Por el amor de Dios, Volumen 1/11 de abril
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 103 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
11 DE ABRIL
Levítico 15; Salmos 18; Proverbios 29; 2 Tesalonicenses 3
DAVID ESCRIBIÓ EL SALMO 18 después que el Señor lo había librado de la mano de Saúl y de todos sus enemigos. Es un salmo de gozo y agradecimiento. Algunos de los mismos temas que se encuentran en los Salmos 16 y 17 se repiten aquí. Pero entre los nuevos elementos de este salmo están los siguientes.
Primero, el lenguaje de éste abunda en metáforas coloridas de la naturaleza (especialmente en los versículos 7-15) - una característica común de la poesía hebrea. Cuando Dios respondió, “Entonces la tierra se estremeció y tembló; los cimientos de los montes temblaron”; “humo subió de su nariz, y fuego de su boca”. “También inclinó los cielos, y descendió con densas tinieblas debajo de sus pies” (18:7-9); alternativamente, “Cabalgó sobre un querubín, y voló; y raudo voló sobre las alas del viento” (18:10). “El SEÑOR también tronó en los cielos”, su voz retumbó; “el envió sus saetas... y muchos relámpagos”. El “lecho de las aguas, y los cimientos del mundo quedaron al descubierto... al soplo del aliento de tu nariz” (18:13-15).
Esto es maravilloso. Solamente porque estas no son las metáforas que usamos comúnmente hoy en día, no significa que no podamos apreciarlas, o comprender lo que el salmista nos está diciendo. El poder de Dios es inefable; el controla incluso la propia naturaleza, que simplemente hace su voluntad; la exhibición más aterradora de poder en la naturaleza no es más que el resultado de sus órdenes. El lenguaje metafórico puede extenderse a la forma en que el Señor rescató a David: “me sacó de las muchas aguas” (18:16), aunque, por supuesto, David no estaba en peligro literal de ahogarse. Pero debe haber sentido que lo estaba en más de una ocasión, cuando Saúl y el ejército estaban muy interesados en su rastro.
Segundo, mientras muchas líneas en este salmo describen de manera maravillosa, a veces el lenguaje metafórico de cómo Dios ayudó a David, en otras ilustra como Dios fortalece a David para que pueda hacer lo que tenía que hacer. “Pues contigo aplastaré ejércitos, y con mi Dios escalaré murallas” (18:29). “el Dios que me ciñe de poder, y ha hecho perfecto mi camino. El hace mis pies como de ciervas, y me afirma en mis alturas. El adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar el arco de bronce. Tú me has dado también el escudo de tu salvación; tu diestra me sostiene, y tu benevolencia me engrandece” (18:32-35).
Quizás Dios no nos fortalece para hacer guerra. Pero en un universo teísta, confesamos que Dios nos da la fuerza para escribir programas informáticos, para resolver algunos problemas administrativos, para cambiar aún otro pañal, para estudiar textos en griego del Nuevo Testamento, para resistir cuando nos insulten.
“El SEÑOR vive, bendita sea mi roca, y ensalzado sea el Dios de mi salvación” (18:46).
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