Socorrer a los que son tentados
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Karina Cappelletti
“Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados.” (He. 2:18).
- Hebreos 2:18
En el texto que estudiamos ayer, el autor de Hebreos dio a Jesús el título de "Sumo Sacerdote" por primera vez, y se enseñaba que Jesús ejercía el sacerdocio de manera fiel y misericordiosa. Hoy examinaremos otro beneficio que proviene de Cristo al asemejarse a nosotros en todos los aspectos.
Al asemejarse a nosotros en todo sentido implica necesariamente soportar tentación permanente, ya que, casi desde el principio de la creación, la humanidad ha tenido que enfrentarse a la tentación de pecar. En 2:18, el autor de Hebreos nos dice explícitamente que Cristo sufrió cuando fue tentado. Esto confirma dos cosas. En primer lugar, vemos que la tentación vino a Cristo. En segundo lugar, estas tentaciones fueron reales, porque Él sufrió mientras las soportaba.
Que Cristo haya sido tentado no es difícil de creer. En varias partes del Nuevo Testamento dice que Cristo experimentó la tentación. La más conocida de ellas es probablemente su encuentro directo con Satanás que se produjo justo antes del comienzo de su ministerio terrenal (Mateo 4:1–11). Sin embargo, a veces puede ser difícil de creer que estas tentaciones fueron reales. Pero Hebreos nos dice lo contrario, Cristo fue sometido a tentaciones reales porque Él sufrió mientras las superaba.
A diferencia de nosotros, Cristo venció cada una de las tentaciones que experimentó. Nunca cedió al pecado (He. 4:15). Algunos han dicho que como Cristo nunca pecó, en realidad nunca experimentó la humanidad completa. Sin embargo, esa noción asume falsamente que el pecado es inherente a la humanidad en nuestro diseño original. En Génesis 1:31 se deja en claro que en nuestro estado original éramos buenos y, por lo tanto, libres de pecado.
Algunos también han dicho que debido a que Cristo nunca pecó, en realidad Él nunca conoció tentación. Sin embargo, sólo porque Cristo nunca pecó, eso no significa que Él sabe poco de la tentación. Cristo tuvo que vencer todas Sus tentaciones para permanecer libre de pecado, y Su victoria sólo refuerza la realidad de Su tentación. Cristo fue plenamente consciente del peso de la tentación de maneras que nosotros no nos imaginamos porque Él sufrió tentaciones cada vez mayores y nunca cedió ante ellas. Porque en todas las circunstancias Cristo resistió el pecado hasta el fin, ¡Él conoció la tentación incluso mucho más profundamente que nosotros!
Y en Su gracia, recibimos los beneficios de la perseverancia de Cristo contra el pecado. Él es capaz de ayudarnos cuando somos tentados. Cuando confiamos en su Palabra, presencia y poder, nosotros también podemos vencer la tentación.
Coram Deo
Cristo nunca pecó de ninguna forma, manera o aspecto - ni hubiese podido. Su fidelidad hasta la muerte significa que podemos recibir la salvación. También significa que podemos vencer la tentación, incluso antes de verlo en gloria. Recuerden que Cristo tiene poder para ayudar en la tentación y le permitirá vencer el pecado si confía en él.
Pasajes para un estudio más profundo
Gn. 39:1–12
Sal. 119:11
1 Co. 10:13
1 P. 2:21–25
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