Por el amor de Dios, Volumen 1/4 de enero
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 6 del Libro Por el amor de Dios, Volumen 1
Traducción por Arturo Valbuena M.
4 DE ENERO
Génesis 4, Mateo 4, Esdras 4, Hechos 4
LE TOMÓ UNA GENERAC IÓN a la raza humana producir su primer asesino (Gén. 4). Dos reflexiones:
1. En la Biblia, hay muchos motivos detrás del asesinato. Jehú mató por beneficio político (2 Reyes 9-10); David mató para ocultar su adulterio (2 Sam 11); Joab asesinó por venganza, y por el miedo de tener su posición privilegiada usurpada (2 Sam 3); algunos de los hombres de Guibeá de Benjamín mataron por la lujuria desenfrenada (Jueces 19). Sería fácil para ampliar la lista. En el caso del primer asesinato, el motivo fue la rivalidad descontrolada entre hermanos. Caín no podía soportar la idea de que la ofrenda de su hermano Abel fue agradable a Dios, mientras que la suya no lo fue. En lugar de buscar a Dios a fin de mejorar su propio sacrificio, mató al hombre que vio como su rival.
Lo que es común a todos estos motivos es la suposición, contemplada por el asesino que él o ella está en el centro del universo. Hasta Dios tiene que aprobar lo que hago; si no, ya que no puedo matar a Dios, voy a matar a aquellos a quienes Dios aprueba. En lugar de la situación gloriosa que se obtiene antes de la Caída, cuando en la mente de los portadores de la imagen de Dios, Dios mismo estaba en el centro, y era amado y querido como nuestro buen y sabio Creador y Rey, ahora cada uno quiere ser el centro del universo, como diciendo: "Hasta Dios me debe servir. Si no lo hace, quizás es hora de inventar nuevos dioses . . . "
Entre los elementos sorprendentes en el asesinato de Caín es la marcada realidad de que la nariz de Caín está fuera de la articulación porque no tiene la aprobación de Dios. La fatal rivalidad entre hermanos se encuentra en este caso en el campo de la religión. No importa, una vez que insisto en ser el número uno, tengo que ser el número uno en todos los ámbitos. Es triste decir que si las restricciones de la cultura y el temor al sistema penal me abstiene del asesinato descarado, es improbable que me abstienen de la clase de odio que el Señor Jesús insiste que es del mismo orden moral que el asesinato (Mateo 5: 21-26). Así que mientras que los motivos de asesinatos son superficialmente muchos, en el fondo es uno solo: quiero ser dios. Y esa es la idolatría suprema.
2. En la Biblia, los inocentes son a veces asesinados. De esta manera, Abel es el hermano justo y sin embargo es el que es asesinado. Basado en esto, debemos reflexionar sobre dos cosas. En primer lugar, la Biblia es totalmente realista acerca de la horrible crueldad y la injusticia del pecado. En segundo lugar, ya de modo de anticipación, reconocemos tranquilamente que la definitiva reparación y justicia son posibles, Dios tiene que intervenir y las cuentas pueden ser finalmente saldadas después de la muerte.
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