¿Qué está en juego en tus emociones?

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Sobre esta Traducción
English: What’s at Stake in Your Emotions

© Desiring God

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Por John Piper sobre Hedonismo Cristiano
Una parte de la serie Message Excerpt

Traducción por Juan David A. Aquino Márquez


Transcripción de audio

Cuando el salmista Asaf clama en el Salmo 73: 25–26:

"¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
   Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,
   pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre."

no hay palabras que puedan glorificar a Dios más que éstas. Me pregunto si ustedes lo creen. Experimentar a Dios como tu porción deseada tan fuerte, intensa, profunda, e integralmente que todos los otros bienes terrenales se vuelven como nada, glorifica a Dios más que cualquier otra emoción o condición del corazón. Jesús nos dió una parábola corta que dice así:

"El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre descubrió y luego escondió. Y con regocijo va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo." (Mateo 13:44)

Noten que no dice que el reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo, por el cual un hombre vende todo lo que tiene para comprar ese campo. Es mucho más radical que eso. La gente vende cosas. Las personas hacen todo tipo de sacrificios por todo tipo de motivos ulteriores, sin deleitarse en el tesoro, sin tener la sensación de satisfacción en Jesús.

Jesús corta con todo esto. En su alegría él vende todo lo que tiene. Te dejo mi anillo de bodas. Te dejo mi patrimonio. Te dejo mis libros Te dejo mi archivo de sermones. Tómalos. Yo me quedo con Jesús. Hay millones y millones de cristianos que piensan que son cristianos, y que no piensan así, no sienten esto. Es una decisión tomada. Es un compromiso adquirido. Un deber que cumplir. Ellos hacen lo correcto. ¿Y qué con ellos y los salmos?

Los primeros cristianos magnificaron a Dios al deleitarse en Él por sobre todas las cosas. Imagínate a ti mismo en su situación: tus compañeros están encarcelados, y sabes que si los visitas en público y les llevas la comida que necesitan, podrían identificarte con ellos y también te meterías en problemas. Oh Dios, haznos así:

Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión. (Hebreos 10:34)

Esa posesión es Jesús para siempre en la eterna felicidad de la comunión. Entonces, cuando te diriges a la prisión, miras por encima del hombro, y están derribando y quemando tu casa, dice que se regocijaron. ¿Pero dónde está el cristianismo hoy? Quejas, queja, y más quejas.

¿Qué crees que hicieron estos primeros cristianos? ¿Qué cantaban mientras miraban por encima del hombro? Estaban en camino de amar a sus hermanos y hermanas en prisión. Sus casas están siendo destruidas y quemadas. Sus perseguidores están diciendo: “Lárgate, cristiano. Sal de aquí. Odiamos a los cristianos". ¿Qué hicieron?

Podrían haber cantado "Que lleven con furor los bienes, vida, honor, los hijos, la mujer" del himno de Martín Lutero "Castillo fuerte es nuestro Dios". Pero no vivian en el siglo XVI, entonces, ¿qué cantaron? Quizás cantaron:

"¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
   Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.
Nuestra carne y corazón pueden fallar,
   pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios, para siempre.

“Mi casa, mis libros, mi computadora pueden fallar, pero Tú eres la fuerza de mi corazón y mi porción para siempre. Voy a la cárcel, cantando ". Es de locos. Oh, ojalá que fuesemos cristianos. Oh, que nuestras iglesias rebosaran de cristianos así.

Lo que está en juego en las emociones humanas es la gloria de Dios. Si no te deleitas en Dios, lo deshonras. Y cuanto más estás satisfecho con Él, más se glorifica en ti. No es más opcional para nosotros buscar la alegría en Dios que para Dios buscar glorificarse en nosotros. Ambos son absolutamente esenciales, y en los redimidos, ocurren juntos. Dios busca la magnificación de Su belleza en la satisfacción de tu alma en Su belleza. Por eso hizo el mundo.

Tiene que suceder o perecerás. Debes nacer de nuevo. Nadie puede hacerlo. Ningún ser humano puede hacerlo. Así que los Salmos nos aclaran qué tan esenciales son las emociones espirituales para la adoración y la vida auténticas y que glorifican a Dios. Nuestras emociones no son opcionales. Odio escuchar eso de que es la cereza del pastel, o un furgón de cola al final del tren, o que es marginal de alguna manera, cuando es algo central. Te mueres sin ellas. Debes experimentar un milagro.


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