Por el amor de Dios, volumen 1/3 de noviembre

De Libros y Sermones Bíblicos

3 DE NOVIEMBRE

2 Reyes 16; Tito 2; Oseas 9; Salmos 126-128

LOS LIBROS DE REYES 1 Y 2, a pesar de que siguen la suerte de Judea e Israel (el reino del sur y norte, respectivamente, después de la división que siguió a la muerte de Salomón), ponen más énfasis en Israel, las diez tribus del norte. Más espacio está dedicado a los reyes de Israel que de Judá. Eventualmente, por supuesto, el reino del norte se desploma (véase la meditación de mañana), y luego toda la atención se centra en el sur. En comparación, las Crónicas 1 y 2 relatan más o menos la misma historia, pero a su vez el centro de atención sobre todo en el sur del reino de Judea.

Incluso en Reyes 2, sin embargo, una atención considerable a veces se centra en uno de los reyes de Judea. Así es en Reyes 2 16. En general, los reyes del norte se depravaron más rápidamente que en el sur. En el sur, muchos reyes se describen como el seguidores del Señor, pero no como lo había hecho David. En el norte, muchos se describen como seguidores de los pasos de Jeroboam, hijo de Naba-t, que hizo pecar a Israel. Pero de vez en cuando surge un rey muy malo o estúpido en el sur. Y tal es Acaz.

Religiosa y teológicamente, Acaz fue un desastre. “A diferencia de David, su padre, él no hizo lo correcto ante los ojos del SEÑOR su Dios. Él siguió los pasos de los reyes de Israel e incluso sacrificó a su hijo en el incendio, conforme a las tradiciones abominables de las naciones que el SEÑOR había expulsado antes de los Israelitas”(16:2-3). Políticamente no le fue mejor. Acosado por Israel y Siria al norte, el rey Acaz de Judá decidió despojar al templo de su riqueza y lo enviará al rey Tiglat- Pileser de Asiria. Asiria era la superpotencia emergente. El enviarle dinero era como una especie de tributo, con una petición para conseguir presionar a Siria e Israel con el fin de reducir la tensión sobre Judá, fue un poco como lanzar un trozo de carne a un cocodrilo. Puede estar seguro de que este cocodrilo querría más. Peor aún, el rey Acaz le gusto tanto Asiria que introdujo algunas de sus costumbres paganas en el servicio del templo. El miedo llevó Acaz hacia el poder pagano, y “la deferencia al rey de Asiria” (16:18) fomentó compromisos nuevos.

Contraste Ezequías, dos capítulos más adelante , quién, mientras se enfrenta a una amenaza mucho más seria de los asirios , provocada en gran parte a causa de la estupidez y la falta de fe de Acaz , no acepta compromiso sino que busca con diligencia el rostro de Dios . Allí descubre, de la misma manera que la experiencia de Moisés y de los padres de Israel, que Dios es capaz de defender a su pueblo contra los pocos o muchos - que es lo mismo para él.