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Por Noël Piper sobre Crianza de los Hijos

Traducción por Luximar Arenas Petty


El mundo llegó temprano a mi vida. En días de lluvia, mamá nos dejaba sacar del ático cestas llenas con recuerdos de su universidad de verano en México. La mesa y la cama de huéspedes de mis padres estaban abiertas para visitantes de muchos lugares. Nuestro buzón de correo vio muchas estampillas exóticas. En la pared de atrás de nuestra iglesia de “vacaciones” había un mapa inmenso del mundo. Un primo fue a Indonesia. Papá nos contó historias de sus días como médico en un buque de la marina, fondeado en Arabia Saudita, Birmania, Japón y otros puertos de escala.

Inactividad, raíces y siempre verdes

Lamentablemente, en la iglesia de mi infancia, los misioneros eran principalmente fotos que pasaban desapercibidas en publicaciones confesionales. Aunque la influencia familiar me hizo fácil entender las misiones y me permitió tener una mente abierta para aprender y sentir más, durante mucho tiempo hubo poco resultado activo - fueron años de inactividad en mi conciencia mundial. Probablemente la mayoría de nosotros que nos definiríamos como cristianos del mundo florecimos en esto como adultos. Tomamos clases o escuchamos oradores, o leímos artículos y libros que abrieron nuestros ojos y corazones a la inmensidad del mundo y a la obra de Dios en el. Pero muchos de nosotros pudimos encontrar también raíces importantes de nuestra infancia. Estas raíces pueden haber permanecido en estado latente hasta que el calor de la experiencia de haber crecido hizo que los brotes florecieran y crecieran. Una pregunta para los padres: ¿Podemos, con la ayuda de Dios, criar cristianos del mundo que no tengan que experimentar periodos inactivos? ¿Podemos intencionalmente proveer una atmósfera donde los cristianos del mundo “siempre verdes” florecerán? ¿Qué es un cristiano del mundo? Un cristiano del mundo ve más allá de sus amigos del vecindario, su escuela, su vida y experiencias cotidianas. El estará fascinado por la variedad y proximidad de personas y costumbres de todo el ancho mundo de Dios. El anhela que los de Maninka de Guinea y los de Sukuma de Tanzania sean sus hermanos y hermanas tanto como desea la unidad espiritual con su mejor amigo. Pero estas cosas sólo sucederán si él está expuesto a un mundo más amplio del que puede encontrar naturalmente. Por supuesto que nuestra oración más básica para nuestros hijos es que Dios los mueva más hacia Él mismo. Que ellos sean su pueblo. Que se conviertan en hombres y mujeres de Dios. Y entonces nuestra oración es que, como se centran en Dios, sean conscientes del mundo que también lo necesita. David Howard, ex Director Internacional de «World Evangelical Fellowship» (la Fraternidad Evangélica Mundial), nos dijo una vez que su madre solía orar fervientemente para que hubiera más misioneros. Entonces Dios obró en ella: “¿Orarás para que tus propios hijos sean misioneros?” Se dio cuenta de que debía hacerlo, y el resultado es una gran familia de obreros de Dios.

Las diferencias no son una barrera

Hemos fomentado intencionadamente el supuesto de que muchas personas son diferentes a nosotros. A lo largo de los años en nuestro vecindario de la ciudad, nuestros hijos jugaban con hijos de familias que recibían ayuda social y con otros que asistían a escuelas privadas. Uno de sus mejores amigos era vietnamita y otros eran de razas mezcladas. El ministerio y la experiencia intercultural no tienen que estar en otro país. ¿Hay estudiantes internacionales o refugiados o indios americanos o ancianos del este de Europa en su vecindad? Tampoco una experiencia intercultural tiene que ser únicamente con extranjeros. Digamos que usted vive en un ambiente un tanto aislado y tiene que hacer un esfuerzo para reunir compañeros de juego para su hijo. ¿Cuáles son los niños que usted invitaría? ¿El hijo de un trabajador agrícola emigrante? ¿Alguien que sea de un color diferente al de usted? ¿El pequeño mal vestido a quien que le moquea la nariz? El contacto continuo con personas de otras culturas y circunstancias prepara a nuestros hijos para estar abiertos y cómodos con personas de cualquier lugar. El mundo del niño se amplía cuando el timbre suena a las 2:00 de la mañana y un conocido en estado de embriaguez quiere que lo lleven a casa, o un hombre solitario que babea y llora es invitado a su casa para la cena del domingo, o una familia de cinco cameruneses pasa la navidad en su casa. Asumimos en voz alta que muchas personas no conocen a Dios. En cada lugar donde hemos vivido – suburbios o ciudad - nuestros hijos tuvieron compañeros de juego con padres que no estaban casados y vivían juntos. Ellos han aprendido muy pronto que muchas personas no van a la iglesia y que muchos se emborrachan y difaman el nombre de Dios. Y éstas son solo señales externas de lo que está en el interior de más personas. Y, hemos dicho, si las personas cercanas a nosotros están viviendo sin Dios, sólo piense cuanto peor es en los lugares donde aún no han ido maestros de Jesús y donde no hay iglesias.

¿Qué seré cuando sea grande?

Los misioneros están dentro y fuera de nuestra iglesia y de nuestra casa tal como lo están otros amigos. Algunos conocidos, amigos y miembros de nuestra familia extendida son misioneros. Mientras más contacto tengan nuestros hijos con estas personas, las misiones menos parecerán un objetivo inalcanzable. Brinde a su niño la oportunidad de crecer pensando que si sus conocidos y familiares lo están haciendo, tal vez él lo haga también, algún día. ¿Por qué un niño de tres años de edad quiere ser un bombero o un recolector de basura? ¡Porque parece tan interesante y emocionante! Si nosotros estamos entusiasmados con lo que hacen nuestros amigos, esto se convierte en una posibilidad atractiva para nuestros hijos. ¿Por qué un adolescente desea ser un médico? El quiere hacer algo importante y satisfactorio. El aprenderá que la misión de Dios en el mundo debe ser importante si sus padres están orando tanto por ello, hablando tanto acerca del tema, pasando tanto tiempo con personas que están involucradas en esto, y dándole tanto apoyo - escribiendo cartas y correos electrónicos, enviando paquetes y donando dinero.

¿Dónde viviré?

Durante cuatro o cinco años, cuando Benjamín era un preadolescente, él planeaba vivir en China. Apenas leía inglés a menos que estuviese forzado a hacerlo, pero se las arregló para tener lecciones semanales de mandarín por un tiempo con un amigo. Cuando llegó el momento de algo especial, elegiríamos algo chino - un mapa, libros turísticos, una carpeta para guardar sus artículos chinos. Nosotros a menudo usábamos palillos y comíamos comida china. Invitábamos estudiantes universitarios chinos para compartir en nuestras comidas por las festividades. Y soñábamos en voz alta con él. ¿Qué podrías ser en China? ¿Un periodista? ¿Un ingeniero? ¿Un profesor de inglés? Yo mantuve “el diario chino de Benjamín”, en el cual registré su creciente interés. La atención de Benjamín se ha desplazado hacia otros pueblos y lugares, pero yo sé que donde quiera que Dios finalmente lo ponga, su viejo interés por China ha afectado fuertemente su visión del mundo y su apoyo a la obra de Dios. Se ha empapado de la realidad de que todo el mundo está ahí fuera. Es igual de probable que viva en Turquía como en Minneapolis, cualquiera sea el trabajo o la profesión que Dios le de.

¿Realmente hace una diferencia?

¿Estos esfuerzos en cultivar cristianos del mundo realmente funcionarán? En última instancia, será Dios quien lo decida. Las vidas y el futuro de nuestros hijos están en sus manos. Pero podemos estar seguros de que estamos haciendo el bien a nuestros hijos al buscar que tengan una visión más amplia del mundo y el deseo de que la gloria de Dios cubra la tierra.

¿Pero puede realmente un niño ser un cristiano del mundo?

Una planta de tomates joven es como una planta de tomates madura, excepto que es más pequeña y no tan fuerte y no ha dado su fruto todavía. De la misma manera, un cristiano del mundo joven es como un cristiano del mundo maduro. Usted puede ver las mismas características – sólo que no ha madurado hasta convertirse en fruto completo todavía. Cuando llega el momento de leer en el regazo, es más probable que Talitha, que asiste a preescolar, tome libro de su estante de “cristianos del mundo” que de cualquier otro. Buscamos el país de ese libro o de la historia misionera en nuestro gran mapa mundial. Ella sabe dónde buscar los países de nuestros amigos y familiares. Se da cuenta de los nombres de lugares conocidos cuando se mencionan en la radio. Un cristiano del mundo sabe que nuestro país no es el único país que hizo Dios - que es soberano de todos los pueblos y naciones. Benjamín es ahora un adulto, ha emprendido varios años de entrenamiento técnico y bíblico, y ha esperado la dirección de Dios para ir a un pueblo y lugar. Piense en sus planes juveniles de vivir en China - el ya estaba aprendiendo y preparándose para el llamado de Dios. Un cristiano del mundo se prepara para estar listo para cualquier lugar a donde Dios lo traslade. Durante los años en que Benjamín pensaba ir a China, si usted le preguntaba a su hermano menor, Bernabé, acerca de su futuro, él le hubiera dicho, “Yo iré a China con Ben”. Benjamín era su héroe. Un cristiano del mundo usa la vida de precursores piadosos como ejemplo y modelo. Cuando Abraham tenía cuatro años, conmovió a una pareja de misioneros hasta las lágrimas cuando corrió hasta ellos y les dijo, “¡Yo los conozco! ustedes son los Esplunds de Filipinas”. El nunca los había visto, pero los reconoció por las oraciones familiares y porque amaba hojear las fotos de nuestro Calendario Anual de Oración. Un cristiano del mundo apoya a los misioneros a través del ánimo y la oración. En el verano que tenía 13 años, Karsten estaba en República Dominicana ayudando a construir el edificio de una iglesia. El siguiente verano, el fue parte de un equipo evangelista en Hong Kong. Un cristiano del mundo se desplaza cuando Dios lo empuja - a cualquier parte del mundo. Ahora Karsten y su esposa están orando respecto a ¿dónde Dios los quiere... quizás Ucrania?

¿Qué clase de padres?

Los padres buenos con niños pequeños están preparando a sus hijos y a ellos mismos para el momento en que dejarán ir a sus hijos - cuando sus hijos estén por “su propia cuenta”. Los buenos padres cristianos del mundo están avanzando en la misma dirección, sabiendo que “dejarlos ir” significa la plena conciencia de que nuestros hijos están en las manos de Dios y que esas manos sostienen el mundo entero. Una especie de “ensayo” puede ayudar. Hemos adquirido práctica en dejar ir a nuestros hijos durante las semanas y los veranos que transcurrieron en Uganda, Indiana, Ucrania, Inglaterra, Florida, Papúa Nueva Guinea, Canadá, Guatemala, Alemania, Hong Kong, República Dominicana, México, las Filipinas y... Hay una estrofa de un himno que siempre me mueve a orar - que yo sea esa clase de padre: Permite a tus hijos llevar el mensaje glorioso / Permite que tu riqueza les acelere su camino / Derrama tu alma por ellos en oración victoriosa / Y todo lo que gastes Jesús lo pagará / Publica las buenas nuevas, nuevas de paz; nuevas de Jesús, la redención y la liberación. ("Oh Sión, De prisa," Mary Thomson) Oh, Señor...

Señor, haz que nosotros y nuestros hijos esperemos y anhelemos esa escena gloriosa de Apocalipsis 7:9-10 – “...una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas... [Llorando]...Y clamaban a gran voz, diciendo: ‘La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero’”. Señor, que la visión de tu gloria se consuma tan fuertemente en nosotros, que nuestros hijos se enciendan por ti. Crear niños cristianos del mundo

Estas son algunas sugerencias fáciles para ayudar a que sus hijos lleguen a ser cristianos del mundo:

(Publicado originalmente en «The Standard» (El Estándar), en Marzo de 1989. Revisado en Abril del 2000).


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