¿Tienen Los Judíos un Derecho Divino en La Tierra Prometida?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Medio Oriente
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Pilar Peña
¿Cómo deberían alienarse los cristianos (creedores de la Biblia) en el conflicto Judeo-Palestino? Existen razones bíblicas para tratar ambas partes con justicia pública compasiva de la misma manera que se deberían resolver generalmente las disputas entre las naciones. O sea la Biblia no nos enseña a ser parcial respecto a Israel o Palestina porque cada cual tiene un estatus divino especial.
No niego que Dios eligiera a Israel de todas las personas del mundo para ser el centro de especial bendición en la historia de la redención que culminó en Jesucristo, el Mesías. “El SEÑOR, tu Dios te ha elegido para ser una persona como posesión muy preciada, de todas aquellas personas que yacían sobre la tierra” (Deuteronomio 7:6).
Tampoco niego que Dios prometió a Israel la tierra actualmente disputada desde los tiempos de Abraham. Le dijo a Moisés: “Esta es la tierra que prometí a Abraham, Isaac y Jacobo, ‘se la daré a tus hijos’” (Deuteronomio 34:4).
Pero ninguno de estos hechos bíblicos conduce necesariamente a aprobar Israel como la poseedora legítima de toda la tierra disputada. Puede que tenga ese derecho, o puede que no. Pero esa decisión no se basa en el privilegio divino. ¿Por qué?
En primer lugar, un pacto no guardado por la gente, impide que no haya un derecho divino para ocupar la tierra prometida. Tanto el estado de bendición de las personas como el derecho de privilegio a la tierra está sujeto al acuerdo que Dios hizo con Israel. Por lo que Dios dijo a Israel: “Ahora pues, si en verdad escuchaís mi voz y guardaís mi pacto, sereís mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra;” (Éxodo 19:5). Israel no dispone de una garantía de experiencia actual de privilegio divino si no mantiene su alianza con Dios.
Más de una vez a Israel le fué negada la experiencia de su derecho divino a la tierra cuando rompió su pacto con Dios. Por ejemplo, cuando Israel languidecía en cautividad en Babilonia, Daniel oró, “Oh Señor.. . ... nosotros hemos pecado y revelado contra tí. . . Tuya es la justicia, oh Señor, y nuestra la vergüenza en el rostro. . . a todo Israel. . . en todos los países adonde los has mandado a causa de la infidelidades que cometieron contra ti” (Daniel 9:4-7; véase Salmo 78:54-61). Israel no tiene ningún derecho divino para permanecer en la tierra prometida cuando está rompiendo su pacto de promesa.
Lo que no significa que otras naciones tengan el derecho de molestarla. Aún tiene los derechos humanos entre las naciones a pesar de que no tenga ningún derecho divino. Las naciones que se alardearon con la disciplina divina de Israel fueron castigadas por Dios (Isaías 10:5-13).
En segundo lugar, todo Israel actualmente rechaza a su Mesías, Jesucristo, el hijo de Dios. Este es el último acto de alianza sin precedentes con Dios. Dios prometió a Israel que “un hijo le sería dado; y que el principado estaría sobre su hombro, y su nombre sería llamado Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6-7). Pero con lágrimas este Príncipe de Paz miró a lo largo de Jerusalén y dijo: “¡Si… . tu también hubierais sabido en estos dias lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. . . . Porque no conociste el tiempo de tu visitación” (Lucas 19:42-44).
Cuando los constructores rechazaron la piedra angular, Jesús dijo: “Por eso os digo que el reino de Dios os será quitado y será dado a una nación que produzca sus frutos” (Mateo 21:43). Explicó: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacobo en el reino de los cielos. Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera,” (Mateo 8:11-12)
Dios ha salvaguardado propósitos para el Israel étnico (Romanos, 11:25-26). Pero ahora las personas se encuentran en enemistada con Dios al reahazar el Evangelio de Jesucristo, el Mesías (Romanos 11:28). Dios ha ampliado su obra de salvación para abrazar a todos los pueblos (incluyendo a los Palestinos) quienes van a confiar en su Hijo y dependerán de su muerte y resurrección para la salvación. “¿Es Dios, El Dios de los Judíos solamente? ¿No es también el Dios de los Gentiles? Sí, también de los Gentiles ya que Dios es Uno. El Justificará el circunciso por la fé y los incircuncisos mediante la fé” (Romanos 3:29-30).
El motivo Cristiano basado en el Medio Oriente para los Palestinos y Judíos es: “Cree en el Señor Jesús, y seras salvo, tú y toda tu casa” (Hechos 16:31). Y hasta el gran día cuando ambos Judíos y Gentiles seguidores del Rey Jesús hereden la tierra (no sólo la tierra), sin levantar espada o pistola, los derechos de las naciones deberán ser decididos por los principios de la justicia compasiva y pública, sin demandas al derecho o estado divino nacional.
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