Por el amor de Dios, volumen 1/10 de mayo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 132 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Jaime Duran
10 DE MAYO
Números 19; Salmos 56—57; Isaías 8:1—9:7; Santiago 2
Las MONEDAS AMERICANAS tienen las palabras “En Dios confiamos.” En nuestra era pluralista, es razonable responder, “Cuál Dios? Aún si la respuesta fuera sin ambigüedad el Dios de la Biblia, mucha gente, sospecho, pensaría en ésta confianza de manera propia o mística. Es dolorosamente fácil pensar en Dios como un tipo de intuición religiosa, una sensibilidad piadosa, o con una percepción muy vaga de lo que esto realmente representa.
David se encuentra bajo tales delirios. Dos veces en el Salmo 56 su descripción acerca del Dios en quién el confía, implícitamente nos da alguna sustancia para la naturaleza de su confianza. David escribe: “Cuando estoy temeroso, confiaré en ti. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios yo confío; no temeré.
“Qué podría hacerme el hombre mortal?” (56:3-4, énfasis añadido). Nuevamente: “En DIOS, cuya palabra alabo, en el SEÑOR, cuya palabra alabo—en Dios yo confío; no temeré. Qué me puede hacer el hombre?” (56:10-11, énfasis añadido).
En ambos pasajes, David se aferra a que la confianza en Dios es la única solución a su temor: “Cuando estoy temeroso, confiaré en ti…en Dios confío; no tendré temor. . . en Dios confío; no tendré temor. Qué me puede hacer el hombre?” La inscripción del salmo revela que David lo escribió brevemente después de la terrible experiencia en Gad (1 Sam 21:10-15). Mientras huía de Saúl, David se ocultó en territorio Filisteo y estuvo muy cerca de ser asesinado. Escapó al simular locura. Sin duda él había estado muy asustado, y en su temor el Confió en Dios, y halló la fortaleza de realizar un hecho que le salvó la vida.
Pero para nuestros propósitos, el elemento impactante en la confesión de David es la repetición de una clausula. Tres veces el menciona al Señor Dios cuya palabra yo alabo. En éste contexto, la palabra específica que evoca ésta descripción probablemente tiene algo que ver con por qué David podía confiar completamente bajo éstas circunstancias. El mayor candidato para lo que ésta “palabra” significa es que la alabanza de David es por la promesa de Dios de darle el reino y establecerlo como la cabeza de una dinastía. Sus circunstancias actuales son tan terribles que la falta de creencia parecería ser una garantía más obvia. Pero David confía en el Señor cuya palabra yo alabo.
Lo que nosotros necesitamos es fe en el Dios que habla, fe en el Dios qué está sólidamente establecido en lo que éste Dios que habla ha dicho. Luego, en medio de las circunstancias más terribles, podremos encontrar un profundo descanso en el Dios que no se retracta de su palabra. Transparentemente, tal fe está basada en las palabras reveladores de Dios.
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