Si Dios Quiere Que Sea Feliz, ¿Por Qué Tengo Tanto Sufrimiento?

De Libros y Sermones Bíblicos

La siguiente es una transcripción editada del audio.

Enfermedades crónicas, matrimonios difíciles, perder un hijo —¿Dios no quiere que sea feliz?

Dios definitivamente quiere que seas feliz a largo plazo e infinitamente, y profundamente ahora en y a través de esas circunstancias.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? (Romanos 8:31-32)

Eso dice que, dado que Dios pagó el precio infinito de Su Hijo por ti, ¿no será ciertamente capaz de proporcionarte todo lo que necesitas?

Y luego pasa a decir: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez,” —digo, ¡estas son cosas difíciles!— “o peligro, o espada? Como está escrito: ‘Por causa de Ti somos muertos todo el tiempo’” (8:35-36).

Entonces tienes persecución y asesinato de cristianos. Y luego dice: “Antes, en” —en— “todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó”.

Lo que creo que “más que vencedores” significa para tu felicidad es que un vencedor tiene a sus enemigos tendidos a sus pies. Tienes angustia, hambre, desnudez, peligro, espada, persecución, y ahí están, vencidos a mis pies. Más que vencedores significa que no solo están a mis pies. Me están sirviendo. No solo están encadenados en prisión. Me están sirviendo. Mi persecución, mi hambre, mi desnudez, mi pérdida —tan dolorosas y tristes como son— son mis siervos. Dios los obra todos juntos para mi bien.

Ahora ese bien que Él obra en y a través de ellos es la base de mi felicidad. No es la circunstancia. Hay bastantes lágrimas. Jesús fue “Varón de dolores, experimentado en quebranto”. Pablo dice: “entristecidos, mas siempre gozosos”.

Creo que Pablo siempre estaba llorando y siempre estaba feliz. ¿Cómo podría no estar llorando? Estaba tan golpeado. Su espalda debe haber parecido un trozo de gelatina la mayor parte del tiempo porque tenía estos cinco-veces-treinta-y-nueve-latigazos azotados en la espalda y luego sanó de muchas maneras disparejas. Entonces este hombre vivió con un aguijón en la carne, probablemente en la espalda, en los ojos, en la mente. Y tenía enemigos a su alrededor. Y él dijo: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”.

Entonces sí, Dios te quiere feliz. Pero no lo hace con las circunstancias. Lo hace consigo mismo. Lo hace con el evangelio. Y lo hace en y a través de las circunstancias.

Este es un llamado a la fe —gran fe— de que Dios es bueno, Dios es para nosotros, y Dios está usando todas estas cosas para nuestra felicidad profunda ahora y nuestra felicidad perfecta e inmaculada para siempre en el siglo venidero.