Ay de vosotros, cuando todos hablen bien de vosotros

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English: Woe to You When All Speak Well of You

© Desiring God

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Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Small Talk

Traducción por Natalia Micaela Moreno


“Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo os digo: no resistáis al que es malo. Antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Y al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa. Y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que desee pedirte prestado no le vuelvas la espalda.
“Habéis oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.' Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles? Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.” (Mateo 5:38–48, LBLA)

Esos son algunos de los mandamientos más difíciles, controversiales y radicales que Jesús dio jamás al mundo, y son reales. Están en la Biblia. Deberíamos vivir de esta forma. Sus palabras plantean serias preguntas: ¿Realmente necesitamos hacer eso? ¿Los cristianos tienen enemigos siquiera? Generalmente son buena gente. Odio tener enemigos. Segundo, ¿cómo se hace eso? Parece muy complicado y difícil amar a un enemigo. Tercero, ¿cómo puedes siquiera llegar al punto en que tu corazón realmente quiera bendecir a un enemigo? Quizás pueda imaginar hacer cosas buenas por ellos, pero Jesús dice que los ame. Él dice que bendigamos a aquellos que nos maldicen y abusan de nosotros.

Tendrás enemigos

Así que, ¿siquiera necesitamos este mandamiento? ¿Realmente tenemos enemigos? Jesús dijo: “Si al dueño de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su casa!” (Mateo 10:25, LBLA). Lo que significa: Si Jesús fue criticado, ¿cuánto más tú? Así que si eres un seguidor de Jesús, ciertamente tendrás enemigos. Pablo dijo: “Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, "serán" perseguidos” (2 Timoteo 3:12, LBLA). Si no tienes ningún enemigo, tu devoción no se está mostrando muy bien probablemente. Jesús dijo, “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!” (Lucas 6:26, LBLA).

Necesitamos eso. Cristianos, seremos maldecidos, más y más a medida que la cultura estadounidense colapsa a nuestro alrededor cuando tomamos posturas bíblicas frente a posturas mundanas. Nos acusarán falsamente de cosas. ¿Cómo responderemos a aquellos que se levanten contra nosotros? Ama a tus enemigos.

¿Qué tal en el suicidio?

¿Cómo pasa eso? Arriba citamos a Mateo 5:38–42 y Mateo 5:43–48. Si analizamos esos dos segmentos, el primero enfatiza dar al que pide. ¿Quiere pedir prestado? Solo dáselo. Dale incluso más de lo que pide. El segundo segmento enfatiza bendecirlos. Buscar hacerles bien. ¿Siempre condicen estas dos cosas? No, no lo hacen. Jesús dice: ¿Alguien te pide? Dáselo. ¿Alguien exige? Dáselo. Él quiere decir que esta es una forma crucial e importante de amar a tu enemigo. No es la única forma. Veamos un par de ejemplos al respecto.

Estás tratando con una persona suicida. Te llama. Es interesante cuántas personas que están a punto de tomar sus vidas buscan ayuda. Vas hasta su casa. Sabes dónde guarda sus medicamentos. Los ves ahí, y los tomas. Te llevas el envase de los medicamentos, porque ella está contemplando tomarlos. Y te dice, “Dame mis medicamentos y vete de mi casa.” Ahora, apliquemos las palabras de Jesús.

Jesús dice dale al que te pida. Él "también" dice haz el bien, o bendice. Te das cuenta de que esta persona, en un momento de profunda depresión y pensamientos irracionales acerca de su futuro inmediato, está llegando a conclusiones que serán realmente destructivas para ella. Tienes los medios para salvar su vida en tus propias manos, y ella pide que se los entregues. ¿Deberías?

No, no le das los medicamentos. Y tampoco la dejas sola. Dice que te vayas, y dice que le des. Pero no te vas y no le das, porque la amas. En ese momento te está tratando como a un enemigo. Podría enojarse. Podría golpearte, abofetearte, arrojarte algo. Y no se las darás. Desde este ejemplo, sabemos que Jesús solo nos da una forma de amar cuando dice “Al que te pida, dale.”

Perdón y confianza

Aquí hay otra forma de entender la complejidad de amar a tus enemigos. Tienes un/a niñero/a, y te enteras de que él o ella han estado abusando sexualmente de tu hijo/a. Una semana después, mientras el sistema judicial se encarga de esta persona de 14 años, él o ella te llama al teléfono y pregunta, “¿Podrías perdonarme?”¿Lo harás? Sí, lo harás.

Jesús dijo: ¿Cuán seguido debemos perdonarlos? ¿Siete veces? No, setenta "veces" siete. El perdón es gratis y está siempre disponible. Entonces, el/la niñero/a dice al teléfono: “¿Puedo recuperar mi trabajo?” La respuesta debe ser no. El perdón y la confianza no son la misma cosa. Cuando tienes a alguien que ha sido un adversario y ha abusado de tu hijo/a, debes perdonar, pero "no" debes confiar. La confianza es algo que se gana tras años de fiel obediencia. No es un regalo de amor.

¿Dar en toda circunstancia?

Aquí hay un ejemplo más. Quieres donar a una vecina pobre del final de la calle. Ella recibe asistencia social, tiene seis hijos y no tiene lavarropas. Ir a la lavandería que se encuentra a muchas cuadras de distancia es una gran carga para esta mamá. Te gustaría comprarle un lavarropas de $600 y una secadora también.

Tú ahorras y ahorras, y justo cuando tienes lo suficiente para bendecirla, otra persona dice: “¿Me prestas 600 dólares para reparar el auto?” Al que te pida, dale. ¿Qué vas a hacer? No sé lo que harás. Solo sé que Jesús sabía que esta clase de confusiones y complejidades existen en la vida. Así que cuando Él dice al que te pida dale, ve esa milla extra, da la otra mejilla, él quiere decir a veces. Debes discernir cuál acto da amor.

Esta es otra realidad. Vivimos en un mundo donde no solo funcionamos como individuos, sino que funcionamos como padres de hijos. ¿Le das la otra mejilla a un niño? Funcionamos como ciudadanos para la policía. ¿La policía da la otra mejilla cuando están tratando de rescatar a alguien de un asalto? Tenemos jefes y empleados. Un empleado dice, “Dame mi salario. No voy a ir a trabajar. Solo quiero mi salario.” “No, estás despedido.” ¿Eso es amor? Sí, lo es.

Los estadounidenses adinerados de clase media como nosotros — es quien soy, de todas formas — amamos buscar excusas para no darle al que pida. Oh, gracias, John Piper. Ahora puedo poner una excusa. No tengo que darle al que pide.

No necesitamos nada

¿Sabes por qué Jesús dio esos mandamientos radicales — ve la milla extra, deja que una persona te ponga pleito, da? Él quiso que esa fuera tu respuesta predeterminada. Cada ejemplo dice que Jesús es nuestra satisfacción. No necesitamos dinero. No necesitamos venganza. No necesitamos seguridad. Tenemos a Jesús. Puedo mostrar el valor de Jesús para el mundo dándole al que pida, poniéndome en peligro para servirte. Esa debería ser nuestra respuesta predeterminada.

Puedes saber cómo es realmente la gente cuando estudian este problema. Sabrás en solo unos minutos qué personas solo tratan de escaparse de la situación. No se les rompe el corazón porque son gente que no ama. Tratan de escaparse de la trampa del mandamiento de Jesús de que cambiemos desde las raíces de nuestro ser, lo que nos lleva a esta última pregunta.

Cuatro motivaciones para amar a nuestros enemigos

¿Cómo te convertirás en esta clase de persona, una persona que ama a sus enemigos? Veamos primero Romanos 5:10 (LBLA). “Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida.” Dios te salvó cuando eras su enemigo. No te volviste su amigo antes de que se mudara a tu corazón y te salvara. Así que el origen de cómo amar a nuestros enemigos es experimentar el ser amados siendo enemigos de Dios.

Segundo, Mateo 5:44 (LBLA) dice: “Amad a vuestros enemigos. Orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre” (quien ama de esa forma). En otras palabras, otra motivación es que nos mostremos como hijos de Dios. Que probemos tener el mismo ADN que el Padre.

Uno de los motivos por los que es difícil amar a nuestros enemigos es que se siente como si dejáramos que se salieran con la suya después de asesinar. "Nadie" se sale con la suya luego de asesinar o de nada más. “Mía es la venganza. Yo pagaré, dice el Señor. Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer.” (Romanos 12:19-20, LBLA) Deja la venganza en manos de Dios. No creas que no se hará justicia. Se hará. Todos los pecados serán castigados, ya sea en la cruz para aquellos que se arrepientan y no puedes mejorar ese castigo, o en el infierno para aquellos que no se arrepientan y no puedes mejorar ese castigo.

“Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande.” (Mateo 5:11-12, LBLA) Hay una recompensa en los cielos, espectacularmente más allá de cualquier cosa que puedas perder en esta tierra amando a tus enemigos. Mostrémosle al mundo cuán libres somos de la venganza, cuán libres somos del amor al dinero, cuán libres somos de la necesidad de seguridad, y cuánto amor tenemos por aquellos que nos persiguen.


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