¿Acaso Israel Tropezó Para Caer?

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Sobre esta Traducción
English: Did Israel Stumble in Order That They Might Fall?

© Desiring God

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Por John Piper sobre Historia Redentora
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written

Traducción por Desiring God


Romanos 11:11-16
Digo entonces ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ninguna modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos. 12 Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más será su plenitud! 13 Pero a vosotros hablo, gentiles. Entonces, puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, 14 Si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a alguno de ellos. 15 Porque si el excluirlos a ellos es la salvación del mundo, ¿Qué será su admisión sino vida de entre los muertos? 16 Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas.

Antes de concluir la enseñanza de hoy, quiero hablarles sobre dos aplicaciones:

1.Sobre cómo la herencia de las promesas de Abraham, por el pueblo de Cristo, causa celos a Israel.
2.Sobre cómo la representación de la soberanía de Dios en Romanos 11, nos ayuda a confiar en sus propósitos, que a veces son totalmente indirectos.

Contenido

¿Quiénes Son Ellos en la Pregunta: “¿Acaso [Ellos] Tropezaron Para Caer?”?

Pero primero observemos detenidamente en un conjunto de versículos: ¿Quiénes son ellos en el versículo 11: “Digo entonces ¿Acaso [ellos] tropezaron para caer?”? Para conocer quiénes son, leamos los versículos precedentes: Romanos 11:7-10:

Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado [en este versículo, Pablo hace referencia al Israel de forma general, al Israel étnico unificado, como un pueblo que no ha logrado alcanzar una posición correcta delante de Dios]. Los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos [por tanto, cuando Pablo se refiere a “los demás” también está hablando del Israel unificado: ellos fracasaron en obtener una posición correcta delante de Dios y en su lugar, fueron endurecidos. Aquí vemos el tropiezo al que Pablo se refiere en el versículo 11 cuando pregunta: “¿Acaso tropezaron para caer?” Esta generación de Israel tropezó, salvo los escogidos. El pueblo de forma general está perdido]”. [Ahora veamos los versículos 8-10:]“Tal como está escrito: "Dios les dio un espíritu de estupor, ojos con que no ven y oídos con que no oyen, hasta el día de hoy”. 9 Y David dice: “Su banquete se convierta en lazo y en trampa, y en piedra de tropiezo para ellos[es decir, tropiecen con su mesa llena de abundancia, y sean doblegados por generaciones, llevando la carga de la ley, hasta que la carga les sea quitada (11:25)] 10Oscurézcanse sus ojos para que no puedan ver y dobla sus espaldas para siempre”.

En otras palabras, cuando Pablo se refiere a ellos en el versículo 11 (“¿Acaso [ellos] tropezaron para caer?”), está hablando del Israel étnico unificado, que en general, está en una condición de endurecimiento continuo y perdición, de generación en generación. Como dice Romanos 9:3 son “anatemas” y están “separados de Cristo”.

¿Acaso Israel Tropezó para Caer?

Entonces, ¿cuál es la respuesta a la pregunta de Pablo en el versículo 11 (“Digo entonces, ¿Acaso tropezaron para caer?”)? Pablo responde: “¡De ningún modo!”. Cito estas palabras para expresar que el propósito de Dios con el endurecimiento y el tropiezo de Israel, no es el abandono final de todo Israel. Creo que aquí tenemos la idea general del versículo 11: “¿Acaso tropezaron para caer?”. Respuesta: el tropiezo condujo a la perdición y al juicio de algunas generaciones de Israel, pero la perdición final y el juicio sobre el pueblo de forma general, no es el propósito de Dios. Ese no fue el propósito del endurecimiento expresado en el versículo 7.

Esta verdad se hace más evidente a medida que leemos los versículos 11 y 12: “Digo entonces, ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo!”. Ese no es el propósito de su tropiezo. Entonces, ¿cuál es? Pablo responde en el versículo 11b: “Pero por su transgresión [por su tropiezo] ha venido la salvación a los gentiles”. El propósito de Dios con relación a la incredulidad, al endurecimiento, y al rechazo del Mesías por parte de Israel es que la salvación pueda llegar a los gentiles.

Dos Representaciones Bíblicas del Propósito de Dios con Respecto al Pecado, la Incredulidad y el Endurecimiento

Sé que para muchos es difícil hablar del propósito de Dios con respecto al pecado y al endurecimiento. Pero mantenga en su mente estas dos representaciones bíblicas:

1.La historia de José cuando fue maltratado por sus hermanos y vendido a Egipto; porque el propósito principal de la historia es: “Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tomó en bien” (Génesis 50: 20).
2.La crucifixión de Jesús, porque fue un acto pecaminoso y fue planeado por Dios (Hechos 4:27). Dios siempre está llevando a cabo más de una obra. Endurecimiento, sí, pero mucho más, por medio del endurecimiento, del tropiezo y de las transgresiones, Dios está guiando la historia de manera que las naciones gentiles puedan recibir salvación.

La Enseñanza de Jesús Sobre el Rechazo de Israel y la Salvación de los Gentiles

Varias veces en su enseñanza, Jesús mencionó este rechazo. Por ejemplo: Después que narra la parábola de los labradores malvados, donde el dueño de la viña envía a su propio Hijo a buscar los frutos de su Padre y los labradores lo matan, Jesús dice que, finalmente, Dios quitará a estos labradores y “arrendará la viña a otros labradores que le paguen los frutos a su tiempo” (Mateo 21:41). Jesús lo interpreta de esta manera: “Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos” (Mateo 21:43). En otras palabras, la transgresión de Israel al rechazar al Mesías, ocurrió para que Dios diera el reino (la herencia de Israel) a los que le siguen.

Jesús lo dice nuevamente en Mateo 8:11-12. Después de ver la fe del centurión gentil, Jesús le dice a los que le seguían: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente [o sea, gentiles] y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12 Pero los hijos del reino [la mayoría de Israel] serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”. Así que Israel está endurecido, y los gentiles están entrando en el reino. La salvación está llegando a todas las naciones.

Así sucedió durante toda la época del libro de los Hechos. Por ejemplo, en Antioquia de Pisidia, el mensaje de Pablo y Bernabé fue rechazado, y el efecto fue una poderosa misión entre los gentiles: “Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valor y dijeron: “Era necesario que la palabra de Dios os fuera predicada primeramente a vosotros; más ya que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles […] Oyendo esto los gentiles se regocijaban y glorificaban la Palabra del Señor; y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna” (Hechos 13:46, 48; 18:6; 28:19-20).

El tema que Pablo explica en Romanos 11, que puede no estar muy claro en estos otros textos, es que la extensión del evangelio a los gentiles no vino fortuitamente a causa de la transgresión de Israel (como si hubiera tomado a Dios desprevenido y por tanto, no lo hubiera planeado). En su lugar, Dios tenía preparado un plan divino. Versículo 7: “Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles”. Fue Dios quien los endureció. Y fue el endurecimiento —la transgresión (v.11b) — lo que trajo la salvación a los gentiles. Esta la insondable sabiduría de Dios desarrollada en la historia y mostrada en Romanos 11.

El Propósito del Endurecimiento: La Salvación a los Gentiles

Quizá usted puede ver el propósito del endurecimiento con más claridad en Romanos 11:30-32:

Pues así como vosotros [gentiles] en otro tiempo fuisteis desobedientes a Dios, pero ahora se os ha mostrado misericordia por razón de la desobediencia de ellos [Israel, ese es el propósito del versículo 11: “Por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles”], 31 así también ahora estos [Israel] han sido desobedientes, para que[propósito] por la misericordia mostrada a vosotros [gentiles], también a ellos les sea mostrada misericordia. 32 Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia [aquí está el propósito irrefutable que resume todo el capítulo] para mostrar misericordia a todos.

Entonces, nuevamente hacemos la pregunta del versículo 11:

¿Acaso tropezaron para caer? [¿fue ese el propósito?] ¡De ningún modo! [entonces, ¿cuál fue el propósito?] Pero por su transgresión ha venido la salvación a los Gentiles.

El propósito divino del endurecimiento, la transgresión y el rechazo de Israel fue la salvación de la plenitud de los gentiles. El endurecimiento tiene un propósito misericordioso. Él los encerró en desobediencia (los endureció) para que alcanzaran misericordia (versículo 32).

El Propósito del Endurecimiento: El Celo y la Salvación de Israel

Los métodos de Dios parecen aún más inescrutables al final del versículo 11. ¿Fue el rechazo definitivo, el propósito de su tropiezo? ¡No! El propósito fue concebido de tal manera que, “por su transgresión ha venido [pudiera venir] la salvación a los gentiles”. Y luego, sorprendentemente, añade: “para causarles celos [a Israel]”. Aquí vemos un propósito que encierra otro propósito: El endurecimiento y la transgresión de Israel están diseñados para traer salvación a los gentiles. Y la salvación a los gentiles está diseñada para causar celos a Israel. ¿Para qué? Para que Israel se vuelva y reivindique a su Mesías, y se convierta en parte de la iglesia de Jesucristo.

El Propósito del Endurecimiento: El Regreso de Cristo y la Resurrección de los Muertos

Y si pensamos que ese es el clímax del plan de Dios en la historia redentora (la salvación de los gentiles y de Israel), el versículo 12 nos deja nuevamente atónitos con un propósito más:

Y si su transgresión [la de Israel] es la salvación del mundo [como hemos visto: planeada por de Dios], y si su fracaso es riqueza para los gentiles [como es, específicamente, la salvación], ¡cuánto más será su plenitud!

El propósito de Dios referente a la transgresión de Israel es la salvación para los gentiles. Y su propósito en cuanto a la salvación de los gentiles es causar celos a Israel, para que despierte ante la grandeza de Cristo y acepte a su Mesías.

Y luego, Pablo añade que el propósito de la salvación de todo Israel (“su plenitud”) es aún más grande. Un suceso glorioso prosigue a la plenitud de los gentiles y la plenitud de Israel. El versículo 15 dice cuál es:

Porque si el excluirlos a ellos [Israel] es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión sino vida de entre los muertos?

Cito este texto para expresar que cuando esté completada la misión de Dios a los gentiles y el endurecimiento de Israel sea quitado, entonces el Señor vendrá, los muertos resucitarán, y entraremos en el reino con un gozo eterno.

Ahora, este tema es muy profundo y estoy seguro de que a algunos les resulta difícil. Así que permítame concluir con las dos aplicaciones que mencionamos al principio.

Propósitos del Celo de Israel a Causa de la Salvación de los Gentiles

Primero, considere los propósitos por los que Dios tiene la intención de provocar celos a Israel a causa de nuestra salvación gentil. Versículo 11:

Por su transgresión [la de Israel] ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos”.

¿Cómo podemos comprender este propósito de Dios?

Pienso que una de las claves es entender y considerar el hecho de que la iglesia de Jesucristo es el Israel verdadero y que nosotros los cristianos gentiles heredaremos todas las promesas de Israel por la fe en el Mesías, Cristo Jesús. Tenemos que entender esta realidad y meditar en ella. Si nuestros amigos judíos están siempre (por gracia) sintiéndose celosos de que heredamos sus promesas, todo el espíritu de nuestra reciprocidad debería ser como el del padre hacia el hijo mayor [parábola del hijo pródigo, Lucas 15:11-32]: «Venga, disfrute de la fiesta. ¡Usted pertenece aquí!»

Pablo, en Efesios 2:12-13 y 19, explica esta manera cómo los gentiles se apropian de la herencia de las promesas a Israel:

Recordad [gentiles] que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa […] 13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo […] 19 Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios.

Por la fe en Jesucristo, el Mesías, hemos sido hechos verdaderos judíos (Romanos 2:28-29), Gálatas 3:7, “Por consiguiente, sabéis que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham” (Veamos Gálatas 3:16).

¡Deberíamos regocijarnos en esta verdad! ¡Bethlehem: el Israel de Dios! (Gálatas 6:16) Todos los pactos, todas las promesas son para nosotros (y para todo el que un día confíe en el Mesías). Todas las promesas de Dios son sí en Jesucristo. Y estamos en Jesucristo solo por fe. Reconozca su herencia judía y gloríese en ella como hizo Pablo en los versículos 13b-14: “Puesto que yo soy apóstol de los gentiles, honro mi ministerio, si en alguna manera puedo causar celos a mis compatriotas y salvar a alguno de ellos”. Unámonos a Pablo en el disfrute de las promesas judías. Cuando estemos con personas judías en esta navidad, digamos: «Amo las descripciones de Cristo en su Biblia: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposa sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6)».

El Modo Indirecto de Dios para Proporcionar Misericordia

Y la última aplicación que me gustaría exponer es que Dios es soberano en el endurecimiento, en la transgresión, y en el fracaso de naciones enteras; y finalmente, su propósito (por su propia sabiduría inescrutable) es la misericordia. Ninguno de nosotros merece ser salvo. Pero Dios, mediante la fe en Cristo, está juntando un pueblo de todas las naciones del mundo. Y un día la misericordia triunfará sobre el endurecimiento de Israel, y esta nación, por la fe en Cristo, obtendrá su propia herencia.

A nosotros puede parecernos un modo sumamente indirecto para proveer misericordia a Israel y a las naciones. Pero no somos Dios. Él sabe qué clase de historia debe ocurrir para mostrar la plenitud de su sabiduría y su misericordia, en contraste con el trasfondo de su justicia e ira.

Considero que esta verdad debería mantenernos fieles y pacientes, aún cuando parezca que la incredulidad tiene ventaja. Dios está insondable e inescrutablemente en control. Y todo obrará para misericordia a aquellos que confían en Cristo.


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