Un Sacerdocio Inmutable
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Mas Éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable” (Heb. 7:24).
- Hebreos 7:23-24
Aquellos de nosotros que vivimos bajo el nuevo pacto estamos en una posición mucho mejor en esta tierra que cualquiera que vivió bajo el antiguo pacto. Tenemos todo lo que Dios ha escogido revelar mientras que los creyentes anteriores tenían el Antiguo Testamento. Tenemos el Espíritu derramado en nuestras vidas de una manera mucho más grande de la que se vivió bajo el antiguo pacto. Ya no tenemos que esperar a que la redención se cumpla, sólo tenemos que esperar su aplicación total a nosotros y al cosmos.
Quizás la mayor ventaja que tenemos bajo el nuevo pacto es que tenemos un Sumo Sacerdote eterno. No tenemos que lidiar con un sacerdocio levítico incapaz de perfeccionarnos (Heb. 7:11). Más bien, tenemos un Sumo Sacerdote perfecto, uno del orden de Melquisedec, que está sentado a la diestra del Padre y cuya obra nos hará santos (vv. 20-22).
A veces es difícil para nosotros tener en mente la obra sacerdotal de Cristo. La razón principal de esto es que gran parte de ella es realizada en los lugares celestiales, sin ser vista por el ojo humano. Es en el templo celestial donde Cristo hace Su obra de intercesión y donde Él hace a la esperanza de nuestra salvación un ancla segura para nuestra fe (6:19-20). Así como es difícil para nosotros tener en mente la obra sacerdotal de Cristo, así también era difícil para el público original de esta epístola. Ellos fueron tentados a regresar al sacerdocio levítico, porque era algo que podían ver y tocar.
El público original de Hebreos necesitaba recordársele de la grandeza de la obra de Cristo. Necesitaban esta epístola para que pudieran comprender la grandeza del sacerdocio de Cristo. La ausencia de Cristo hizo tentador el olvidar que Él se levantó de entre los muertos y ahora continúa como un Sumo Sacerdote para siempre (7:17).
En 7:23-24 se nos recuerda una vez más la eternidad del sacerdocio de Cristo. El versículo 23 nos dice que cuando la muerte vino a los sacerdotes de la antigüedad, su tiempo en el oficio terminaba. Esto no es así con Cristo, cuya muerte fue precisamente lo que Le hizo apto para ocupar tal oficio (2:10; 5:8). A diferencia de los sacerdotes levitas, la historia de Cristo no terminó con Su muerte. Más bien, Su resurrección y ascensión comprueban que Él permanece para siempre. Cristo es nuestro Sumo Sacerdote eterno y perfecto (7:24). Cualquier deseo de volver a los tiempos del Antiguo Testamento o de que sean restablecidos los servicios del templo pierde el punto que éste Jesús, del orden de Melquisedec, es el Sumo Sacerdote final y eterno.
Coram Deo
Con el templo todavía en pie en Jerusalén, fue difícil para el público original de Hebreos creer que Cristo trajo su necesidad a su fin. Pero la verdad no depende de si algo es fácil de creer o no. Pídale a Dios que aumente su fe en Su Palabra, aún cuando diga cosas que a veces son difíciles de comprender totalmente.
Pasajes para Estudio Adicional
1 Sam. 2:35
Jer. 30:10-22
Juan 12:34
Ap. 5:9-10
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