¿Juegas a ser feliz?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Marshall Segal sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Silvana Borghi
Caminas por cualquier librería en Estados Unidos y es probable que pienses que tenemos la felicidad al alcance de la mano.
Las tapas de los libros, una tras otra, prometen el secreto de una nueva alegría o profunda satisfacción a través de la venta de decenas de miles de copias. Hábitos, relaciones, alimentos, perdón, trabajo, ejercicio, minimalismo; usted puede elegir entre miles de recetas diferentes de felicidad. Incluso, si las personas realmente leen los libros o no, en todas las páginas se sugiere que somos ricos en felicidad.
Pero el secreto real es que, mientras estamos nadando en dinero, confort y diversión, y en incontables libros de felicidad; estamos aún hambrientos de ella. Todos los títulos nuevos que se publican anualmente no prueban que hemos descubierto qué nos hace felices. Son evidencia de apetitos. Miles de páginas de imágenes de tortas amontonadas frente a multitudes desmayándose por falta de comida.
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Morirse de hambre en el paraíso.
Hace al menos tres mil años, el profeta Isaías delineó una imagen (como si la hubiera posteado en Instagram) de nuestra hambre del siglo XXI, hambre espiritual y emocional. Advertía a quien quiera oír que quien se opusiera al Señor:
- Y será como cuando un hambriento sueña, y he aquí, está comiendo; pero cuando despierta, su hambre no ha sido satisfecha. O como cuando un sediento sueña, y he aquí, está bebiendo; pero cuando despierta, he aquí, está desfallecido, y su sed no ha sido aplacada. Así será la multitud de todas las naciones que combaten contra el monte Sion (Isaías 29:8).
El hombre hambriento tiene que dormir una siesta (o mirar Netflix por unas horas) sólo para tener un poco de alivio. La mujer sedienta, en sus momentos inconscientes se imagina a sí misma ahogándose en litros y litros de agua pura. El dolor la desgarra de su paraíso a medida que sus órganos se van secando y empiezan a fallar. ¿Experimentamos el tiempo suficiente con el Sueño Americano para verlo por lo que es? Pensamos que estamos viviendo la vida pero, ¿de verdad estamos esperando que suene la alarma? El Sueño Americano es aquí y ahora y, si queremos ser felices, tendremos que despertarnos.
Millonarios miserables
Si deseas saber el secreto de la verdadera felicidad, un corazón lleno de satisfacción, empieza por preguntarte por qué tienes un corazón. ¿Por qué te creó Dios? No estás vivo simplemente para disfrutar todo el placer y confort que puedas durante más o menos setenta años. Por eso los millonarios se suicidan.
No, en tanto vivas diez o setenta años, Dios ha llenado tu vida con mayor potencial que las bien pagadas celebridades, los ricos ejecutivos y los más exitosos atletas, pero solo si confías en Él. Todas las películas, invenciones, luminarias, campeonatos de desvanecerán y se olvidarán, probablemente, antes de que mueras.
Sin embargo, si abrazas lo que Dios desea que hagas mientras vives aquí, en la tierra, tu historia se contará por siempre, incluso si te ignorarann por décadas. Entonces encontrarás la clase de felicidad que la gente más feliz de Hollywood vendería todo por tener.
Él sabe cómo hacerte feliz
Tu felicidad no es acerca de ti mismo, no si quieres que dure más que unos pocos minutos. La felicidad se nos esconde cuando reducimos nuestro mundo a lo que queremos en el momento en lugar de vernos a nosotros mismos como parte de lo que Dios está haciendo a nuestro alrededor y a lo largo de la historia.
Dios dice: [Trae] a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho (Isaías 43:7). Si deseas ser feliz, da su vida a la razón por la cual Dios te dio la vida: su gloria. Porque Él te formó en las entrañas de tu madre; cada fibra, músculo, incluso en corazón (Salmo 139:13). Él conocía a cada uno de nosotros cuando no existía ni un solo de ellos (Salmo 139:16). Hace miles de años, Él sabía cada detalle de nuestro hoy en día. Él escuchaba cada uno de nuestros pensamientos, cada pregunta, cada tentación, cada deseo.
¿No piensas que él probablemente sabía qué nos haría felices? De ser así, Él tiene su propio libro de la felicidad. Es posible que no lo encuentres en la vidriera de una librería pero habrá vendido más copias que cualquier otro en la historia del mundo.
Fragmentos de júbilo
El rey David hizo la misma pregunta que todos los libros de Barnes & Noble también hacen: ¿Quién nos mostrará el bien? (Salmo 4:6). ¿Quién nos mostrará algo que nos haga felices? David responde su propia pregunta.
- ¡Alza, oh Señor, sobre nosotros la luz de tu rostro! Alegría pusiste en mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundan su grano y su mosto (Salmo 4:6-7).
Más gozo. Una vez que conoces a alguien que ha encontrado la felicidad que la comida y el alcohol (y el sexo los deportes, las compras y las redes sociales) no pueden producir, no te conformes con solo comida y alcohol. David otra vez escribe: Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre(Salmo 16:11). No cambies la plenitud de la alegría y los placeres para siempre por momentos de alegría y momentos de placer.
¿Realmente quieres ser feliz si escuchas acerca de esa clase de felicidad y sigues desviándote a otra cosa?
¿Eres feliz?
Lo que nunca leerás en estos libros mejor vendidos semanales sobre la felicidad es que la puedes encontrar cuando comienzas a vivir por Alguien más, por la gloria de tu Dios. Y, cuando comienzas a alcanzar el propósito por el cual has sido creado y que es glorificar a Dios, tu creador es cuando eres feliz en Él. Como dice John Piper «Dios se glorifica en nosotros cuando nosotros nos satisfacemos en Él» Cumples el propósito para el que fuiste creado, buscas la felicidad que no pudiste encontrar en ningún otro lugar y, quizás te olvides de ti mismo en el proceso.
¿Cómo sabes cuando has encontrado la felicidad por la cual fuiste creado? Lee el siguiente versículo del Salmo 4:6-7
- ¡Alza, oh Señor, sobre nosotros la luz de tu rostro! Alegría pusiste en mi corazón, mayor que la de ellos cuando abundan su grano y su mosto. En paz me acostaré y así también dormiré; porque sólo tú, Señor, me haces habitar seguro.
Duermes de manera distinta. En vez de escapar de la realidad del Sueño Americano, conoces la grandeza del gozo que encuentras en las profundas realidades. Cuando tu vida gira en torno de la gloria de Dios y tu tesoro se mide en el cielo, cuando tienes más júbilo que el resto del mundo, que solo tiene momentos de felicidad, tu alma también encuentra el más profundo y dulce descanso.
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