¿Puedes soportar la incertidumbre?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Mariana Ramirez
La incertidumbre es algo difícil de soportar. Queremos saber de dónde vendrá la provisión, si moriremos debido a una enfermedad, como serán nuestros hijos al crecer o si aún tendremos un trabajo el próximo mes.
Pero como vemos en Lucas 9:57-578 LBLA, Jesús deja claro que sus discípulos deben de ser capaces de soportar la incertidumbre si lo quieren seguir.
“Te seguiré a dondequiera que vayas”.
Estoy seguro de que quien haya hecho esta declaración pública a Jesús la hizo de manera sincera. Seguramente lo escucharon predicar y realizar milagros increíbles. Así como la fama de Jesús creció, también creció el número de los que quieran ser sus discípulos.
Lo que esta persona pudo no haber sabido es que, en ese momento Jesús no tenía casa.
Jesús y su grupo viajaban de Galilea hacia el sur. Se había decidido en ir a Jerusalén, donde su propósito era morir. Pero para llegar ahí debía pasar por Samaria.
En ese entonces había enemistad entre los judíos y samaritanos. Para ser precisos, los samaritanos no querían a los judíos. Eran el resultado de siglos de matrimonio y sincretismo religioso entre judíos y los antiguos conquistadores gentiles de Israel.
A través de los siglos los samaritanos desarrollaron su propia versión de las escrituras y construyeron su propio templo en su propia montaña. Sus creencias eran distorsiones defectuosas del judaísmo ortodoxo. Por lo tanto, los judíos “no tenían tratos con los samaritanos” (Juan 4:9 LBLA) y viceversa.
Pero Jesús se había hecho un poco de nombre entre los samaritanos. Para un judío, Jesús hablaba con y sobre los samaritanos con amabilidad y compasion sin precedentes. De hecho, en el pueblo de Sicar habló con una mujer de reputación cuestionable y como resultado ella y muchos otros de ese pueblo creyeron que Jesús era el Mesías (Juan 4:1-42).
Sea como fuere, Jesús fue rechazado en un pueblo samaritano cuando intentó buscar alojamiento ahí. Si su rostro estaba orientado hacia Jerusalén, no era bienvenido.
Esto realmente marcó a los discípulos. Los samaritanos no solo eran herejes, sino que también eran ingratos. Santiago y Juan querían borrar el pueblo del mapa.
Pero Jesús no había venido a juzgar el mundo. Él había venido a salvarlo (Juan 12:47). Así que simplemente siguió su camino sin un lugar en el que pasar la noche.
Entonces, cuando un fan que le adoraba anunció su deseo de seguirlo a cualquier parte, Jesús desglamorizó las cosas un poco respondiendo, “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Lucas 9.58).
Dios no nos dice cómo respondió esa persona porque lo importante es la pregunta: ¿Puedes soportar la incertidumbre? ¿Puedes soportar el no saber cómo Dios va a proveer para tus más urgentes necesidades y aún así confiar en que lo hará?
Esa es una pregunta con la que Jesús quiere que todos sus discípulos batallen. Existirán momentos en los que no sabremos de donde va a venir la provisión. Las circunstancias se verán precarias, a veces presagiosas y amenazantes. Los planes fallarán. Las personas nos decepcionarán. Puede que nos rechacen o no entiendan nuestra misión. Si estas cosas le pasaron a Jesús, no debería sorprendernos cuando nos pase a nosotros. No debemos enojarnos cuando suceda. Debemos tener en cuenta que Jesús reprendió a Santiago y Juan por su respuesta (Lucas 9:55).
Jesús no quiere que seamos gobernados por el miedo en esos momentos. Él quiere que seamos gobernados por la fe. La razón es que la incertidumbre es solo una aparente incertidumbre. Nuestro futuro, provisión y triunfo final son seguros para Dios. Él tiene todo el conocimiento, poder, recursos, y deseo de cambiar todo para bien para aquellos que lo aman y son llamados por Él. (Romanos 8:28).
Las temporadas aparentemente inciertas suelen ser los momentos de Dios más poderosos que experimentamos. A menudo ponen a Dios más en exhibición que otras temporadas, demostrando que Dios existe y recompensa a los que lo buscan (Hebreos 11:6).
Así que si estás en una de esas temporadas, anímate. Seguramente estás experimentando lo que significa tener un Dios que “obrara a favor del que esperaban en Él” (Isaías 64:4).
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