Ancianos: Los que lideran el hacer discípulos en la iglesia

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English: Elders—The Church’s Lead Disciple-Makers

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Por Jeramie Rinne sobre Liderazgo de Iglesia

Traducción por 9Marks


¿Eres un anciano en tu iglesia? Entonces deberías ser uno de los discipuladores líderes de la congregación. Sabías que este era un aspecto clave de la labor de un anciano, ¿verdad?

Permíteme volver atrás para asegurarnos de que queda claro. Si tuviera que escoger una imagen que explicara de la mejor manera la labor de un anciano en la iglesia local, la elección sería una imagen sencilla: el Nuevo Testamento retrata a los ancianos como pastores. Tanto Pablo como Pedro urgieron a los ancianos a pastorear sus rebaños (Hch. 20:28-31; 1 P. 5:1-4). El escritor de Hebreos llamó a los creyentes a sujetarse a sus líderes quienes velan por ellos como “quienes han de dar cuenta” (He. 13:17). Pedro dijo que los ancianos sirven como copastores del Príncipe de los pastores (1 P. 5:4). La mayoría de los deberes de un anciano se pueden resumir con la sencilla imagen de un pastor que cuida a sus ovejas (incluyendo enseñar la Palabra, proteger contra la herejía, modelar la piedad, estar pendiente de los creyentes descarriados, supervisar los asuntos de la iglesia y orar por los miembros).

Pero, ¿cuál es el objetivo de pastorear?

Los ancianos pastorean a los miembros de la iglesia para ayudarles a crecer en Cristo. Los ancianos cuidan al rebaño de tal forma que los creyentes se desarrollan desde la infancia espiritual hasta una madura semejanza a Cristo. Los supervisores trabajan con la esperanza de que las ovejas progresen de un cristianismo necesitado, egocéntrico e infantil, para alcanzar una madurez que les permita servir a Jesús y guiar a otros hacia él.

Pablo identificó la madurez cristiana como la razón por la cual Jesús dio líderes a la iglesia, incluyendo pastores (esto es, ancianos):

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:11-13).

Cuando los ancianos cumplen sus obligaciones bien, los creyentes no serán más niños sino que crecerán “en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (vv. 14-15). Los ancianos deberían decir con Pablo, “a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Col. 1:28).

En otras palabras, pastorear tiene como fin hacer discípulos maduros. ¿Qué es hacer discípulos si no es ayudar a las personas a progresar hacia la madurez en Cristo?

Como pastores de la iglesia, los ancianos deberían liderar el camino y marcar la pauta a la hora de hacer discípulos. Todos los creyentes son llamados a la tarea de hacer discípulos, pero los ancianos tienen la responsabilidad general en cuanto al trabajo de discipulado en la congregación.

Cuando los ancianos tomen el objetivo de pastorear con la visión de hacer discípulos y hacer madurar a los discípulos, habrá una transformación en sus ministerios. Considera cómo el objetivo de hacer discípulos maduros puede impactar cinco aspectos comunes del trabajo pastoral de un anciano.

Contenido

DISCÍPULOS QUE MADURAN A TRAVÉS DE LA ENSEÑANZA

Los ancianos deben ser capaces de enseñar la Biblia (1 Ti. 3:2, 5:17; Tit. 1:9). Los pastores de Dios alimentan al rebaño de Dios con la Palabra de Dios. ¿Y cuál es la finalidad de alimentar al rebaño, sino para fortalecerlo y hacerlo madurar?

Cuando un anciano abre su Biblia para enseñar a cincuenta personas en una reunión de domingo por la tarde, o a doce personas en un estudio bíblico en una casa, o a una persona mientras se toman un café, el anciano no solamente debería centrarse en interpretar bien la Biblia, si bien esto es algo muy importante. También debe levantar la mirada de su Biblia para ver a las personas en sus diferentes fases del discipulado y, entonces, conectar las verdades bíblicas con los corazones, las relaciones, las formas de hablar y las finanzas de los miembros de su congregación. Debería esforzarse para aplicar el texto de maneras que hagan madurar a los seguidores de Cristo.

DISCÍPULOS QUE MADURAN A TRAVÉS DEL CUIDADO PASTORAL

¿Cuál es la finalidad de una visita de un anciano a un hospital? ¿Por qué pasar una tarde con una pareja devastada por la infertilidad? ¿Por qué desayunar con un hombre mayor que recientemente perdió a su mujer de cincuenta años? Ciertamente, el anciano está ahí para animar y confortar a estos dolidos miembros de la iglesia. Pero también debería estar ahí para promover el crecimiento espiritual.

Así que, en lugar de preguntar solamente: “¿Cómo te sientes?” y decir “¿hay algo que la iglesia pueda hacer para ayudar?”, un anciano con mentalidad discipuladora hará —con tacto— preguntas como: “¿qué crees que Dios está haciendo en tu vida a través de esta experiencia tan difícil?” y “¿te ha mostrado algo Dios sobre sí mismo en medio de tu sufrimiento?”. Este anciano no solamente orará por sanidad y consuelo, sino que también por la obra refinadora y santificadora de Dios.

El sufrimiento es tal vez una de las herramientas más afiladas de Dios para esculpirnos a la imagen de Cristo. Los ancianos pueden apoyar el crecimiento espiritual simplemente recordando a los hermanos y a las hermanas que sus sufrimientos tienen un propósito divino.

DISCÍPULOS QUE MADURAN A TRAVÉS DE LA HOSPITALIDAD

Pablo dice dos veces que los ancianos deben ser hospitalarios (1Ti. 3:2, Tit. 1:8). Pero veamos otra vez esta labor de los ancianos a través del concepto de hacer discípulos. Cuando lo hacemos, encontramos que la hospitalidad es más que el hecho de que los ancianos sean amigables. La hospitalidad también tiene que ver con que los ancianos hagan discípulos siendo ejemplos.

La hospitalidad de un anciano permite a otros que le vean de cerca en su entorno natural. Ven cómo se relaciona con su mujer, cómo moldea a sus hijos y cómo practica su fe cristiana en la vida real. La hospitalidad facilita el ministerio de un anciano en cuanto a modelar la madurez (1 P. 5:3). Permite a las personas adentrarse en su vida de tal forma que él les pueda decir: “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros” (Fil 3:17).

DISCÍPULOS QUE MADURAN POR VIVIR UNA VIDA JUNTOS

La hospitalidad es solo el principio. Modelar la madurez requiere más que una barbacoa; los ancianos deben abrir sus vidas a otros. De la misma manera que los pastores efectivos deben estar entre el rebaño, igualmente los ancianos efectivos vivirán sus vidas junto con los miembros de la iglesia. Los miembros necesitan ver el comportamiento de los ancianos en una variedad de contextos, incluyendo el trabajo, el tiempo libre, el ministerio, la miseria, el éxito y el contratiempo.

Esto puede sonar desalentador para hombres con vidas frenéticas y agendas ocupadas. Pero pasar tiempo juntos no consiste en añadir más cosas a tu agenda, sino en invitar a otros a compartir las actividades que ya haces. Por tanto, si eres un anciano, incluye a los miembros de tu congregación en tus actividades de golf, pesca, deportes o jardinería. Trabajad juntos. Si enseñas una clase en la iglesia, trae contigo a un profesor asistente para que aprenda contigo.

Los ancianos deberían ser capaces de decir con Pablo: “Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas” (1 Ts. 2:8). Cuando los ancianos comparten sus vidas, los miembros captan destellos de madurez cristiana en alta definición.

DISCÍPULOS QUE MADURAN A TRAVÉS DEL LIDERAZGO

Consideremos un ejemplo más: el liderazgo. Los ancianos lideran una iglesia local, al igual que los pastores guían un rebaño. Por eso son llamados “supervisores” (Hch. 20:28; 1 Ti. 3:1; He. 13:17).

Pero cuando un anciano capta el objetivo de hacer discípulos maduros, ya no ve el liderazgo como simplemente sentarse en una mesa para tomar decisiones. Entiende que el liderazgo incluye levantar más líderes. El pastor centrado en la madurez invita a otros a su vida para compartir enseñanza y responsabilidad (2 Ti. 2:2). Demostrará y delegará. Una visión de discipulado cambia el enfoque del liderazgo de un anciano, quien pasa de políticas y programas a entrenar a futuros pastores.

¿CUÁL ES EL FIN DE HACER DISCÍPULOS MADUROS?

¿Por qué es tan crítico que los ancianos vean el hacer discípulos y la madurez de los discípulos como el objetivo de su pastorado? Porque hacer discípulos no es en realidad el objetivo final.

El objetivo final para los ancianos —y para la iglesia— es gozarse en Dios y exaltar su gloria. Tanto los pastores como las ovejas existen para reflejar la imagen y el carácter de Jesús.

Cuando los ancianos pastorean con el fin de levantar discípulos semejantes a Cristo, están extendiendo el reflejo de la gloria de Jesús en el mundo. Hacer muchos discípulos maduros significa que hay más personas atesorando a Jesús, imitando a Jesús y proclamando la buena noticia acerca de Jesús. Los pastores que hacen discípulos trabajan para traer gloria al mismo Príncipe de los pastores.


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