Pon Tu Mente en Las Cosas de Arriba
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Scott Hubbard sobre Cielo & Infierno
Traducción por Paola Montano
Contenido |
Cómo Vivir Con Mentalidad Celestial
Por un momento, deja a un lado las tareas urgentes del día. Si puedes, haz callar las esperanzas y deseos que se apoderaron de ti en el momento en que despertaste. Aléjate de las responsabilidades de la mañana. Olvida lo que podría suceder en las próximas horas.
Cristiano, ahora recuerda: tú irás al cielo. Muy pronto, incluso en cualquier momento, te alejarás rápidamente de todo lo que has conocido aquí para tomar unas vacaciones eternas. Despertarás para encontrar tus pulmones llenos del aire de "una patria mejor" (Hebreos 11:16). Tus dolores y suspiros saldrán de tu vista (Isaías 51:11). Verás a Jesús cara a cara (Filipenses 1: 23). Y con él estarás en casa (2 Corintios 5:8).
Y ahora imagina cómo sería la vida si, al volver a las tareas diarias, los deseos y las cargas del día, mantuviéramos un ojo hacia arriba. ¿Cómo cambiaría el día de hoy si trajéramos la esperanza del cielo a las cosas de la tierra, si los pensamientos de las cosas de arriba adornaran nuestro día?
Entonces descubriríamos cuánto de nuestra felicidad se basa en una mentalidad celestial. Y podríamos esforzarnos para que se diga de nosotros, como se dijo de un santo de la antigüedad,
De aquel bendito hombre sea dada esta gran alabanza, el cielo estaba en él antes de que él estuviera en el cielo.
Pon Tu Mente en Las Cosas de Arriba
Buscar una mentalidad celestial puede ir mal, por supuesto. La crítica popular "no tengas una mente tan celestial que no seas bueno en la tierra" tiene mucho poder, porque algunos, de hecho, han usado la mentalidad celestial como una excusa para el desapego terrenal. Han cantado "Yo Volaré" mientras flotan cómodamente por este mundo, sin recordar que el hombre con la mente más celestial de todos trabajó, sudó, sanó, tocó y sangró por este mundo de necesidad.
Haríamos bien en escuchar de nuevo la carta más clara en las Escrituras acerca de una mentalidad celestial:
Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria. (Colosenses 3:1-4, LBLA)
¿Qué significa tener una mentalidad celestial? No solo para vivir allá y hasta entonces, sino para vivir aquí a la luz de allá, vivir ahora a la luz de entonces.
Raíces en Tierra Celestial
Si perteneces a Cristo, entonces en el sentido más verdadero, no vives aquí en la tierra, sino allá en el cielo: "Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios" " (Colosenses 3: 3). Tu vida tampoco está en Cristo en todo su esplendor ahora, sino solo hasta entonces: "Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria" (Colosenses 3:4).
Tu vida está ligada a Jesús mismo de manera maravillosa, inextricable y eterna, quien reina allá y aparecerá entonces. Y la mentalidad celestial nos alinea con ese hecho, enseñándonos a definir nuestra identidad no por la persona que vemos en el espejo sino por el Salvador que vemos en las Escrituras.
Sin embargo, tal mentalidad no anula la vida que tenemos en la tierra, sino que la transforma según la cultura y las normas del cielo. Si estamos escondidos con Cristo allá y seremos revelados hasta entonces, no podemos dejar de parecernos más a Cristo aquí y ahora. Pablo desarrolla este punto a lo largo del resto del capítulo, donde escribe un retrato de la mentalidad celestial:
- Desechan todo lo que deshonra a Dios y degrada a otros (Colosenses 3:5-9).
- Se visten con la ropa celestial de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (Colosenses 3:12).
- En una sociedad de acusaciones y recriminaciones, hablan el lenguaje sobrenatural del perdón (Colosenses 3:13).
- Caminan bajo el reino de la paz divina, el cual ha establecido su trono en sus corazones (Colosenses 3:15).
- Hablan y cantan con la armonía de la gratitud y la gracia (Colosenses 3:15-17; 4:6).
- En cada relación, en cada palabra, en cada obra, buscan mostrar la gloria de Jesucristo (Colosenses 3:17-4:1).
Son como robles cuyas raíces se hunden profundamente en la tierra celestial. Aunque crecen en el mismo campo que el resto del mundo, y aunque los mismos vientos y tormentas golpean sus troncos, diariamente se alimentan de otro mundo, y así producen el fruto de esa mejor patria.
Hábitos Celestiales
Entonces, ¿cómo podemos crecer en la mentalidad celestial? ¿Cómo pueden las personas como nosotros — santos comunes con trabajos, familias, amigos y vecinos y una multitud de responsabilidades terrenales — llegar a que se diga de nosotros: “el cielo estaba en él antes de que él estuviera en el cielo”?
La primera respuesta es familiar: entregarnos a la lectura de la Biblia y la oración, a la adoración congregacional y a la comunidad, cada uno de los cuales es un medio de mentalidad celestial tanto como un medio de gracia. Pero junto con los hábitos diarios de las Escrituras y la oración, y los hábitos semanales de adoración congregacional y comunión, también podemos posicionarnos de manera más intencional para poner nuestras mentes en las cosas de arriba.
Comienza tu día en el cielo.
Robert Murray McCheyne, un hombre de mente celestial, si alguna vez hubo uno, una vez describió sus devociones de mañana como un medio de "darle al ojo el hábito de mirar hacia arriba todo el día" ("Memoir and Remains" de Robert Murray McCheyne, 64). Sabiendo que sus pensamientos no dirigirían su mirada hacia el cielo por la tarde o la noche a menos que fijara su mente allí a primera hora, comenzó su día en el cielo.
Podríamos aprender la misma lección en la oración del Padre Nuestro. Al enseñarnos a orar, "Danos hoy el pan nuestro de cada día" (Mateo 6:11), ¿no estaba asumiendo Jesús que normalmente comenzaríamos el día de rodillas? Y significativamente, antes de que esa oración nos lleve a pedir el pan de cada día, pone nuestra mente en las cosas de arriba:
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo. (Mateo 6:9-10)
Si tomamos la oración del Señor como nuestro modelo, entonces el cielo llenará algunos de nuestros primeros pensamientos cada mañana. El aquí y el ahora se desvanecerán, al menos por unos momentos, ante el esplendor del allá y el entonces. Y durante nuestro día, podemos llevar algo del cielo con nosotros.
Fija tu mente a través de la meditación.
El mandamiento de "poned la mira en las cosas de arriba" significa más que" leer sobre las cosas que están arriba”. Se necesita algo más que simplemente leer — una práctica que los escritores bíblicos llaman meditación (Josué 1:8; Salmo 1:1-2; 119:97).
Si la lectura típica de la Biblia se centra en párrafos y capítulos, la meditación se centra en frases y palabras; si en la lectura de la Biblia caminamos por el pasillo de un pasaje, en la meditación abrimos puertas y exploramos habitaciones. El lector de la Biblia que medita puede, por ejemplo, leer todo Colosenses 3 en cuatro o cinco minutos, pero luego volver a pasar cierto tiempo (o más tiempo) reflexionando sobre la maravilla de lo que significa estar "escondido con Cristo en Dios" (Colosenses 3:3). La meditación nos lleva por encima de las colinas y nos coloca en el pico de la revelación de Dios. Y como Moisés, podemos descender todavía brillando con la gloria que hemos visto.
Tal vez la meditación profunda se sienta para ti como mover montañas. Si es así, comienza poco a poco y no te desanimes. Nuestras mentes, al igual que un músculo, se fortalecen a través del ejercicio. Y por la gracia de Dios, lo que se siente imposible ahora puede sentirse casi natural dentro de seis meses.
Retírate a las cosas de arriba durante todo el día.
Antes vimos que Robert Murray McCheyne tenía como objetivo cultivar "el hábito de mirar hacia arriba todo el día”. Muchos de nosotros compartimos una ambición similar, al menos en teoría. La realidad podría contar una historia diferente.
"Si tomamos la oración del Señor como nuestro modelo, entonces el cielo llenará algunos de nuestros primeros pensamientos cada mañana". Si eres como yo, terminas tus devociones matutinas con un deseo sincero de seguir pensando en las cosas de arriba en los momentos libres de tu día. Pero después, con regularidad llenas cada momento libre con algo más. En el carro, enciendes la radio para escuchar las noticias. Mientras haces fila en la tienda, revisas tu correo electrónico. Mientras esperas a un amigo, juegas un juego en tu teléfono. Acostado en la cama, revisas tus redes sociales. Ninguna de estas actividades es necesariamente mala. Pero, ¿con qué frecuencia son el reflejo de una mente adicta a la distracción? ¿Y qué pasaría si decidiéramos pasar al menos algunos de los momentos silenciosos del día recordando lo que leímos esa mañana, orando a nuestro Padre celestial o repitiendo un pasaje memorizado?
Moisés le dijo a Israel que se volviera a la palabra de Dios "cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes" (Deuteronomio 6:7). Si nosotros también dedicáramos más momentos libres para las cosas que están arriba, podríamos sorprendernos de la fuerza inusual, la paz y el gozo que obtendríamos.
Atesora el corazón del cielo.
El cielo es y siempre será un mundo de gloria (Colosenses 3: 4). Cuando Dios haga nuevas todas las cosas, los cañones y montañas, las galaxias y las praderas de este mundo caído no gemirán más (Romanos 8:21). Estos cuerpos quebrantados serán revestidos de inmortalidad (1 Corintios 15:54). La sociedad humana compartirá la misma armonía de la Trinidad (Juan 17:22-24).
No obstante, el centro de toda esa gloria, cuyo nombre descansará sobre nuestras frentes, y cuyo resplandor iluminará el mundo, será Dios mismo en Cristo. "Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria." (Colosenses 3:4). El cielo sin Cristo es como el océano sin agua, el cielo sin aire, el fuego sin llamas. Él es el corazón palpitante del cielo.
¿Qué significa esto para nuestra mentalidad celestial? Significa que nuestras mentes están más llenas del cielo cuando están más llenas de Cristo. Como John Owen escribe, "Toda la gloria del estado de arriba se expresa en estar 'siempre con el Señor, donde Él está, para contemplar su gloria' . . . Nuestra esperanza es que dentro de poco tiempo estaremos siempre con Él; y si es así, ciertamente nuestra sabiduría y deber es estar aquí con Él tanto como podamos” (Obras de John Owen, 7:344).
La mentalidad celestial es una invitación a estar con Jesús tanto como podamos, preparándonos para el día en que estaremos siempre con él. Así que empieza tu día con Jesús, enfoca tus meditaciones en Jesús, y retírate del mundo a lo largo del día para estar con Él. Porque “poned vuestra mente en las cosas de arriba” significa, en el fondo, “poned vuestra mente en Él”.
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