Por el amor de Dios, volumen 1/12 de junio
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 165 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Luximar Arenas Petty
12 DE JUNIO
Deuteronomio 17; Salmos 104; Isaías 44; Apocalipsis 14
MOISÉS PREVÉ UNA ÉPOCA cuando la nación Israelita elegirá un rey (Deuteronomio 17:14-20). El no podía saber que siglos más tarde, cuando los israelitas primero pedirían por un rey, lo harían por los motivos equivocados, principalmente porque de esa manera ellos podían ser como las naciones paganas alrededor de ellos. El resultado fue Saúl. Pero esa es otra historia.
Si el pueblo ha de tener un rey, ¿qué clase de rey debe ser? (1) Debe ser la propia elección del Señor (17:15). (2) Debe ser un israelita, sacado “de entre tus hermanos” (17:15), no un extranjero. (3) No debe adquirir para sí mismo un gran número de caballos, es decir, acumular una gran riqueza personal y poder militar y especialmente si esto significa algún tipo de alianza con un poder como el de Egipto (17:16). (4) No debe tener muchas esposas (17:17). El problema no era simplemente la poligamia. En el antiguo Oriente Medio, mientras más poder tenía el rey más esposas tenia éste. Esta prohibición es por lo tanto un límite al poder del rey y una advertencia que muchas esposas probablemente llevará su corazón a desviarse (17:17). Esto no se debe a que las esposas intrínsecamente sean malvadas; un rey en la búsqueda de muchas esposas probablemente se casará con princesas y con la nobleza de los países vecinos y ellas traerán su paganismo con ellas. Dentro de ese marco, el corazón del rey se desviará. Eso es exactamente lo que le pasó a Salomón. (5) Tras ascender al trono, lo primero que el rey debe hacer es escribir para sí mismo, en hebreo, una copia de “esta ley”, ya sea el libro de Deuteronomio o el Pentateuco completo. Entonces él lo leerá cada día por el resto de su vida (17:18-20). Los múltiples propósitos de esta tarea son explícitos: que él pueda reverenciar al Señor su Dios, seguir todas sus palabras cuidadosamente y en consecuencia no considerarse mejor que sus conciudadanos y no apartarse de la ley. El resultado será una dinastía duradera.
No es difícil imaginar como toda la historia de Israel habría sido radicalmente diferente si estos cinco criterios hubiesen sido adoptados por cada rey que ascendió al trono de David. Sería casi un milenio y medio antes que ascendiera un rey en Israel que sería el siervo elegido por Dios, alguien “hecho semejante a sus hermanos en todo” (Hebreos 2:17), un simple artesano sin riquezas o poder, un hombre no seducido por la belleza o el poder o el paganismo (a pesar de las ataques más violentas del diablo), un hombre empapado en las Escrituras desde su juventud y quien siguiera cuidadosamente todas las palabras del Señor. ¡Cómo necesitamos ese rey!
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