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English: Ask Whatever You Wish (2015)

© Desiring God

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Mariana Ramirez


Esta promesa que nos hizo Jesús parece totalmente fuera de la experiencia de muchos de nosotros, por lo que nos puede parecer increíble.

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho” (Juan 15:7 LBLA)

Ni siquiera intentamos cobrar este cheque en el banco de los cielos. Debe haber fondos insuficientes en nuestra cuenta. ¿Lo que sea que queramos será hecho para nosotros? Habiendo pedido tantas cosas a Dios que no han sido hechas, pensamos: 1) Jesús está usando una hipérbole o 2) esta promesa es solo para los que son super santos, quienes tienen una conexión especial con Dios que nosotros no tenemos.

Ninguna es verdad. Jesús no exagera y él escoge personas débiles y tontas (1 Corintios 1:26) , personas de poca fe (Mateo 14:31), personas como nosotros, para ser sus discípulos.

No, la promesa es real, Jesús nos está haciendo esta promesa a nosotros. No es para ser pasada encogiendo los hombros. Es un cheque que debe ser tomado, llevado al banco de los cielos donde hay más que suficientes tesoros y ser cobrado. Jesús quiere que lo cobremos.

Hay dos condiciones para que el cheque sea válido. La primera es que debemos permanecer en Jesús. Recuerda el contexto de los anteriores seis versos (Juan 15:1-6). Debemos permanecer en Jesús así como el sarmiento permanece (está incrustado) en la vid. Separados de Jesús nada podemos hacer (Juan 15: 4-5 LBLA), de hecho nos marchitamos. Las ramas que permanecen tienen la savia del Espíritu Santo corriendo a través de ellas, lo que significa que las ramas reciben y comparten los afectos y deseos de la vid.

La segunda condición que debemos cumplir es que las palabras de Jesús deben permanecer en nosotros. Esto significa todas las palabras de Jesús, no solo las que están en Juan 15: 1-6. Sabemos esto por lo que Jesús dice en el versículo 10: “Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, asi como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. Jesús nos ama diciéndonos la verdad (Juan 17:8, 26) y nosotros lo amamos creyendo y obedeciendo/viviendo lo que él dice (Juan 14:15).

Con estas dos condiciones - permaneciendo en Jesús y teniendo las palabras de Jesús en nosotros - el da forma a nuestros deseos y pensamientos por medio del Espíritu Santo para que nuestros deseos y los suyos sean cada vez más parecidos. Es normal que una rama reciba exactamente lo que necesita de la vid.

Las únicas ocasiones en las que nuestras oraciones parecen no ser contestadas es cuando 1) no compartimos los deseos de Jesús porque no permanecemos en él (Santiago 4:3), 2) no compartimos la misma línea del tiempo de Jesús, o 3) no reconocemos las respuestas inesperadas de Jesús.

Esta es una promesa que Jesús quiere que creas, y una que ama cumplir. A Través de ella descubrimos que nuestra alegría no viene de Jesús dándonos lo que queremos sino de Jesús siendo lo que necesitamos.


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