Por el amor de Dios, volumen 1/12 de enero

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Sobre esta Traducción
English: For the Love of God, Volume 1/January 12

© The Gospel Coalition

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Por D.A. Carson sobre Vida Devocional
Capítulo 14 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1

Traducción por Arturo Valbuena M.


12 DE ENERO

Génesis 13, Mateo 12; Nehemías 2, Hechos 12

LA IMAGEN ES MUY BELLA. Jesús es tan sensible y gentil que cuando encuentra un “junco dañado” (Mateo 12:20), en lugar de romperlo sin pensar, lo une en la esperanza de que se vaya a restablecerse. Si la mecha de una vela se ha reducido a un carbón ardiente, en vez de apagarla, de tal modo que la apaga por completo, Jesús la sopla para reanudar las llamas. Se nos dice que Él actúa de esta manera “hasta que haga triunfar la justicia. En su nombre las naciones pondrán su esperanza” (12:20-21).

Las palabras han sido extraídas de Isaías 42:1-4, uno de los pasajes de “Siervos Sufridores” de Isaías. Mucha gente esperaba un Mesías que vendría con un poder decisivo e irresistible para traer justicia a la tierra, o por lo menos a Israel. Pero parece poco probable que muchas personas vincularon la venida del Rey con el prometido siervo de Isaías. Es por ello que la noción de un reino que amaneció en el contexto de la humildad y la bendición, y sujeto a la cuestión de juicio climático, fue tan inesperado. Sin embargo, aquí estaba Jesús, curando los enfermos del pueblo y luego advertencia de no decirle a la gente quién era (12:15-16). No es de extrañar que Mateo ve en esa conducta un cumplimiento directo de las hermosas palabras de Isaías.

Incluso los versos alrededor indican algo del mismo tema. Mientras Jesús sana a alguien en el día de reposo, sus oponentes tratan de matarlo para supuestamente romper el día de reposo (12:9-14), mientras que Jesús saca los demonios de una pobre víctima, sus opositores están dispuestos a señalarlo como el mismo diablo (12:22-28). Su aspereza, en el nombre de una supuesta ortodoxia, contrasta con su dulzura.

Además de las gran implicaciones cristológicas, este pasaje revela algo de la naturaleza del reino al cual los cristianos han sido atraídos, y por lo tanto la conducta que se nos exige. Por un lado, como Mateo ha dejado claro en el capítulo anterior, a los testigos de Jesús se les ha llamado a una audacia y valentía santa, una fidelidad firme al Evangelio que está dispuesto a soportar el ostracismo e incluso la persecución. Pero no mostraremos el tipo de “fuerza” que es difícil y dura, el tipo de rectitud que es irritante y condescendiente, la clase de valentía que es simplemente despiadada, el tipo de testimonio que despotrica y manipula. Seguimos al Señor Jesús, que dice a sus seguidores, “Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (11:29). Eso significa que también nosotros, al mismo tiempo, que proclamamos “la justicia a las naciones” (12:18), decidimos no pelear o gritar, mientras tocamos los platillos en las calles”.


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