gozo en él.

¿Por qué digo esto? Porque en la oración, vamos directamente a Dios, aquel que no sólo es la fuente de <<toda buena dádiva y todo don perfecto>>(Santiago 1:17), sino que es él mismo nuestro <<supremo gozo>> (Salmos 43:4). Vemos esto bellamente expresado en una de las oraciones de David:

Me darás a conocer la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo;
en tu diestra, deleites para siempre (Salmos 16:11, LBLA).

Cuando oramos, buscamos un gozo más pleno, un placer más profundo, una vida más abundante en Dios. Queremos glorificarlo aún más en todo lo que hacemos, así que le pedimos que nos satisfaga aún más consigo mismo. Oramos para ver más de su gloria, para experimentar más de su fuerza y ayuda, para sentir más alegria en Dios.

La fuente y el objetivo de cada oración

Por lo tanto, la oración es un medio especialmente vital y precioso que Dios nos ha proporcionado para buscar nuestro gozo en él. Eso no significa que nuestra experiencia de oración, si se hace bien, siempre nos dejará sintiéndonos más satisfechos con Dios, o que producirá resultados satisfactorios relativamente rápido. Eso no es lo que la Biblia nos enseña, y el Salmo 16 no es el único tipo de oración que encontramos en la Biblia.

Las oraciones de las Escrituras son increíblemente diversas. Cubren el espectro de la experiencia humana. Junto con dulces expresiones de adoración, fuertes declaraciones de fe y cantos de alegría exultante, hay oraciones de perplejidad sobre los caminos de Dios, gimiendo en el sufrimiento, confesión de pecado y lamentos profundos. Pero, ¿podrían incluso estas oraciones más difíciles —oraciones que nos ayudan a expresar nuestra angustia y confusión en temporadas dolorosas— también ser medios para buscar el gozo en Dios?

Creo que sí. En la raíz, tanto de las oraciones dulces y saboreadoras como en las oraciones atribuladas de los afligidos, está una búsqueda de Dios como fuente de la satisfacción de los peticionarios. Tendemos a ver esto más explícitamente en las primeras, y a veces sólo implícitamente en las segundas, pero Dios, nuestro supremo gozo, es la meta que las unifica. Mira conmigo varios ejemplos del libro inspirado de oración de la Biblia, los Salmos.

Mi alma tiene sed de ti

Cuando pensamos en una búsqueda en oración de la satisfacción en Dios, la mayoría de nosotros probablemente pensamos en oraciones, como el Salmo 63, que dulcemente saborean a Dios:

Porque tu misericordia es mejor que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva,
en tu nombre alzaré mis manos.
Como con médula y grosura está saciada mi alma;
y con labios jubilosos te alaba mi boca. (Salmos 63:3–5, LBLA)

O pensamos en oraciones que comunican un anhelo profundo por Dios:

Anhela mi alma, y aun desea con ansias
los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne cantan con gozo
al Dios vivo. (Salmos 84:2)

O pensamos en oraciones que se regocijan en la liberación de Dios:

Al Señor esperé pacientemente,
y Él se inclinó a mí y oyó mi clamor.
Me sacó del hoyo de la destrucción,
del lodo cenagoso;
asentó mis pies sobre una roca
y afirmó mis pasos…
Regocíjense y alégrense en ti todos los que te buscan;
que digan continuamente:
<<¡Engrandecido sea el Señor!>>
los que aman tu salvación. (Salmos 40:1-2,16).

En estas oraciones (y muchas más como ellas), escuchamos a los que oran deleitándose explícitamente en el Señor (Salmos 37:4). Su gozo en él es palpable, y ellos anhelan más.

Reaviva nuestro gozo en ti

Pero cuando las oraciones bíblicas expresan el arrepentimiento, la angustia o el dolor, todavía están buscando el gozo en Dios. Cuando Israel estaba bajo la disciplina del Señor por el pecado, por ejemplo, los hijos de Coré oraron,

¿No volverás a darnos vida
para que tu pueblo se regocije en ti?
Muéstranos, oh Señor, tu misericordia,
y danos tu salvación. (Salmos 85:6-7)

¿Qué quieren en realidad? Que la gente de Israel, que experimenta la indignación de Dios (Salmo 85:4), experimente de nuevo el gozo en Dios.

Cuando David, como individuo, había pecado gravemente contra Dios, lloró esta oración de arrepentimiento profundo:

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
conforme a lo inmenso de tu compasión,
borra mis transgresiones.
Lávame por completo de mi maldad,
y límpiame de mi pecado…
Restitúyeme el gozo de tu salvación,
y sostenme con un espíritu de poder. (Salmos 51:1-2,12).

En su arrepentida tristeza y pesar, David todavía continúa buscando la satisfacción en Dios. No sólo pidiendo perdón y limpieza, sino que sorprendentemente se atreve, a pesar de lo que ha hecho, a pedir a Dios que restaure su gozo.

¿Por qué me has abandonado?

Pero, ¿qué pasa con la oración desesperada de alguien en grave aflicción?

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?
Dios mío, de día clamo y no respondes;
y de noche, pero no hay para mí reposo. (Salmos 22: 1-2).

Esta oración fue pronunciada primero por David, y más tarde por Jesús crucificado (Mateo 27:46). Hemos visto cómo David buscó a Dios como su satisfacción suprema, su <<supremo gozo>>, y el autor de Hebreos nos dice que Jesús soportó la cruz <<por el gozo puesto delante de Él>> (Hebreos 12:2). ¿Hay algunos indicios, sin embargo, de que esta oración, en sí misma, es, en realidad, una búsqueda del gozo en Dios? Leemos más abajo:

Los pobres comerán y se saciarán;
los que buscan al Señor, le alabarán.
¡Viva vuestro corazón para siempre! (Salmos 22:26).

Aunque el afligido todavía no ha recibido su respuesta, está degustando el gozo en la esperanza futura de que él y otras personas que buscan a Dios no sólo serán rescatados, sino que estarán satisfechos en el Dios que buscan.

Incluso en nuestra oscuridad

Pero, ¿qué pasa con el Salmo 88, quizás la oración más desolada de las Escrituras? Es un grito desconcertado de alguien en la agonía de la depresión profunda, y casi parece desprovisto de esperanza. Pero no está completamente desprovisto de ella. Podemos escuchar un destello en las palabras iniciales de la oración:

Oh Señor, Dios de mi salvación,
de día y de noche he clamado delante de ti.
Llegue mi oración a tu presencia;
inclina tu oído a mi clamor (Salmos 88:1-2).

Este salmo probablemente da voz a la experiencia de algunos de los que están leyendo esto. Yo sé algo de este tipo de desolación. ¿Podemos decir que una oración tan angustiada es siquiera remotamente una búsqueda del gozo en Dios? Creo que podemos, incluso si es remoto, incluso si sólo está implícito.

El hecho mismo de que el peticionario, a pesar de estar en gran miseria, se vuelva a Dios en oración, y le busque como la fuente de su salvación, implica que ve a Dios como la fuente del gozo que tanto anhela. No es tan distinto de David suplicando a Dios que restaure el gozo de su salvación. Creo que es por eso que Dios incluyó esta oración en la Biblia: lo glorificamos cuando lo buscamos como nuestra satisfacción, incluso en nuestra más profunda oscuridad.

Si estás en una temporada como la del salmo 88, el folleto de John Piper, <<Cuando la oscuridad no se levanta: haciendo lo que podemos mientras esperamos por Dios y el gozo>> (“When the Darkness Will Not Lift: Doing What We Can While We Wait for God and Joy”) es un fantástico recurso, lleno de consejo sabio, sazonado, amable y bíblico.

En todo tiempo

Cuando hablamos de la oración como uno de los principales medios que Dios nos ha dado para buscar nuestra satisfacción (nuestro gozo), en él, no pretendemos en absoluto ser reduccionistas. Las oraciones de la Biblia son muy diversas y buscan el gozo en una amplia variedad de formas.

En su diversidad, las oraciones de las Escrituras nos muestran cómo orar <<en todo tiempo>> (Efesios 6:18). Dios nos las ha proporcionado para que, ya sea que estemos en temporadas de alabanza o lamento, adoración o confesión, podamos saber cómo buscar una satisfacción más profunda en él. Dios es quien tiene el poder, la autoridad, la sabiduría, la gracia, la bondad, la justicia, la misericordia, la riqueza, y cualquier otra cosa que se necesite. Y Dios es la fuente de gozo que buscan finalmente los que oran. Cada persona que ora busca a Dios como origen de la plenitud y fuente de satisfacción.

La oración, en su corazón, es una búsqueda de nuestro supremo gozo: Dios (Salmos 43:4). Y eso es por diseño porque <<Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en él>>.


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