Por el amor de Dios, volumen 1/7 de febrero

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Sobre esta Traducción
English: For the Love of God, Volume 1/February 7

© The Gospel Coalition

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Por D.A. Carson sobre Vida Devocional
Capítulo 40 del Libro Por el amor de Dios, volumen 1

Traducción por Joel Antonio Cáceres


7 DE FEBRERO

Génesis 40; Marcos 10; Job 6; Romanos 10

CONFIAR EN LA PROVIDENCIA DE DIOS no debe confundirse con sucumbir al fatalismo. No es un suspiro resignado de What will be, will be—“Lo que será, será.” José entendió esto (Gén. 40).

El relato del copero y del panadero del Faraón no nos dice cuál de los dos, si alguno, era en realidad culpable de algo; sólo nos dice cuál de los dos el Faraón decidió que era culpable. Incluso entonces, no se nos dice la naturaleza del crimen.

El enfoque, más bien, es en sus respectivos sueños, y en el hecho de que sólo José, de aquellos en prisión, es capaz de interpretar sus sueños. Las interpretaciones son tan dramáticas, y se cumplen de manera tan precisa, que su exactitud no puede ser cuestionada.

El mismo José no se hace ilusiones en cuanto a la fuente de sus poderes. “¿No son de Dios las interpretaciones?” pregunta él (40:8). Incluso frente al Faraón, donde podría haberse esperado que sesgara sus explicaciones solo un poco a fin de mejorar su propia reputación, José más tarde insistirá, aun más enfáticamente, que él mismo no puede interpretar sueños; sólo Dios puede hacerlo (41:16, 25).

Sin embargo, a pesar de esta inquebrantable lealtad a Dios, a pesar de esta sincera confesión acerca de sus propias limitaciones, a pesar de la total tenacidad e integridad de su conducta bajo sufrimiento injusto, José no confunde la providencia de Dios con fatalismo. El punto es demostrado en este capítulo de dos maneras.

Primero, José está bastante preparado para contarle su aprieto al copero (el sirviente que será liberado en tres días y restaurado en la corte) con la esperanza de poder ser liberado (40:14-15). La fe de José en Dios no significa que él pase a ser totalmente pasivo. Él actúa abiertamente para ejercer mejoras en sus circunstancias, siempre y cuando dicha acción tenga la estampa de integridad.

Segundo, cuando describe brevemente las circunstancias que lo llevaron a prisión, José no esconde el tremendo mal que le fue hecho. Insiste en que fue "hurtado de la tierra de los hebreos" (40:15). El punto era importante ya que la mayoría de los esclavos se hacían esclavos debido a circunstancias económicas. Por ejemplo, cuando alguien caía en bancarrota, se vendían a sí mismos en esclavitud. Pero eso no era lo que había pasado con José, y quería que el Faraón lo supiera. Él era una víctima. Además, incluso durante su vida como esclavo en Egipto “nada había hecho allí para que le pusieran en la cárcel”—lo cual, por supuesto, significa que se encontraba encarcelado injustamente. Por lo tanto José no confunde el gobierno providencial de Dios con la aprobación moral de Dios.

El Fatalismo y el Panteísmo no tienen una forma sencilla de distinguir lo que es de lo que debe ser. El teísmo bíblico y robusto nos anima a confiar en las bondades del Dios soberano y providencial, mientras confronta y se opone al mal que tiene lugar en este mundo caído.


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