¿Quiere Dios que estemos reconfortados?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Estimulo
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Maciel Suazo
Las festividades son fuertes momentos de desaliento, porque en ellas las expectativas de alegría son mayores, así que la desilusión también es mayor, en febrero, es aceptable estar desalentado. Pero, se supone que acción de gracias y navidad son días de fiesta, pero traen el doble de desaliento. Aquí te ofrezco un antídoto.
“Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.” (Hebreos 6: 17-18)
“… queriendo Dio mostrar más abundantemente…”
Este texto supone que Dios ya ha dicho lo necesario para darnos consuelo, pero, como Él no es un Dios minimalista y su objetivo no es decir tan pocas palabras de aliento como le sea posible. Al decirnos algo para darnos esperanza, ya que es un Dios afectuoso, se dice para sí, "esto es bueno, me gusta hacer esto, lo haré nuevamente." Y entonces nos da más palabras de aliento.
Pero, no solo más palabras, sino superiores. El va de una simple promesa (que es infalible e infinitamente digna de confianza) a un juramento y no cualquier juramento, sino, el mejor y mayor tipo de juramento sobre su persona. ¿Por qué? No porque su palabra sea débil, sino, porque nosotros somos débiles y él es paciente.
El quiere recalcarnos cuan esperanzador de nuestro futuro, El quiere que lo sintamos, El da la milla extra para que nos sintamos reconfortados y a esto es que se refiere lo que dice “… queriendo Dios mostrar más abundantemente…”
“… tengamos un fortísimo consuelo…”
¿Cuán reconfortados quiere Dios que nos sintamos? Al decir “fortísimo consuelo”, pudo haber dicho “gran consuelo” o “profundo consuelo”, todos hubiesen sido certeros, pero, el término es en verdad “fortísimo”. Es un consuelo que sobrepasa cualquier temporada depresiva. Predica esto a ti mismo: “¡Dios quiere que yo tenga un fortísimo consuelo!” “¡Dios realmente quiere que yo tenga un fortísimo consuelo!”
“… para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros…”
Hay buenos momentos en la vida. Pero seamos realistas: Los días son malos, nuestras imperfecciones nos frustran, nos hacemos viejos, cada vez nos acercamos más a la tumba. Si nosotros hemos puesto nuestra esperanza en Cristo solamente para esta vida, seríamos los hombres más dignos de lástima. Aún hay buenos tiempos por venir en esta vida. Pero, hasta esos son tonterías comparados con la sublimidad de alcanzar a Cristo. Incluso aquí nos regocijamos con gozo maravilloso y glorioso, pero, solo por la esperanza “puesta delante de nosotros.” Tiende la mano y apodérate de ella. Dios te está incitando a hacerlo. Tómala ya, disfrútala ahora, consuélate con ella ahora, consuélate fuertemente. Porque nuestra esperanza está sellada con doble inmensidad, la promesa de Dios y el juramento de Dios.
Reconfortado junto a ti, porque así Dios lo quiere.
Pastor John
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