Adora en un mal día
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Matthew Westerholm sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Mariana Ramirez
¿Cómo nos pueden ayudar las promesas de Dios en circunstancias difíciles? Considera esta ilustración.
Es viernes por la noche y una mujer joven está en su casa esperando a que su novio de hace mucho tiempo la recoja para ir a cenar. No han acordado una hora en específico para su cita, pero a las seis de la tarde ella está esperando en su cuarto a que comience la noche.
Son las 6:10. Pronto, las 6:30.
Finalmente, a las 6:42, escucha un bocinazo desde la entrada de su casa. Luchando con la decepción, corre hacia el carro de su novio y se sube al asiento del pasajero.
“¿A dónde quieres ir?” le pregunta a ella.
“No me importa”, responde. Nada podría estar más alejado de la realidad.
“¿Panera?” sugiere.
Su papá administra el Panera local, lo que deja claro que su novio no está interesado en gastar mucho dinero en ella. Además, ¿Qué tiene de significativo un bagel?
Toman dirección al restaurante. Cuando llegan, ella obedientemente “escoge dos”.
Él está callado, una clara señal de su distracción y desapego. Cada sorbo de su sopa de brócoli y cheddar agota su sopa y su esperanza de una maravillosa tarde.
“¿Quieres ir a la playa?” él pregunta.
¿La playa? Oh no. Si ella hubiera sabido que él quería ir a la playa entonces no se habría puesto suéter. ¡Qué desastre! ¿Podría haber cambiado algo esta noche?
Todo cambia
Ahora imagina de nuevo el inicio de esa tarde. Esta vez, a las seis de la tarde, el teléfono de la joven suena y es su amiga, llamando desde el centro comercial.
“¿Hola?”
“Adivina a quien acabo de ver en el centro comercial. A tu novio. Amiga ¡Estaba en una joyería! ¡Lo vi con la caja de un anillo! ¡Esta es la noche en que se van a comprometer! ¡Comienza a planear tu boda!”
Todo cambia. Ahora, cada momento que pasa llena su corazón con anticipación. Son las 6:10. Luego, 6:30. “Wow”, piensa, “¡debe estar planeado algo muy grande!”
A las 6:42, escucha un bocinazo desde la entrada de su casa. Luchando con la emoción, ella trata de no salir corriendo al carro de su novio y se sube al asiento del pasajero.
“¿A dónde quieres ir?” le pregunta a ella.
“No me importa” dice ella. Es cierto; cualquier lugar al que la lleve será perfecto.
“¿Panera?” sugiere.
Su papá administra Panera, está claro que tiene planeado algo especial en el restaurante. Además, los bagel tienen forma de..Oh.
Llegan al restaurante. Mientras ella ordena, se sorprende de que “elegirá dos” mientras ambos vivan.
Él está callado, una clara señal de que está nervioso por el momento. Ella toma su sopa de brócoli cheddar, mientras busca con los ojos la caja del anillo escondida.
“¿Quieres ir a la playa?” El pregunta.
¿La playa? ¡Oh! ¡El sol se pondrá en la playa en unos treinta minutos! ¡Qué final tan perfecto para la tarde!
El punto personal
Todo cambia cuando sabes cómo termina la historia.
Entonces, creyente, ¿Cómo termina tu historia?
Con una resurrección. Tu cuerpo perecedero, débil, deshonrado y caído probablemente morirá (al menos de que Jesús venga primero). Pero será levantado como imperecedero, glorioso, poderoso y espiritual (1 Corintios 15:42-44 LBLA). Aún en mi carne veré a Dios (Job 19:26).
Con una reunión. Sin haberle visto, le amáis (1 Pedro 1:8). Tu clamor por tu “Abba, Padre” será respondido mientras eres llevado a sus brazos. Tu historia termina contigo viendo a Jesús cara a cara.
Con una boda. Tu novio viene en las nubes con un glorioso séquito de ángeles para llevarte al hogar que ha preparado para toda la eternidad. Nuestras pequeñas probadas del reino venidero serán satisfechas con un festín - un festín de bodas. ¡Comienza a planear tu boda!
¿Estás tratando de adorar en un mal día? Cuando te reúnes con tu iglesia para adorar, recuerda lo que sucederá al final. Es por el final que podemos estar firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor (1 Corintios 15:58) . Permite hoy que la promesa de Dios de un final glorioso le de forma a cómo experimentas tus circunstancias.
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