Por el amor de Dios, Volumen 1/1ro de abril
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 93 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
1ro DE ABRIL
Levíticos 4; Salmos 1-2; Proverbios 19; Colosenses 2
AL PRIMER SALMO a veces se le ha denominado salmo de sabiduría. En gran parte esta denominación se basa en el hecho que ofrece dos maneras, y sólo dos maneras - el camino de los justos (Salmo 1:1-3) y el camino de los impíos (1:4-5), con un resumen final contrastante (1:6).
Los primeros tres versículos, describen la persona justa, cae naturalmente en estos tres pasos. En el versículo 1, la persona justa es descrita negativamente, en el versículo 2 positivamente, y en el versículo 3 metafóricamente. La descripción negativa en el versículo 1 establece que el hombre “bienaventurado” no es como. El no “anda en el consejo de los impíos”; el no “se detiene en el camino de los pecadores”; el no “se sienta en la silla de los escarnecedores”.
El hombre impío, entonces, está en proceso de paralizarse (anda/se detiene/se sienta). Comienza por caminar por el consejo de los impíos: el atiende el consejo, las perspectivas, los valores y la visión del mundo de los malvados. Si él hace esto por suficiente tiempo, se hunde al siguiente nivel: el “se detiene en la senda de los pecadores”. Esta traducción da una impresión equivocada. “Estar en el camino de alguien” en inglés es obstaculizarlos. Uno piensa en Robín Hood y en Juancito en el puente: cada uno está en el camino del otro, y uno de ellos termina en el arroyo. Pero “estar en el camino de alguien” en hebreo significa algo como “estar en sus zapatos”: hacer lo que él; hace, adoptar su estilo de vida, sus hábitos, sus patrones de conducta. Si prosigue ese curso lo suficiente, es muy probable que descienda al abismo y “se siente en la silla de los escarnecedores”. El no sólo participa en todo lo que es ateo, sino que se burla de aquellos que no lo son. A estas alturas, alguien ha dicho, una persona recibe su maestría en inutilidad y su doctorado en condenación. El salmista insiste, “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores” (cursivas añadidas). La persona justa es descrita negativamente.
Uno podría haber esperado que el segundo versículo respondiera con paralelismo contrastante: “Bienaventurado, más bien, es el hombre que anda en el consejo de los justos, que se detiene en el camino de los obedientes, que se sienta en la silla de los agradecidos”, o algo en ese orden. En cambio, hay un criterio positivo y es suficiente: “sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche” (1:2).
Cuando uno se deleita en la Palabra de Dios, constantemente meditando en ella, uno aprende el buen consejo, la conducta es moldeada por la revelación, uno se nutre de la gracia y de la gratitud y de la alabanza. Ese es el criterio suficiente.
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