¿La regeneración precede necesariamente la conversión?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Thomas Schreiner
sobre Conversión
Una parte de la serie Article
Traducción por Katherine Selby
La respuesta a esta pregunta es “sí”, pero antes de explicar el porqué, hay que explicar brevemente lo que significan los términos “regeneración” y “conversión”.
La regeneración significa que uno nace de nuevo, o nace de lo alto (Juan 3:3, 5, 7, 8). El nuevo nacimiento es el trabajo de Dios, para que todos aquellos que nazcan de nuevo, también “nazcan del Espíritu” (Juan 3:8 VIE de la Biblia a partir de ahora). En cambio, como dice 1 Pedro 1:3, es Dios que “nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva” (1 Pedro 1:3). Los medios que utiliza Dios para dar la nueva vida es el Evangelio, porque los creyentes “habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece (1 Pedro 1:23; ver. Santiago 1:18). La regeneración, o cuando se nace de nuevo, es un nacimiento sobrenatural. De la misma forma que no podemos hacer nada para nacer físicamente – es algo que sucede de forma natural – no podemos hacer nada para provocar nuestro renacimiento espiritual.
La conversión sucede cuando los pecadores se vuelven a Dios para el arrepentimiento y la fe para la salvación. Pedro describe la conversión de los Tesalonicenses en 1 Tesalonicenses 1:9 “Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de vosotros, y de cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero”. Los pecadores se convierten cuando arrepienten sus pecados y se vuelven en fe a Jesucristo, confiando en el para el perdón de sus pecados el Día del Juicio.
Paulo sostiene que los incrédulos “estaban muertos en sus delitos y pecados” (Efesios 2:1; ver. 2:5). Estaban bajo el dominio del mundo, de la carne y del diablo (Efesios 2:2-3). Todo el mundo nace en el mundo como hijo o hija de Adán (Romanos 5:12-19). Por consecuencia, todo el mundo entra en el mundo como esclavo del pecado (Romanos 6:6, 17, 20). Sus voluntades sirven como esclavo de mal, y por lo tanto no tienen ningún deseo o intención de hacer lo correcto o de volverse a Jesucristo. Dios, sin embargo, a causa de su maravillosa gracia, “nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:5). Esta es la forma que tiene Pedro de decir que Dios ha regenerado su pueblo (ver. Tito 3:5). Sopló el aliento de vida en nosotros donde no existía ninguno, y el resultado de esta nueva vida es la fe, porque la fe es igualmente el “don de Dios” (Efesios 2:8).
Varios textos de 1 Juan demuestran que la regeneración precede la fe. Los textos son los siguientes “Si sabéis que Él es justo, sabéis también que todo el que hace justicia es nacido de Él” (1 Juan 2:29). “Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:9). “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios (1 Juan 4:7). Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al Padre, ama al que ha nacido de El (1 Juan 5:1).
Podemos hacer dos observaciones de estos textos. En primer lugar, en todos los casos el verbo “nacer” (gennaô) se utiliza en el tiempo presente perfecto, denotando una acción que precede las acciones humanas de practicar la justicia, evitar el pecado, amar y creer.
En segundo lugar, ningún evangélico diría que antes de que nazcamos de nuevo tenemos que practicar la justicia, porque ese punto de vista nos animaría a hacer justicia. Tampoco diríamos que al principio tratamos de no pecar, y después nacemos de Dios, porque ese punto de vista sugeriría que las acciones humanas nos hacen nacer de Dios. Tampoco diríamos que al principio mostramos un gran amor por Dios, y después nos hace nacer de nuevo. Está claro que practicar la justicia, evitar el pecado y amar son todos los resultados o las consecuencias del nuevo nacimiento. Pero si este es el caso, hay que interpretar 1 Juan 5:1 de la misma manera, dado que la estructura del versículo es lo mismo de lo que encontramos en los textos que se tratan de practicar la justicia (1 Juan 2:29), evitar el pecado (1 Juan 3:9), y amar Dios (Juan 4:7). Se deduce, entonces, que 1 Juan 5:1 nos enseña en primer lugar que Dios nos da nueva vida, y después creemos que Jesús es el Cristo.
Podemos ver esta misma verdad en Actos 16:14. Primeramente, Dios abre el corazón de Lydia y por consecuencia ella presta atención al mensaje proclamado por Pedro. De manera similar, nadie puede venir a Jesús con fe a no ser que Dios trabaje en su corazón para animarle a tener fe en Cristo (Juan 6:44). Sin embargo, todos aquellos a los que el Padre ha llamado, o los que el Padre ha dado al Señor, pondrán su fe en Jesús (Juan 6:37).
Dios nos regenera y después creemos, y por lo tanto la regeneración precede nuestra conversión. Por consecuencia, damos toda la gloria a Dios para nuestra conversión, porque cuando nos volvemos a Él, es completamente obra de Su gracia.
El Dr. Schreiner es profesor de la Interpretación del Nuevo Testamento al Seminario Bautista Teológico del Sur. Antes de 1997, llevó 11 años trabajando en la facultad del Seminario Teológico de Bethel. También ensenó el Nuevo Testamento a la Universidad Azua Pacific. El Dr. Schreiner, un académico Paulino, es autor y editor de los siguientes libros: Romansin the Baker Exegetical Commentary on the New Testament(Los Romanosen el Comentario Exegético sobre el Nuevo Testamento); Interpreting the Pauline Letters (Como Interpretar las Cartas Paulinas); The Law and Its Fulfillment: A Pauline Theology of Law (La Ley y su cumplimiento: Una teología Paulina de la Ley); The Grace of God, The Bondage of the Will (a two-volume set which he co-edited with Bruce A. Ware) (La Gracia de Dios, la Esclavitud de la Voluntad (una edición en dos volúmenes, lo que editó junto con Bruce A. Ware)); Women in the Church: A Fresh Analysis of 1 Timothy 2:9-15 (Las Mujeres en la Iglesia: Un Nuevo Análisis de 1 Timoteo 2:9-15); The Race Set Before Us: A Biblical Theology of Perseverance and Assurance (La Carrera por Delante: Una Teología Bíblica de la Perseverancia y la Seguridad); Paul Apostle of God's Glory in Christ: A Pauline Theology (El Apóstalo Paulo de la Gloria de Dios en Cristo: Una Teología Paulina.)
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