¿Amaremos a Cristo Salvadoramente al Final de 1999?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Fe
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Sé que “salvadoramente” es incómodo. Pero ¿cómo harías la misma pregunta planteada por 1 Corintios 16:22? ¿“El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema.”? Si no amamos a Cristo, no seremos salvos. Así que debemos amar “salvadoramente”. ¿O cómo harías la misma pregunta planteada por Mateo 24:12-13? ¿“Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”? El amor puede enfriarse y morir. Ese no es un amor que “persevera hasta el fin” y es “salvo”. De nuevo, debemos amar “salvadoramente”. Pero ¿cómo sabes que amarás salvadoramente hasta el final de este año, y mucho menos hasta el final de tu vida?
Encontré ayuda para esto en un libro de 350 años de Thomas Shepard, el fundador de la Universidad de Harvard y un pastor en Cambridge, Massachusetts, que había sido exiliado de Inglaterra como puritano. El libro se titula La Parábola de las diez vírgenes —635 páginas de ricas meditaciones bíblicas sobre la diferencia entre dos tipos de cristianos —el real y el falso: las vírgenes con aceite que entran con el Novio, y las vírgenes sin aceite que están excluidas de la fiesta de bodas de la eternidad.
Una sección se titula “La verdadera gracia salvadora en los corazones de los creyentes nunca puede fallar”. Lo grandioso de este libro y de esta sección es que están muy impregnados de la Escritura. El leer un libro como este es como leer la Biblia a través de los ojos de un gran santo que ha aprendido a empuñar la Palabra de Dios y ganar mil batallas.
Aquí hay un vistazo de cómo responde a nuestra pregunta. Él trata con un miedo tras otro que pueda quitar nuestra confianza en la perseverancia de nuestro amor por Cristo. ¿Le temes a Satanás? él pregunta, entonces considera Mateo 16:18 (“Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.) “No prevalecerá contra ti, sino que tú darás el último golpe y herida” (pág. 357).
¿Le temes al mundo y sus engaños? Él aconseja que consideres Mateo 24:24 (“Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”.) No es posible, sé fuerte. ¿Tienes miedo del mal o de las cosas buenas del mundo? Entonces considera a Juan 17:15 (“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”.) Jesús ha orado por ti para que el Padre te guarde del mal en el mundo. ¡Cuánto más de lo bueno peligroso!
¿Temes que tu pecado te separará de Dios? Considera Romanos 6:2 (“Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”) “Es un enemigo fuerte, pero herido, es un enemigo moribundo” (pág. 358). ¿Le temes al Señor porque has caminado indignamente de Él? Considera Mateo 12:20 (“La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio”.) “Oh, pues, reconfortaos contra esto en estos tiempos, que son días malos en declive, y bendice al Señor” (pág. 358).
Escribo esto en la víspera del año nuevo. Lo que Shepard me enseña es que el conocer la Palabra de Dios es esencial para pelear la batalla de la fe para permanecer enamorados de Jesús. Les ruego a todos: No asuman que el amor por Cristo es perpetuo. No lo es. Debe ser nutrido diariamente por la Palabra. En este mundo sus enemigos son innumerables. Pero la Palabra es mayor. Leámosla a menudo, estudiémosla profundamente, memoricémosla sabiamente y empuñémosla de manera decisiva contra cada enemigo del amor.
Tu compañero en la batalla por el amor,
El Pastor John
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