William Wilberforce y los Iniciadores del Amor
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre el Evangelismo
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Leí recientemente una gran historia sobre William Wilberforce, el político cristiano inglés que trabajó hace unos 200 años para derribar el comercio de esclavos en Gran Bretaña. Ilustró lo que sucede en tus relaciones con la gente cuando ves al mundo como Jesús lo ve. Wilberforce estaba rodeado de personas que estaban endurecidas en contra de la fe personal en Cristo por causa de las formalidades de sus iglesias y sus internados nominalmente cristianos. Pero la manera de él de ver el mundo era que ellos tenían una gran necesidad de la fe personal en Cristo como su Salvador.
Así que mantenía una lista de personas con las que hablaba acerca de la fe personal, con ideas sobre cómo abordarlas. Lo que realmente me impactó en esta historia fue que Wilberforce a menudo pasaba una hora después de cenar pensando en cómo podría desarrollar lo que llamó “iniciadores” —aperturas en la conversación con amigos para “iniciar” una discusión de la fe. ¿No es eso notable? Pensé que las cosas eran más fáciles hace doscientos años. Tal vez no. ¿Alguna vez has luchado con “iniciadores naturales”? Tú no estás solo. Se ha hecho durante siglos. Un apunte en su diario muestra cómo reflexionó acerca de cómo llegar a las personas:
[El Sr.] S… y su esposa: ¿Qué libros [están] leyendo? Darles los mejores —Los Sermones de Walker. Llamar a la Sra. S. y hablarle un poco. Prestarle el último sermón de [su pastor, John] Venn. Educación de sus hijos, para preguntarles. Oración, etc. Su venida algún domingo a [la iglesia de] Battersea Rise para oír a Venn. Llamar a menudo y ser amable. (Citado de Murray Pura y Donald Lewis, “Sobre la simetría espiritual: La devoción cristiana de William Wilberforce”, en Alive to God, editado por J.I. Packer y Loren Wilkinson, [Downers Grove, IL, InterVarsity Press, 1992], p. 185.)
A veces le preocupaba que no era eficaz. Pero parece que a menudo él comunicaba más de lo que pensaba. Una historia dice que
Una vez, después de hablar durante un tiempo con un amigo enfermo, “Lord N…”, Wilberforce estaba consciente de que no había abordado la cuestión de la religión. Otro amigo entró y le preguntó al enfermo cómo estaba. Lord N… respondió: “Tan bien como puedo estarlo, con Wilberforce sentado aquí y diciéndome que me voy a ir al infierno” (página 185).
Así que aquí hay un estadista de clase mundial, que trabajó durante décadas en el frustrante y secular negocio de la política para derribar el tráfico de esclavos en Gran Bretaña, tomando tiempo con un amigo para advertirle de una realidad que nunca habría visto si no hubiera aprendido de Jesús cómo ver al mundo de una manera totalmente diferente.
Con el eco de la Semana de Misiones y 2000 para 2000 todavía sonando en nuestros oídos, seamos como William Wilberforce. Preocupémonos de la situación de los oprimidos ahora. Y preocupémonos aún más de la opresión eterna del juicio y el infierno. Si amamos a la gente, seamos como Wilberforce y pasemos tiempo pensando en “iniciadores”. Entonces iniciaremos con oración y dependencia del Espíritu Santo, sabiendo que Él y solo Él puede abrir los ojos del corazón de la gente para ver la gloria de Dios en Cristo.
Iniciando contigo,
El Pastor John
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