¿Vale Morir en Ésta Colina?

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English: Is This a Hill Worth Dying On?

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Por Matt Schmucker sobre Asuntos de Iglesia

Traducción por Mary Ann Ramirez


Una vez le pregunté a un hombre joven como iba su primer año de matrimonio. El respondió, “Es como Vietnam. Es una zona de guerra. Hay una explosión en cada colina.” Conociendo a la esposa del hombre, me di cuenta que no podía ser completamente la culpa de ella; ella era una persona piadosa y racional. Temo que mi amigo estaba cometiendo errores como un principiante. El estaba dejando cualquier tema, grande y pequeño, volverse en una prueba de su liderazgo. Pensó que si no ganaba la discusión, pareciera débil. Todo se volvió en un asunto de principios. Su relación se volvió en un concurso. Cuanto mas el daba su posición de una manera duro y rápido, mas ella se oponía.

MATRIMONIO, DESPUÉS EL DIVORCIO

Pastorear a una iglesia puede sentir mucho como un nuevo matrimonio. Y jóvenes pastores, no experimentados pueden cometer muchos de los mismos errores que los nuevos esposos cometen. ¿Entonces como sabe usted cuáles temas son esenciales y cuáles no lo son? ¿En cuál colina esta dispuesto a morir?

Cada pastoreo pasa por “un fase de luna de miel” en donde hay calma relativa mientras el nuevo tipo se acomoda en su oficina y en el pulpito. (Personalmente odio este termino. ¡Sugiere que la iglesia va a dejar en paz al pastor por unos meses o hasta años, pero después irá detrás de él!) Aun durante esta fase, él, sin darse cuenta esta pisándole los pies a alguien. Tal vez ha cambiado el orden del culto un poco, o el listado de la oración o las palabras que siempre se dicen en un funeral. Pero la congregación mantiene su boca cerrada.

En algún momento la luna de miel termina, y el joven pastor empieza a hacer cambios que pensó que la iglesia querría cuando le entrevistaban. Es probable que la mayoría de las personas estén felices por los cambios (no son ellos que hablan). Pero unos cuantos no están felices (¡ellos son los que hablan!). Las conversaciones empiezan calladamente. Una conversación aquí y allá en un pasillo o clase de escuela dominical. Eventualmente un diácono de la iglesia la escucha. Él está de acuerdo con la queja pero lo presenta en la reunión de diáconos como el problema de otra persona.

¿Que hará el joven pastor? Tristemente, demasiado de las veces, el mira la queja como un desafío a su liderazgo y se vuelve defensivo. El reacciona fuertemente en contra del “diácono representativo.” Todos dejan en paz al pastor, y el pastor se va de la reunión de diáconos pensando que se mantuvo por sus principios, acabó con un desafío a su liderazgo y recuperó a la unidad de la iglesia.

Por los menos hasta el próximo desafío. Y el próximo. Y el próximo. Pronto el pastor esta usando la misma técnica con cada desafío. Él lo esta enfrentando, no esta cediendo, y esta “ganando” sin saber que esta pagando un precio. Cada idea o proposición se vuelve personal; él mira a sus ideas como una extensión personal de si mismo. Él percibe que su liderazgo está en peligro. Y pronto se ha terminado. El pastor y la iglesia los separan. Diferencias irreconciliables.

CONSIDERE LA UNION

Hay algunas colinas en una iglesia las cuáles uno defiende o hasta muere defendiendo. Yo no voy a sugerir que un pastor ceda absolutamente cada tema. ¡Si lo hace, terminará con una iglesia falsa! Pero antes de platicar de “las colinas” consideremos un tema de la escritura que cubre todo: la unión.

El apóstol Pablo constantemente urge la unión en la iglesia porque refleja la misma unión de Dios: “Os ruego, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos os pongáis de acuerdo, y que no haya divisiones entre vosotros, sino que estéis enteramente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer” (1 Cor. 1:10).

En otra parte escribe, “Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:1-3).

Pablo llama a los “espirituales” restaurar a cualquier sorprendido en transgresión con un espíritu de mansedumbre (Gal 6:1) Y los “que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos” (Rom. 15:1). ¿Por qué? Por muchas razones, pero por lo menos para que haya unión.

Pero la unión siempre muere en las manos de ambiciones egoístas y deseos carnales. Santiago escribe “¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra” (Santiago 4:1-2a).

Los líderes de la iglesia no son inmunes a peleas y luchas que se derivan de sus pasiones y deseos no piadosos. Pero cuando llegan a portarse de tal manera, se alejan de su llamado. Jesús dice, “Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9). Y Pablo dice que Dios nos dio “el ministerio de la reconciliación” (2 Cor. 5:18). Sí, estos versos aplican a todos los Cristianos, pero los lideres son llamados a poner un ejemplo (Heb. 13:7). Los líderes escogidos en Hechos 6 para distribuir comida no son escogidos simplemente por su pericia en distribuir comida, sino porque están llenos del Espíritu y de sabiduría- ellos sabrán resolver divisiones en la iglesia.

Entonces antes de hacer divisiones en la arena y poner banderas en las colinas, los pastores necesitan tener una mentalidad pacífica para traer la unión al cuerpo. Tienen que ser lo que Mark Dever llama “amortiguadores.” Los maduros en el cuerpo tienen que ser amortiguadores para los inmaduros para poder mantener la unión.

¿EN CUALES COLINAS NO MORIR?

¿Entonces en cuáles colinas no muriera yo?

  1. Los ancianos. Aunque nosotros en 9Marks creemos que una pluralidad de los ancianos es bíblico, práctico, y muy útil para pastorear la iglesia, no creemos que tenga que tener unos ancianos para funcionar como una iglesia. ¿Sabio? ¡Sí! ¿Necesario? No.
  2. Las banderas. Demasiados hermanos han hecho el tener la bandera Americana en la plataforma un tema divisivo. Algunas insisten en que esté e otros que no. Nosotros recomendamos bajándola para que no confunda a los internacionales (y a los americanos) que significa ser cristiano. Pero creemos que sería mejor estar unidos con una bandera en la plataforma que estar divididos y no tenerla allí.
  3. Los cultos múltiples. No nos gustan los cultos múltiples porque creemos que los cultos múltiples son de verdad iglesias múltiples. Pero hay tiempos y condiciones en las cuáles los cultos múltiples podrían ser necesarios: tal vez estén construyendo un nuevo edificio o estén en un país restringido.
  4. La música. “Guerras de Adoración” vienen directamente del infierno. Satanás pensará que éste es uno de sus victorias más grandes: haciendo que los creyentes se dividen sobre cómo adorarán al único verdadero Dios. Seguramente habrá más compromiso de ambos lados de ésta guerra para el bien de la unión.

Temo que las arenas movedizas ya están en mis tobillos, y algunos pensarán que estoy completamente envuelto si continuo haciendo este listado. Pero el punto es, tenemos que reconocer las diferencias entre asuntos primarios y secundarios. No quiero relegar los asuntos secundarios a la pila de no importar. Sin embargo, sí quiero ponerles peso apropiado considerando el llamado a estar unidos y estar en un mismo parecer.

En Filipenses 4:2-3 Pablo escribe, “Ruego a Evodia y a Síntique, que vivan en armonía en el Señor. En verdad, fiel compañero, también te ruego que ayudes a estas mujeres que han compartido mis luchas en la causa del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.”

Pablo reconoce que estos dos, salvos, colaboradores-en-el-evangelio tienen algo en común que pesa mil veces más que lo que sea de qué se trata su desacuerdo. Así que él llama a la iglesia poner a un lado la disputa (asunto secundario) por el bien del evangelio (asunto primario).

¿EN CUALES COLINAS MORIR?

¿Entonces en cuales colinas muriera yo? Honestamente, no hay muchas.

Al final de la vida de Pablo, sentando en prisión, escribiendo lo que podría ser su ultima carta a su joven discípulo, Timoteo, Pablo dice, “Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra” (2 Tim. 4:1-2).

Un día, Timoteo, usted se presentará delante de Dios y será responsable ante Dios por su ministerio, y predicar es lo que querrás haber hecho entre éste día y ése. Ésta es una colina en la cuál vale morir.

Otra vez, me detendré con un listado muy corto, solo dos colinas en las cuáles morir. Haciendo esto lo dejo a usted, querido lector, el considerar seriamente cuantos temas primarios existen en la iglesia por los cuales vale morir.

Les dejaré con dos pensamientos finales. Primero, estamos hablando de cómo reformar a una iglesia local. La primera regla en una situación reformatoria, es, no reforme a algo que no ama. No hablo de amar eclesiología; hablo de amar a un grupo de personas en particular en una iglesia local. Si no ama a ese grupo de personas, será demasiado duro y demasiado rápido en su reforma.

Segundo, un tejano anciano me dijo cuando yo tenía veinte y tantos años. “Matt, los jóvenes suelan sobreestimar lo que pueden hacer en un corto plazo y subestiman lo que pueden hacer en un largo plazo.” Creo que no me di cuenta completamente de la verdad de lo dicho hasta ahora, ya teniendo más de cuarenta años. Tenemos que tener paciencia con nuestras congregaciones de la misma manera que tenemos que tener paciencia con nuestros hijos. No podemos esperar que las congregaciones que no han sido enseñados bien entiendan las verdades profundas de la fe y las apliquen igual que no podemos esperar eso de nuestros niños pequeños. Pero podemos tener paciencia, enseñar, y esperar al Señor.


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