Purificados para servir al Dios vivo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Conciencia
Una parte de la serie Hebrews
Traducción por Liliana Bourguet
Hebreos 9:1-14
1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. 2 Porque el tabernáculo) estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro la mesa y los panes de la proposición. 3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; 5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle. 6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; 7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo; 8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. 11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Esto es antiguo y extraño y ajeno para mí
Es casi inevitable que la gente que vive en el mundo moderno de computadoras y jets y televisión y antibióticos, lea estos versículos con un sentido de tremenda extrañeza. Ese no es mi mundo, lo sentimos aun cuando no lo decimos. Cuando uno lee sobre algo antiguo y extraño y culturalmente ajeno a su mundo actual, uno tiene tres opciones (por lo menos) para lidiar con la diferencia y la distancia que uno siente con lo antiguo y lo extraño:
- Uno puede decir: “El mundo de este texto es tan antiguo y tan extraño y tan ajeno, con sus tiendas y altares y sacrificios de animales y contaminación de ceremoniales y lavamientos, que no tienen relevancia alguna para mi vida hoy. Por eso las voy a ignorar y voy a tratar con cosas más contemporáneas."
- O uno puede decir: •”Bueno, las verdades que realmente importantes en la vida no son las verdades históricas sino las verdades eternas que están más allá de la historia, de esta manera, en cada generación, estas verdades son expresadas de una manera o de otra en el mundo. Voy a buscar algunas de estas verdades eternas de esos extraños tiempos antiguos de los sacerdotes y de los rituales y de los sacrificios y de la contaminación de ceremoniales. Tal vez mi vida se enriquecerá de alguna manera al conectarme con el ámbito eterno a través de estas prácticas antiguas.
- O uno puede decir: “Yo creo que Dios gobierna la historia y se revela progresivamente al mundo por la manera en la que él guía la historia de un período al otro. Sí, los períodos antiguos del plan de Dios en la historia son extraños y ajenos, pero no son irrelevantes. Cada período sucesivo ayuda a interpretar el próximo y arrojar luz sobre lo que Dios está haciendo en el presente. Y sí, hay verdades eternas que podemos aprender de períodos antiguos y extraños de la historia pero esto no es todo lo que Dios está haciendo. La historia no es solamente una sombra irreal del cielo. Dios mismo viene a la historia y hace cosas. Y nosotros no podemos simplemente tomar distancia y tratar de ver símbolos de las verdades eternas: tenemos que llegar a ser parte de lo que Dios está hacienda en la historia si vamos a ser salvos y vivir con él para siempre."
Por qué es relevante, a pesar de ser extraño para nosotros
Permítame mostrarle a través de estos versículos por qué pienso que la opción 3 es la manera en la que deberíamos responder a la extrañeza y rareza de este texto. Los versículos 1 al 7 establecen lo que este autor quiere que veamos. Describen el antiguo período de la historia y la manera en la que el pueblo de Dios adoraba en él. Versículo 1: había un “santuario terrenal.” Versículo 2: este santuario o tabernáculo tenía una parte exterior llamada “lugar santo”, con un candelabro una mesa y pan. Versículos 3 al 5: detrás estaba el Lugar Santísimo con un altar con un cofre con reliquias santas y un querubín tallado sobre el altar. El versículo 6 describe a los sacerdotes que entraban continuamente a la parte externa del tabernáculo y el versículo 7 describe al sumo sacerdote entrando al Lugar Santísimo solamente una vez al año para hacer expiación por los pecados del pueblo. En otras palabras, en este temprano período de la historia, extraño y ajeno, el camino a Dios era muy limitado. Su presencia fue sellada detrás de la tienda exterior. Sólo era posible acercarse a Él una vez al año en la expiación y sólo el sumo sacerdote podía ir y él tenía que ir con sangre, incluso sangre por sus propios pecados.
Ahora cuando llegamos al versículo 8, el autor comienza su interpretación de este antiguo período de la historia con sus métodos extraños y raros. Él dice: “dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 9 Lo cual es símbolo para el tiempo presente." Aquí tenemos una clave tremendamente importante de cómo él quiere que nos relacionemos a este período extraño y distante de la historia. Él dice que la primera parte del tabernáculo es simbólico del “tiempo presente”. (versículo 9a).
En otras palabras, el ritual en este tabernáculo y la manera en la que queda entre el adorador y la presencia de Dios son características del “tiempo presente.” Tenga en cuenta: él no está diciendo que este ritual antiguo, extraño y ajeno es irrelevante. Y él no está diciendo que la historia no es importante y que todo lo que importa es encontrar verdades eternas en el simbolismo de todo esto. Él dice que este tabernáculo y estos mobiliarios y este ritual sacerdotal tienen que ver directamente con el tiempo, con un período de la historia. Él lo llama “el tiempo presente”. Este tabernáculo es un “símbolo del tiempo presente.” (Versículo 9a).
“El tiempo presente”
Pero, ¿cuál es el “tiempo presente” que él tiene en mente? Y ¿qué tiene que ver con nuestro tiempo presente?
Sigamos leyendo y escuchándolo explicar a qué tiempo se refiere y cómo los tiempos estaban cambiando aun cuando él escribió el texto. Versículo 9b: “según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10 ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.” Aquí hay otra referencia al tiempo y al mover de Dios en la historia.
Comparemos la referencia del versículo 9a con la referencia del 10b. En el versículo 9a él dice que el tabernáculo en la parte exterior con sus mobiliarios y ministerio que separaba al pueblo del Lugar Santísimo y la presencia de Dios era simbólico del “tiempo presente”. Entonces él dice en los versículos 9b y 10 que todos estos rituales externos que se relacionan con la comida y la bebida y los lavamientos son válidos solamente “hasta el tiempo de reformar todas las cosas” (“corregir las cosas”, “el nuevo orden”). Por eso la pregunta es: “¿cuándo ocurre esta transición en las historia?” ¿Cuándo el “tiempo presente” del versículo 9 da lugar a la “reforma” o al “nuevo orden” del versículo 10?
El punto principal del libro de Hebreos es decir que la venida de Cristo, el Hijo de Dios al mundo es el final de “el tiempo presente” de la manera antigua, extraña y ajena de relacionarse con Dios y el comienzo de “la reforma” cuando Cristo mismo reemplaza al sumo sacerdote y al templo y a la sangre de los animales y a los rituales de comidas y bebidas. Éste es el punto principal del libro de Hebreos.
La manera de pensar acerca de lo antiguo y extraño y ajeno no es decir que es irrelevante o decir que es solo una sombra de las verdades eternas, sino es decir que en ese antiguo período de la historia, bajo el soberano diseño de Dios, todo apuntaba a un nuevo período de la historia que comenzó con Jesús, período en el que nosotros vivimos. Y el antiguo período arroja mucha luz sobre el significado del nuevo período.
¿Por qué él llamó al antiguo, extraño y ajeno período de la historia “este tiempo presente” si él vivió después de la muerte y resurrección de Jesús? Creo que la respuesta completa está dada en Hebreos 8:13 que realmente introduce a esta sección entera: “Al decir [refiriéndose a la voz de Dios en Jeremías 31:31]: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer. " ¿Usted ve lo que él mismo ve? Él se ve a sí mismo en el tiempo de transición de lo viejo lo nuevo. El viejo sistema de relacionare con Dios a través del ritual y el sacrificio y el sacerdote y el tabernáculo, “se envejece, está próximo a desaparecer.” Y el nuevo orden, la “reforma” ha sido inaugurada en Cristo y está reemplazando lo viejo. Muy pronto el templo de Jerusalén sería completamente destruido y el sacerdocio complete y el sistema de sacrificios terminaría hasta estos días. Por eso usted y yo vivimos en este período nuevo, “la reforma”, como él lo llama. Ahora ¿por qué esto es importante? ¿Por qué es tan relevante para nosotros en nuestra era computarizada de los jets y la velocidad, esta edad de los antibióticos y las soluciones seculares para todo?
¿Cómo puede la gente con conciencia sucia acercarse a Dios?
Esto es relevante porque hay una cosa en la que la vida moderna y el progreso científico y las terapias psicológicas y los descubrimientos médicos no han hecho lo más mínimo para resolver. Y esto es: ¿de qué se trata la obra de Dios en este “tiempo de reforma” y este texto? Se trata de cómo la gente con una conciencia sucia puede acercarse a Dios.
No es sorprendente que al pasar una noche aislados frente a nuestra computadora, adictos a trabajo o la pornografía o los video juegos, el tema al fin y al cabo, no sea la maravilla de la tecnología o la ciencia; el tema es éste: ¿cómo puedo acercarme a Dios cuando me siento tan sucio y cómo puedo acercarme a mi esposa y a mis hijos con un amor transparente, cuando mi conciencia está tan corrupta? (Y si usted no usa las computadoras, escoja su propio pecado: las novelas de la televisión, las novelas románticas, las páginas de bolsa de valores, música que adormece el espíritu, etc.)
¿No es sorprendente que los problemas básicos de la vida nunca cambian? Las circunstancias cambian pero los problemas básicos no cambian. Somos humanos y tenemos conciencias que dan testimonio a nuestra pecaminosidad con testimonios de culpa real. Y nosotros sabemos que lo que nos mantiene lejos de Dios no son las manos sucias o las telas con polvo o la distancia que nos separa del altar o el sacerdote. Lo que nos separa de Dios es el pecado como un eco en una conciencia que condena.
Dios ha resuelto ese problema
Por eso el nuevo período de tiempo, en el que vivimos, es relevante. De esto se trata el nuevo período: Dios ha hecho algo en la historia (no en un ámbito de ideas sin tiempo) que resuelve el problema más profundo que tenemos en el mundo moderno. El viejo periodo, el antiguo pacto, solo apuntaba a la solución pero no resolvía el problema. Observe las diferencias entre el antiguo “tiempo presente” y “el tiempo de la reforma” de acuerdo a lo que leído en los versículos 11-14.
Pero cuando apareció Cristo (eso es la inauguración del “tiempo de la reforma” y el final del “tiempo presente”) como sumo sacerdote de las buenas cosas que iban a venir (que de hecho ahora han llegado a través de su muerte y resurrección), Él entró a un tabernáculo más grande y más perfecto, no hecho de manos, es decir, no de esta creación y no a través de la sangre de cabras o terneros, sino a través de Su propia sangre, Él entró en el lugar santo de una vez y para siempre (el verdadero tabernáculo en el cielo), habiendo obtenido la redención eterna (no una anual). Porque si la sangre de cabras y toros y las cenizas de una becerra que rocían a los que han sido corrompidos, santifican para la limpieza de la carne (esto es, el ceremonial de limpieza) ¿cuánto más la sangre de Cristo, que a través de su eterno Espíritu se ofreció a Sí mismo sin culpa para Dios, no limpiará su conciencia de obras muertas para servir al Dios viviente?
En el antiguo período de la historia, el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo una vez por año, llevando la sangre de animales (versículo 7). ¿Por qué tenía que hacer eso? Porque la sangre se refería a la muerte de un animal y la muerte de ese animal tomaba el lugar de la muerte del sacerdote y el pueblo. Dios consideraba que la sangre del animal era suficiente para la limpieza de la carne, el ceremonial de la impureza.
Pero ¿qué pasaba con la conciencia culpable del sacerdote y del pueblo? La sangre de ningún animal podía limpiar eso. Ellos lo sabían (ver Isaías 53 y Salmo 51). Y nosotros lo sabemos. Por eso, en el “tiempo de la reforma” viene un nuevo Sumo Sacerdote, Jesús el Hijo de Dios, con un sacrificio mejor, su propio sacrificio. El versículo 9:14 dice que toda la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, estaban involucrados en esto. “El cual mediante el Espíritu eterno (el Espíritu Santo) se ofreció a sí mismo (el Hijo) sin mancha a Dios (el Padre).” El resultado es que todos los pecados de su pueblo del Antiguo Pacto fueron cubiertos por la sangre de Jesús Los sacrificios de animales anunciaban el sacrificio final del Hijo de Dios y la muerte del Hijo alcanzó para cubrir los pecados de todos los pecados del pueblo de Dios del período antiguo del tiempo y hacia adelante para cubrir los pecados de todo el pueblo de Dios en el nuevo período del tiempo.
El problema es el mismo para el pueblo antiguo y para la gente moderna
Así que aquí estamos, en tiempos modernos, la era de la ciencia, de los viajes espaciales, el correo electrónico, los transplantes de corazón, las respuestas instantáneas, los bípers, el número 911 de emergencias y nuestro problema es fundamentalmente es el mismo de siempre: nuestras conciencias nos condenan y nos hacen sentir inaceptables delante de Dios. Estamos alienados de Dios. No nos sentamos lo suficientemente buenos para venir delante de Él. Y no importa lo distorsionadas que estén nuestras conciencias, la verdad es que no somos lo suficientemente buenos como para venir a Él.
Podemos cortarnos a nosotros mismos o tirar a nuestros niños al río sagrado o dar un millón de dólares para una entidad benéfica o servir comida para Acción de Gracias o adoptar cientos de formas de penitencias o auto flagelarnos y el resultado será el mismo: la mancha permanece y la muerte aterroriza. Nosotros sabemos que nuestra conciencia está contaminada: no con las cosas externas como tocar un cadáver o un pañal sucio o un trozo de cerdo. Jesús dice que lo que sale del hombre es lo que contamina no lo que entra (Marcos 7:15-23). Estamos contaminados por actitudes como el orgullo y la autocompasión y la amargura y la lujuria y la envidia y los cellos y la codicia y la apatía y el temor. El versículo 14 dice que estas cosas son “obras muertas”, es decir que no tienen vida espiritual en sí mismas. No surgen de la nueva vida, vienen de la muerte y llevan a la muerte. Por eso nos hacen sentir sin esperanza en nuestras conciencias.
La única respuesta
La única respuesta para estos tiempos modernos, así como para cualquier otra época es la sangre de Cristo. Cuando su conciencia se levante y lo condene: ¿adónde irá? Hebreos 9:14 le da la respuesta: vaya a Cristo. Vaya a la sangre de Cristo. Vaya al único agente que puede limpiarlo en el universo que puede darle alivio en la vida y paz en a muerte.
¿Cuánto más la sangre de Cristo, que a través de su Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará su conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?
Lo urjo en esta mañana, venga a Cristo, venga ahora a Cristo y reciba el regalo gratuito que él compró por un precio infinito: el regalo del perdón perfecto y de la limpieza perfecta.
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