¿Trabajas cuando deberías descansar?

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English: Do You Work When You Should Rest?

© Desiring God

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Ada Asencio-Ovalle


Jesús frecuentemente nos llama a descansar en las áreas de la vida en donde nuestra carne quiere trabajar y a trabajar en las áreas de la vida en donde nuestra carne quiere descansar.

El evangelio es un trabajo ingenioso de ingeniería salvífica. El ingeniero sabía lo que estaba haciendo. El evangelio resulta ser buenas nuevas para nosotros precisamente en las formas que más necesitamos. Si confiamos en el evangelio, este nos libera simultáneamente de la desesperación de salvarnos a nosotros mismos con nuestro propio esfuerzo, mientras que también trabaja para liberarnos de la desesperanza de la esclavitud a los vestigios de nuestro pecado.

Sin embargo, las buenas nuevas para nuestras almas muchas veces no se sienten como buenas nuevas para nuestra carne.

Contenido

Descanso a través del arrepentimiento

En Mateo 11:28-30 escuchamos el llamado de Jesús a descansar.

“Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera".

Pocas palabras, más hermosas y maravillosas, reconfortantes y motivantes, pero si realmente queremos entenderlas, necesitamos leerlas dentro del contexto.

En Mateo 11:7-18, escuchamos a Jesús cuestionando a la multitud que lo escuchaba con que, cuántos de ellos estaban rechazando a ambos; a el más ascético, Juan el Bautista, como que era un endemoniado (Mateo 11:18) y al más indulgente, Jesús, como que era un degenerado (Mateo 11:19). Él dijo que ellos eran como muchachos inconstantes y caprichosos porque "Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos endechas, y no os lamentasteis". (Mateo 11:17). Ambos Juan y Jesús invitaban a las personas a recibir el regalo de la vida eterna a través del arrepentimiento y fe en Jesús (Juan 3:16, 36) pero ellas se negaban a acercarse a Jesús para que pudieran tener vida (Juan 5:40).

Ven y descansa

Luego escuchamos a Jesús reprender a Corazin, Betsaida y Capernaúm, ciudades en las cuales Él había predicado y realizado milagros porque ellos no se habían arrepentido. (Mateo 11:20–24). También ellos se resistieron a acercase a Jesús para que pudieran tener vida.

Es a este punto en donde escuchamos a Jesús pronunciar su maravillosa invitación: "Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar", no obstante, también nos dice que solamente los "pequeños niños"- los humildes y desamparados- lo aceptan, mientras que los "sabios y entendidos" lo rechazan (Mateo 11:25).

¿Por qué? Porque para recibir el descanso del evangelio que Jesús ofrece nos requiere confiar en Él completamente y entregarle el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal - morir a la labor del enemigo de intentar ser como Dios. (Génesis 2:17; 3:5). Debemos morir a intentar expiar nuestros propios pecados. Debemos morir a intentar entrar al cielo u obtener la aprobación de Dios por nuestros propios méritos. Debemos morir al querer poner a Dios a prueba. Y debemos morir a considerarnos a nosotros mismos de nuestra propiedad (1 Corintios 6:19–20).

Acercarse a Jesús para encontrar el descanso que tan desesperadamente necesitamos requiere la rendición de nuestra autonomía y derechos auto percibidos a nada. Ser de Dios significa ya no ser dioses. Y esto es algo que nuestra carne pecaminosa detesta.

Ven y muere

En Mateo 16:24-26 escuchamos el llamado de Jesús a trabajar.

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame". Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?

El llamado de Jesús aquí es a una vida de redención, de auto sacrificio. Sin embargo, no es un trabajo expiatorio, sino de " la obediencia de la fe" (Romanos 16:26). Es la clase de trabajo que solamente puede ser realizado por aquellos que han recibido el descanso de Jesús en sus almas porque confían en Él y creen que recibirán todo lo que diariamente necesitan (Mateo 6:33), tomarán su cruz y lo seguirán en vivir vidas de amorosa labor. (Lucas 9:23).

Este es el estilo de vida de Filipenses 2; teniendo la "misma mente" de Jesús (Filipenses 2:2-5): humilde, con un corazón de servicio, sin buscar un estatus y poder, privilegio y admiración- cosas que los humanos deseamos tanto. Y esto es algo que nuestra carne también detesta porque es ferozmente enorgullecedor ser servido por otros, que se nos dé más importancia que a los demás y buscar muy escasamente aquellas cosas a las que Jesús se negaba, por amor a su Padre y por amor a los rebeldes que Él redimió.

Así como venir a Jesús para descansar en el evangelio requiere renunciar a lo que nuestra carne pecaminosa ama, seguir a Jesús en la labor del evangelio requiere renunciar a lo que nuestra carne pecaminosa ama.

El camino que lleva a la vida

Ambos, el descanso que Jesús ofrece y la labor que Él asigna requiere que vivamos por fe y que muramos al pecado y aunque frecuentemente lo experimentemos como librando una batalla entre el Espíritu y la carne (Romanos 7:23), esta es "la buena batalla de la fe" (1 Timoteo 6:12) en la cual aprendemos a negar nuestra carne pecaminosa- y por consiguiente el camino a la muerte- y escogemos al Espíritu, el camino a la vida y paz. (Romanos 8:6).

La vida cristiana es considerablemente contradictoria. No es fácil. Jesús no prometió que fuera a serlo. De hecho, Él dijo: “Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella, porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”. (Mateo 7:13–14)

El camino es difícil, pero lleva a la vida. Lleva al gozo. Lleva a la libertad. Para poder rendirnos a nuestro deseo de ser dioses y así poder volvernos de Dios y someter nuestro deseo de ser gobernados por nuestro orgullo para que humildemente podamos cumplir con los propósitos de Dios y el bien de otros; eso es comenzar a vivir ahora en "la libertad de la gloria de los hijos de Dios" (Romanos 8:21).

Este es el diseño ingenioso, llamarnos a descansar y a trabajar precisamente en las áreas de nuestras almas más necesitadas, aunque sea lo que nuestra carne menos quiere. Y es evangelio puro para su propósito que es nuestra libertad. Y "Así que, si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres" (Juan 8:36). Encontraremos el descanso para nuestras almas y tendremos vidas espiritualmente fructíferas.


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