¿Vivir digno de Dios?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Silvia Vanesa González
El adverbio griego, aksiws, se traduce como "digno de" en la totalidad de los seis usos del Nuevo Testamento de la Nueva Biblia Americana Estándar (NASB). Cinco de tales usos hacen referencia a nuestras acciones “dignas de Dios” o al Evangelio o a nuestra vocación celestial. ¿Qué significa? ¿Acaso que seremos “dignos” de los favores de Dios? Es decir es, ¿eso significa “digno de”: merecer, hacer méritos para o ganar los favores de Dios? ¿No llama la atención a nuestro valor el cual Dios se ve obligado a reconocer porque enriquece su valor, como un excelente programador de informática podría valer $200,000 para Microsoft?
Estos son los cinco usos mencionados de la palabra “digno”:
3 Juan 1:6: "Harás bien en ayudarles a proseguir su viaje de una manera digna de Dios".
Tesalonisenses 2:12: "Y nos encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”.
Colosenses 1:10: "Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios".
Filipenses 1:27: "Comportaos de una manera digna del Evangelio de Cristo".
Efesios 4:1: "Os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados".
No creo que estos textos hagan referencia a que somos dignos de Dios, el Evangelio o nuestra vocación, sino que ellos lo merecen. Es decir, “vivir digno del Señor” significa desenvolverse de forma tal que el Señor lo merezca, no en la forma en que lo merezcamos de parte del Señor. Encontramos un indicio en Colosenses 1:10 que dice: “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo”. Pero Hebreos nos relata que “sin fe es imposible agradar a Dios”. De modo que la vocación para vivir “digno del Señor” es por lo menos un llamado a vivir por la fe.
Sin embargo, la fe se observa alejada del valor, la capacidad, la misericordia y la fortaleza de los demás. Así que vivir “digno del Señor” se referiría a conducirse en la vida de manera tal que se refleje lo digno, capaz, misericordioso y fuerte que es el Señor.
Otro indicio para esta interpretación lo encontramos en Mateo 3:8 cuando Juan el Bautista dice “dad frutos dignos de (aksios) arrepentimiento”. Esto seguramente no significa “actúa de manera tal que merezca el arrepentimiento o sea digna de ello”. En su lugar, supone que el arrepentimiento se encuentra como algo valiosísimo y nos invita a conducirnos por la vida de una manera que se ajuste al valor y la naturaleza del arrepentimiento. En consecuencia, la Nueva Biblia Americana Estándar (NASB) lo traduce como “dad frutos para gozar del arrepentimiento” y la Versión Estándar Revisada (RSV) de la Biblia lo traduce como “dad frutos que se beneficien del arrepentimiento”.
Así que tenemos las frases “digno de Dios”, “digno del Señor”, “digno del Evangelio” y “digno de la vocación”. Estas significan lo siguiente: conducirse en la vida de una manera que se ajuste al enorme valor y la naturaleza gloriosa de Dios, el Evangelio y la vocación. ¿Y qué es lo que se ajusta a ese enorme valor? La fe. Por sobre todas las cosas, la fe y su fruto del amor se ajustan a lo digno de Dios y el Evangelio.
En consecuencia, piensa de esta manera. NO pienses: Debo tener fe y amor para ser digno del favor de Dios. EN CAMBIO piensa: el favor de Dios es gratis y es infinitamente digno de confianza. Vivir digno de ese favor significa que se vive por la fe, porque es la fe lo único que acepta nuestras falencias y el “valor” infinito de Dios. Recurrir al valor infinito de Dios para que nos ayude y brinde satisfacción es “vivir digno de Dios”.
Es mi deseo vivir por siempre digno de Dios junto a ti.
El Pastor John
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