Por el amor de Dios, volumen 1/16 de febrero

De Libros y Sermones Bíblicos

16 DE FEBRERO

Génesis 49; Lucas 2; Job 15; 1 Corintios 3

JESÚS CRECIÓ TOTALMENTE COMO UN nino judio. No sólo fue su linaje judío, tambien Davídico: legalmente, pertenecía a la casa real suprimida (Lucas 2:4). La política imperial fue divinamente manipulada para asegurar de que Jesús naciera en la antigua ciudad de David (2:1-4, 11). En el octavo día de su vida, fue circuncidado (2:21). En el momento oportuno, María y José ofrecieron un sacrificio en consonancia con la prescripción de la ley de lo que se requería de todo primogénito varón (2:22-24). "José y María," nos dicen, hicieron "todo lo requerido por la ley del Señor" (2:39). En los primeros días de la vida de Jesús, Simeón proféticamente abordó a Dios en oración, declarando que la venida de Jesús era "para la gloria de tu pueblo Israel" (2:32); Ana envejecida "dio gracias a Dios y hablaba acerca del niño a todos los que estabas esperando la redención de Jerusalén" (2:38). Cada año, José y María viajaron los largos kilómetros de Nazaret a Jerusalén para participar en la fiesta de Pascua, "según la costumbre" (2:41-42), unirse a decenas de miles de otros peregrinos; y por supuesto, Jesús fue con ellos, fue testigo de la matanza de miles de corderos de Pascua, oyó los coros del templo y recitó las escrituras antiguas. A la edad de doce años, la exposición constante de Jesús a la herencia de su pueblo y el contenido de sus escrituras, condujo a los intercambios extraordinarios que disfrutaba con los maestros del templo (2:41-52).

Nosotros no podemos comenzar a comprender las categorías en las que Jesús habló y actuó, las categorías en las que su vida y Ministerio, su muerte y resurrección, tienen significado, a menos que los encontremos en la Biblia hebrea antigua.

Pero eso no es todo lo que debemos decir. Esa misma Biblia no comienza con Abraham y los orígenes de los israelitas. Comienza con Dios, el origen del universo, la creación de los seres humanos teniendo la imagen de Dios, la rebelión miserable de la caída, los primeros ciclos de juicio y de perdón, la primera promesa de redención a venir. Sin duda, Pablo entendió que debe establecerse la larga historia de la Biblia de los judíos dentro de la historia aún más larga de la raza humana, y que incluso la vocación primera del hombre que es el antepasado de todos los judíos específica, que a través de él todas las Naciones de la tierra serán bendecidas (Gal.3; CF. Gen. 12). Aquí, al comienzo de la vida de Jesús, el mismo marco se presenta. Simeón alaba al Señor Soberano para permitirle vivir para ver a este bebé: "Porque han visto mis ojos tu salvación, que has preparado a la vista de toda la gente, una luz para revelación a los Gentiles y gloria a tu pueblo Israel" (2:31-32).