Por el amor de Dios, volumen 1/28 de marzo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por D.A. Carson
sobre Vida Devocional
Capítulo 89 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1
Traducción por Gabriella Maldonado
28 DE MARZO
Éxodo 39; Juan 18; Proverbios 15; Filipenses 2
CUANDO PILATO LE PREGUNTA A JESÚS si él es o no "el rey de los judíos" (Juan 18:33), lo que a él le interesa saber es si Jesús representa algún tipo de amenaza política. ¿Es uno de estos nacionalistas, autoproclamados "Mesías" que tienen la intención de arrebatar autoridad de la superpotencia romana? Si es así, él debe sufrir una pena capital.
Cuando Jesús finalmente responde, su respuesta es como ninguna otra escuchada por Pilato: "mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis servidores pelearían para evitar mi arresto por los Judíos. Pero ahora mi reino es de otro lugar"(Juan 18:36). Alguien puede pasar mucho tiempo reflexionando sobre esta respuesta. Nos centraremos en cuatro puntos:
(1) El significado del reino no puede tener el sentido estático del Reino, como en "el Reino de Jordania" o "el Reino de Arabia Saudita." Significa que es algo más parecido al sentido de la dinámica de kingdominion, de la monarquía, para que Jesús se centre en lo que es su "Reino" o "de dónde es" es decir, cuál es el origen de su monarquía. Esto no significa que no hay ningún dominio de este kingdominion, ningún reino conectado con él. Sí lo hay, como lo veremos. Pero el foco aquí no es el uso del término. (2) Jesús dice que su reino "no es de este mundo"; es "de" otro lugar. En otras palabras, todos los reinos y los centros de fuerza política que los seres humanos construyen, trazan toda su autoridad a las realidades de este mundo. No, Jesús. Su reino, su autoridad gobernante, es "desde otro lugar" — y los lectores de este evangelio saben que eso significa que es del cielo, de Dios mismo.
(3) Es por eso qué sus siervos no lucharán. Su reino no avanza ni se convierte en un imperio de la misma manera en que los imperios del mundo alcanzan el éxito, es decir, inevitablemente con una gran cantidad de unidad militar. El Reino de Dios no avanza con ejércitos humanos y literales Guerrero-Santos. Uno desearía que aquellos que fomentaron las Cruzadas hubieran meditado un poco más sobre este texto. Al parecer, Pilato creyó al menos esta parte de lo que Jesús estaba diciendo y por lo tanto no lo veía como ninguna amenaza política (18:38).
(4) Pero esto no significa que Jesús no esté reclamando algo con respecto a los reinos de este mundo. Él insiste en que él es el Rey Jesús, aunque su fuente de autoridad no está en este mundo, y sus siervos no recurrirán a las armas para defenderlo. Sin embargo, vendrá el momento en que todos reconocerán qué él solo es el Señor de los señores y Rey de los reyes (Rev. 17:14; 19:16), y todos los reinos del mundo están destinados a ser de él (Rev.11: 15).
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