Por el amor de Dios, volumen 1/17 de abril

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Sobre esta Traducción
English: For the Love of God, Volume 1/April 17

© The Gospel Coalition

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Por D.A. Carson sobre Vida Devocional
Capítulo 109 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1

Traducción por Luximar Arenas Petty


17 DE ABRIL

Levítico 21; Salmos 26-27; Eclesiastés 4; 1 Timoteo 6

“UNA COSA HE PEDIDO AL SEÑOR, y ésa buscaré: que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para meditar en Su templo” (Salmo 27:4). Esta postura espléndida encuentra semejanzas en otros lugares. De esta manera en el Salmo 84:10-11 el salmista declara, “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad. Porque sol y escudo es el SEÑOR Dios; gracia y gloria da el SEÑOR; nada bueno niega a los que andan en integridad”.

Esto no es exactamente lo mismo que decir que el salmista desea pasar todo el tiempo en la iglesia. El templo era más que un edificio religioso, y las sinagogas aún no se habían inventado. Esta era una manera de decir que el salmista deseaba pasar todo su tiempo en la presencia y la bendición del Dios viviente del pacto, el Dios que soberanamente se ha manifestado a sí mismo en la ciudad que el había designado y el templo cuyo diseño básico el había estipulado. Esto necesariamente incluía toda la liturgia del templo y los ritos, pero no fue un sentido fino de la estética religiosa lo que impulsó al salmista. No es nada menos que un sentido abrumador de la gran belleza del Señor.

Sin embargo, hay dos conexiones adicionales que deben ser consideradas:

(1) El anhelo del salmista se expresa en términos de elección intencional: “y ésa buscaré” (27:4, cursivas añadidas); “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad” (84:10, cursivas añadidas). El salmista expresa su deseo y su preferencia, y en ambos casos su enfoque es el Señor mismo. En realidad no lo entenderemos a menos que en la gracia de Dios, compartamos ese enfoque.

(2) El salmista reconoce que hay abundante seguridad para él con esta actitud. Si bien es bueno adorar a Dios y deleitarse en su presencia, simplemente porque Dios es Dios, y él es bueno y glorioso, sin embargo al mismo tiempo, también es justo reconocer que nuestra propia seguridad está vinculada a descansar en Dios. David desea “contemplar la hermosura del SEÑOR, y buscarlo en su templo”, porque “en el día de la angustia me esconderá en su tabernáculo; en lo secreto de su tienda me ocultará; sobre una roca me pondrá en alto” (27:4-5). “Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios”, leemos, porque “sol y escudo es el SEÑOR Dios” (84:10-11).



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