¿Por qué Dios no puede ser servido, pero ama servir?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Alabanza
Una parte de la serie Adora a Dios
Traducción por Desiring God
Pablo odiaba al cristianismo
Una de las partes más emocionantes de la Biblia es el libro de Hechos. Fue escrito por un médico llamado Lucas, quien viajó con el apóstol Pablo en sus primeros viajes misioneros y mantuvo un registro de lo que ocurrió y de lo que Pablo predicó. Pablo había vivido en Israel, y probablemente había visto a Jesús y conocido de su ministerio.
Sabemos que estuvo allí como testigo cuando Esteban, el primer mártir cristiano, fue apedreado hasta morir, no mucho después de la muerte de Jesús. Lucas nos dice que Pablo consentía con la muerte de Esteban. De hecho, Pablo odiaba al cristianismo porque pensaba que iba en contra de las leyes de Moisés, y que ningún buen judío, como él, podría ser cristiano; aunque Jesús mismo era judio y todos sus doce apóstoles eran judios, y casi toda la iglesia cristiana primitiva estuvo, durante muchos años después de la muerte y resurrección de Jesús, compuesta por conversos judíos.
Pero, repentinamente, la vida de Pablo fue trastornada por un encuentro con el Jesucristo resucitado. Tres veces Lucas nos cuenta esta historia en el libro de Hechos, sobre cómo Pablo iba de Jerusalén a Damasco, en Siria, cuando una luz brillante le derribó y cegó, y una voz le dijo: "¿Por qué me persigues?" (Hechos 9:4; 22:7; 26:14). Y Pablo respondió, "¿Quién eres Señor?" Y la voz respondió: "Yo soy Jesús a quien tú persigues". Durante tres días Pablo estuvo ciego y no comió ni bebió mientras batallaba con la magnitud de lo que estaba ocurriendo.
¿Por qué Pablo odiaba al cristianismo?
Aquí estaba un hombre que había dedicado toda su vida, hasta ese momento, a defender un camino de salvación, un camino de aceptación con Dios que básicamente decía: "Si quieres estar bien con Dios y tener vida eterna y gozo eterno con Él, entonces toma la ley de Dios, póntela como un buey lleva un yugo, y arrastra tu propio peso, y muestra a Dios que eres suficientemente bueno para ir al cielo". Ahora, Pablo había escuchado el mensaje de Jesús. Probablemente lo había escuchado directamente de la boca de Jesús mientras enseñaba en y alrededor de Jerusalén. Pero sabemos que lo escuchó de los primeros seguidores de Jesús como Esteban, y el mensaje que escuchó no era el camino de salvación que Pablo mismo predicaba como miembro de los fariseos.
El modo de estar a bien con Dios que Jesús ofrecía (y sus seguidores), era tan diferente que Pablo sentía que toda su vida estaba amenazado por él. Es por esto que odiaba la causa cristiana, y la perseguía con todo su poder (Hechos 9:1). Es por esto que iba a Damasco, para tomar presos a los cristianos y traerlos a Jerusalén para castigarlos. Si el mensaje de Jesús era cierto, entonces Pablo había dedicado su vida a un horrendo error.
Pero aquí estaba, ciego en Damasco, habiendo escuchado la voz de Aquel a quien él se oponía, al Jesucristo crucificado y resucitado. Toda su vida estaba en riesgo. Si esto fuera cierto, todo lo que había creído hasta entonces tendría ser ajustado y algo de ello debía ser radicalmente cambiado. Un hombre llamado Ananías vino a la casa donde se quedaba Pablo, porque Jesús le había dicho que fuera, y Pablo recibió nuevamente la vista, y se hizo creyente de Cristo. Y desde entonces fue uno los predicadores y maestros más poderosos que alguna vez tuvo la fe cristiana.
¿Qué hay de malo en el mensaje de salvación de los fariseos?
Ahora, la pregunta que quiero levantar en esta mañana es: ¿qué era tan diferente en el mensaje cristiano de salvación que amenazaba a Pablo y le hacía querer desarraigarlo? ¿Qué hay de malo en decir que la ley de Dios es como un yugo, y que usted se viste de ella, y se esfuerza moralmente en mostrar que es digno de estar en la presencia de Dios y de tener vida y gozo eternos? ¿No es esto lo que nos dicen nuestras consciencias: Dios es grande y santo y justo, y nosotros estamos llenos de pecado y cometemos muchos errores, y ni siquiera podemos hacer lo suficiente para satisfacer nuestras consciencias, mucho menos a Dios? Por tanto, ¿no debemos esforzarnos más, y llevar todo nuestro peso y ofrecer a Dios un mejor servicio? ¿Qué hay de malo en ello?
Esto es lo que quiero preguntar en esta mañana, para que podamos ver con claridad el significado del cristianismo en nuestras mentes, y ver cuán diferente es.
En el capítulo 17 del libro de Hechos, Lucas registra un sermón que Pablo dio en Atenas, mucho después de haberse convertido en maestro y apóstol cristiano. Aquí nos dice qué es tan diferente en la comprensión cristiana de Dios y en el modo cristiano para estar a bien con Dios y tener vida eterna. Permítanme leer todo el resumen de Lucas sobre el sermón de Pablo, y luego enfocarnos en solo uno o dos versículos.
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con los gentiles temerosos de Dios, y diariamente en la plaza con los que estuvieran presentes. También disputaban con él algunos de los filósofos epicúreos y estoicos. Y algunos decían: ¿Qué quiere decir este palabrero? Y otros: Parece ser un predicador de divinidades extrañas—porque les predicaba a Jesús y la resurrección.
Lo tomaron y lo llevaron al Areópago, diciendo: ¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza que proclamas? Porque te oímos decir cosas extrañas; por tanto, queremos saber qué significan. (Pues todos los atenienses y los extranjeros de visita allí, no pasaban el tiempo en otra cosa sino en decir o en oír algo nuevo.)
Entonces Pablo poniéndose en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, percibo que sois muy religiosos en todo sentido. Porque mientras pasaba y observaba los objetos de vuestra adoración, hallé también un altar con esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas; y de uno hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación, para que buscaran a Dios, si de alguna manera, palpando, le hallen, aunque no está lejos de ninguno de nosotros; porque en El vivimos, nos movemos y existimos, así como algunos de vuestros mismos poetas han dicho: “Porque también nosotros somos linaje suyo.” Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la naturaleza divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano.
Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos. Y cuando oyeron de la resurrección de los muertos, algunos se burlaban, pero otros dijeron: Te escucharemos otra vez acerca de esto. Entonces Pablo salió de entre ellos. Pero algunos se unieron a él y creyeron, entre los cuales estaban Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y otros con ellos.
Dios no es servido por manos humanas: malas noticias para los auto-suficientes
En ése mensaje, hay dos versículos que resaltan como la esencia de por qué Pablo había odiado este mensaje y se sentía tan amenazado por él. Versículos 24-25: "El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas". Ahora, esta es la peor y la mejor noticia en el mundo. "[Dios no] es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas".
Si usted se siente fuerte y auto-suficiente, y moralmente en sincronía con Dios, y puede servir a Dios y hacer contribuciones independientes a Dios y a Su obra, entonces escuchará una mala noticia cuando Pablo dice: "[Dios no] es servido por manos humanas, como si necesitara de algo”. En otras palabras, si este mensaje es verdadero sobre Dios, entonces las personas autosuficientes, quienes piensan que pueden negociar con Dios, están engañándose a sí mismas.
Esto es lo que amenazaba a Pablo en aquellos primeros días, y le hizo odiar al cristianismo. Él era un fariseo exitoso. Había tenido éxito en la religión y la moralidad, más que sus colegas (Gálatas 1:14; Filipenses 3:4-6). Toda su identidad dependía de servir a Dios con resolución y fuerza y rigor y efectividad y más que sus contemporáneos. Ésta era su identidad. De ello se jactaba y por ello se sentía importante. Y entonces llega un mensaje sobre Dios que dice: "[Dios no] es servido por manos humanas, como si necesitara de algo”. Bien, Pablo no escuchó una buena noticia aquí. Quedó destrozado. Toda su vida parecía ser en vano. ¿Para qué me he esforzado? Si Dios no puede ser servido, entonces, ¿para qué todo este estudio de la ley de Dios y todo este esfuerzo moral? Sería como dedicar toda la vida a hacer ejercicios aeróbicos para las piernas, solo para descubrir que el concurso final de la vida es el vuelo con ala delta, no correr.
Así que la autosuficiencia radical de Dios no llegó a Pablo como una buena noticia, no al principio. Quedó destrozado. Todos sus logros religiosos eran ahora cenizas.
Dios no es servido por manos humanas: buena noticia para los débiles
Pero, por otro lado, esta es la mejor noticia en todo el mundo, que Dios no "es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas". Si usted es débil y desamparado y pecador y sabe que para cualquier bien que haga necesita la ayuda de Dios, entonces esto viene a ser la mejor noticia en el mundo. Que Dios es el tipo de Dios que no puede ser servido, pero que ama servir. Su mensaje al mundo, el evangelio cristiano, no es un cartel de "se busca ayuda", sino de "ayuda disponible". Él no es servido, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas. A los que se sienten moralmente autosuficientes, esto es una mala noticia. Amenaza con remover el fundamento de nuestra jactancia. Pero para los que se sienten moralmente desesperados y sin esperanzas ante un Dios santo e infinitamente justo, esto es una buena noticia. Quizá un Dios que no me necesita esté dispuesto a ser para mí lo que yo necesito.
Pero me pregunto: ¿Hemos sacado demasiado de un par de versículos en la Biblia? ¿Es realmente esta la esencia del evangelio cristiano (que Dios no puede ser servido como si necesitara algo, sino que se deleita en servir a los que saben que necesitan misericordia)?
Confirmación en las propias palabras de Jesús
Permítanme mirar otro versículo en las Escrituras con ustedes, para confirmar que estamos en el centro mismo del evangelio cristiano. El versículo en que pienso viene de Jesús mismo, y se encuentra en el Evangelio según Marcos (10:45). Dice así: "Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos".
Aquí tenemos a Jesús diciéndonos por qué vino al mundo. Este es el reclamo cristiano fundamental: Cristo, el Hijo de Dios vino al mundo para volverse Hijo de Hombre y vivió entre nosotros. ¿Por qué? ¿Vino a reclutar obreros y siervos para Dios? ¿Vino como el empleador de una compañía que explora en una feria de una universidad, a fin de encontrar jóvenes brillantes, dispuestos, que le ayuden a mantener a flote y próspera a su compañía?
No, no fue por eso que vino. Las palabras de Jesús son claras como el cristal: "el Hijo del Hombre vino para ser servido. . ." No vino porque nos necesitara. Dios no es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, tampoco Su Hijo, el Hijo del Hombre. Es la misma idea. Dios no es servido y Jesús no es servido, como si necesitaran algo. Jesús no vino porque nos necesitara, sino porque nosotros le necesitábamos a Él.
Específicamente, ¿cómo le necesitamos? Hay cientos de modos en los que le necesitamos. Pero Él nos dice el modo principal en el resto de este versículo: "Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos". Lo que necesitábamos más que todo era alguien que muriera en nuestro lugar. Porque la Biblia dice: "la paga del pecado es muerte". Cuando somos honestos con nosotros mismos, sabemos que hemos rechazado y ofendido muy profundamente a Dios. Él no ha tenido el lugar primordial en nuestras vidas. Ni siquiera el segundo, o tercero, o cuarto. Y sabemos que esta es una gran ofensa en Su contra. Y estamos en peligro de muerte a causa de Su justo juicio.
Así que no estamos en posición de servirle, o impresionarle en modo alguno con nuestras habilidades o hazañas morales. Somos, en esencia, rebeldes; y Dios no es Rey amado, honrado, y atesorado en quien debiéramos haber confiado. Somos cautivos del pecado, y estamos destinados a un justo juicio. Es por esto que nuestra mayor necesidad no es la salud, o la riqueza, o la restauración matrimonial, o el trabajo, o los hijos obedientes. Nuestra mayor necesidad es alguien que muera en nuestro lugar y nos rescate del castigo y poder del pecado, de modo que escapemos del juicio de Dios y entremos a la vida eterna.
Así que Jesús dice: "Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos". Jesús es la Persona que necesitamos más que cualquier otra necesidad. Dios envió a Su único Hijo a pagar lo que nunca podríamos pagar: un precio de rescate infinito a causa de una deuda infinita con Dios debido a nuestro pecado. Solo el Hijo de Dios podía pagarlo. Sólo Él es infinito.
Así que la increíblemente buena noticia en esta mañana es que Dios es tan grande y tan autosuficiente que no puede ser servido como si necesitara de algo, y Su hijo Jesucristo es tan grande y valioso que Su muerte en nuestro lugar es un rescate suficiente para pagar toda nuestra deuda con Dios. El asunto es: ¿lo creeremos? y, ¿recibiremos el servicio de Dios a nosotros como el don más precioso en el mundo? Creer. Recibir No servir. Ésa es la postura de una persona que está bien con Dios. Dios nos justifica mediante la muerte de Su Hijo en nuestro lugar, y nosotros recibimos esa justificación, esa paz y aceptación y esperanza, no mediante las obras para Dios, sino mediante la confianza en Su obra para nosotros.
¿Qué significa ser cristiano?
¿Qué es, entonces, la vida cristiana? ¿Qué significa ser cristiano? ¿Cómo vive un cristiano? Bueno, no significa ser bautista. No significa ser luterano, católico, metodista, o presbiteriano. Esas etiquetas no hacen que alguien sea cristiano. Ser cristiano significa levantarse en la mañana y decir de corazón: Jesús, eres mi Salvador, mi Rey, mi Amigo, mi Tesoro, mi Esperanza, mi Gozo, mi Guía, mi Protección, mi Sabiduría, mi Abogado, mi Fuerza. Te necesito, te amo, confío que serás todo éso para mí hoy. Sé que me has dado músculos y una mente y una voluntad. Sé que tu intención es que yo los use para actuar en modos justos, amorosos, y que honren a Dios. Pero me has mostrado que, sin Ti, mi voluntad es rebelde, mi mente está entenebrecida, y mis músculos obedecen a la voluntad rebelde y a la mente entenebrecida.
Y por eso, Señor Jesús, te necesito cada día. Obra hoy para mí, no porque lo merezca, sino porque tú pagaste mi rescate. Sírveme, para someter mi voluntad, de modo que yo ame lo que Tú amas, y me goce en hacer Tu voluntad; sírveme para traer luz a mi mente, de modo que yo piense la verdad y Te vea por quien eres: infinitamente valioso y bello. Y sírveme para que mi cuerpo Te magnifique sea en vida o muerte. Éso es lo que significa ser cristiano.
La buena noticia en esta mañana no es que Dios ofrece guardarnos de la muerte o el sufrimiento. No lo hace. La buena noticia es que Dios obra para quienes esperan en Él (Isaías 64:4), incluso en el sufrimiento y en la muerte. Él perdona todos nuestros pecados, quita toda nuestra culpa, lleva toda nuestra condenación mediante la muerte de Jesús. Y en el lugar del pecado y la culpa y la condenación, Dios obra para nosotros, Él se hace nuestro Siervo, no solo en la cruz, sino cada día de nuestras vidas. Nos persigue con bondad y misericordia. Hace que todas las cosas cooperen para nuestro bien, incluso las más difíciles. Nunca nos deja o desampara, para que podamos decir con toda confianza: "El Señor es el que me ayuda; no temeré. ¿Qué podrá hacerme el hombre? (Hebreos 13:6). Y al final Él nos lleva seguros en medio de la muerte, y nos trae al hogar celestial y a la vida y gozo eternos. Y allí también nos servirá. Nunca abandonará Su gloriosa posición de autosuficiencia infinita como fuente desbordante de vida y gozo.
Su última palabra a usted en esta mañana es (Mateo 11:28-30):
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera
Los yugos de fe y obediencia son fáciles y ligeros, porque, incluso cuando él los pone sobre nosotros, es Él quien los carga. "No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10).
Bendición:
Ahora, que el Dios de paz, quien dio a Su Hijo como rescate por muchos mediante Su sangre, les equipe en cada buena obra que hagan para Su voluntad, obrando para nosotros y en nosotros lo que es agradable delante de Él, mediante Jesucristo, a quien sea la gloria eternamente y para siempre. Amén.
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