Dios Cuenta la Fe como Justicia

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English: God Credits Faith as Righteousness

© Desiring God

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Por John Piper sobre Justificación
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written

Traducción por Desiring God


Romanos 4:1-5

¿Qué diremos, entonces, que halló Abraham, nuestro padre según la carne? 2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios. 3 Porque ¿qué dice la Escritura? Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. 4 Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda; 5 mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia.

Contenido

La Magnitud De Lo Que Está En Juego

En el periódico de ayer encontré la respuesta a la pregunta: ¿Cómo puedo hacer que veamos nuestra anterior exposición de Romanos, con la adecuada conciencia de la magnitud de lo que está en juego aquí? Allí había un artículo acerca de uno de los mensajes del Papa Juan Pablo Segundo concerniente al infierno. El titulo del artículo era, “Sinners earn eternal damnation, pope says” (Los pecadores ganan la condenación eterna, dice el Papa).

Ahora bien, debemos estar agradecidos por cada verdad bíblica que compartimos en común con la Iglesia Católica Romana: Que Dios es tres personas en una naturaleza divina—El Padre, El Hijo, y El Espíritu Santo—que Dios creó todas las cosas, que Jesucristo es enteramente Dios y hombre, que murió por los pecadores; que se necesita el Espíritu Santo para vivir una vida piadosa, que las Escrituras fueron inspiradas por Dios, etc. Es realmente bueno que tanta verdad sea defendida por tantos.

Pero este articulo me mostraba con claridad, que la reforma protestante de hace 450 años no fue innecesaria. Y no es sólo que existan problemas serios con la autoridad del Papa, con el lugar de importancia de la tradición con relación a Las Escrituras, con la veneración de María, con la creencia de que Cristo está presente físicamente en la Eucaristía, con la afirmación de que el Bautismo regenera, con la doctrina del purgatorio, etc. Esas son razones suficientes para una Reforma. Pero aún más importante, este artículo demuestra que la Enseñanza bíblica de que la justificación es solo por fe es minimizada, para que la mayoría de los laicos no la vean, no puedan saborear esta enseñanza como preciosa, y fundamentar sus vidas en ella.

La justificación por fe —estar a bien con Dios, salir absuelto en la corte de Dios, obtener el perdón de nuestros pecados; ser declarados justos y que Dios nos impute la justicia de Cristo, y le impute a Cristo nuestros pecados, (no volvernos justos, sino ser considerados como justos siendo aún pecadores), y todo esto sólo por fe —de esto tratan fundamentalmente los ocho primeros capítulos de Romanos. Para el apóstol Pablo, este era el centro del mensaje del evangelio. El libro de Romanos es el esfuerzo más completo, más sistemático, y más extensivo del apóstol Pablo para poner por escrito su mensaje. Y Está completamente estructurado en torno a la gran verdad de que la justificación es solo por fe.

Una Mala interpretación de la Justificación

¿Cuál es entonces el problema con las palabras del Papa en este artículo? Bueno, para ser justos digamos que los artículos de noticias casi nunca abordan correctamente los asuntos religiosos. De modo que si quieren saber precisamente y con todos sus matices, qué fue lo que el Papa dijo, necesitarán profundizar más. Aquí respondo a la idea popular que se está expandiendo, y pienso que la teología Católica Romana tiende a inclinarse a esta dirección, y por tanto es peligrosa.

Este es el problema: en el artículo, el Papa retrata al infierno como algo real, eterno y terrible —lo cual es cierto— pero su énfasis principal es que el infierno no es algo que Dios nos impone, sino una condición que nosotros provocamos al separarnos de Dios. “El infierno no es un castigo que Dios nos impone externamente, sino la condición resultante de las actitudes y acciones que las personas adoptan en esta vida...el infierno es el estado de aquellos que libre y definitivamente se separan de Dios, la fuente de toda la vida y el gozo. Y Así, la condenación eterna no sería una obra de Dios, sino realmente nuestra propia obra”.

Las dos negaciones de esa cita son anti-bíblicas. No es correcto decir que “El infierno no es un castigo impuesto externamente por Dios”. Y no es correcto decir que, “La condenación eterna no es obra de Dios”. Regresaré a ellas en un momento para mostrarles por qué. Sin embargo, ¿qué daño puede hacer estas declaraciones? Si el infierno es una condición auto-impuesta, producto del pecado y de la separación de Dios, y no una sentencia judicial que Dios nos impone o un castigo por romper la ley, entonces la justificación por fe, como Pablo enseña, simplemente sería innecesaria.

¿Por qué? Porque la justificación por fe es tan necesaria y tan maravillosa, y es el centro del evangelio; a causa de que Dios sí es un juez justo quien ciertamente nos impone el castigo eterno del infierno —lo que este articulo dice que Dios no hace. Si el infierno no es un castigo externo que Dios nos impone por haber roto su ley, entonces todo el sentido de la justificación se pierde, no la necesitaríamos.

Usted pudiera, de igual manera, anular la justificación, o cambiarle el sentido, haciendo que ya no se refiera a un Dios que nos absuelve en su corte y nos considera como justos, sino a un Dios que trasforma nuestro carácter y así nos justifica. Detrás de este artículo se esconde, pienso yo, el serio error de hacer creer que el infierno es el resultado de nuestro carácter, y así el cielo también lo sería. Y como el infierno no sería una consecuencia de la condenación de Dios, el cielo tampoco sería una consecuencia de la justificación de Dios. En lugar de ello, si la condenación es vista como el deterioro del carácter, entonces la justificación sería vista como el mejoramiento del carácter.

Pero no es esto a lo que Pablo se refiere por justificación, ni es ese el evangelio que transformó al mundo. Decir que usted puede ponerse a bien con Dios mejorando su carácter, eso no es el evangelio.

¿Es la Condenación Obra de Dios?

Permítanme asegurarme de que vean cual es la idea y cuán equivocadas están las negaciones de ese artículo ¿Es correcto decir? “El infierno no es un castigo impuesto externamente por Dios” ¿Y es correcto decir? “que la condenación eterna no es obra de Dios”. La mayor parte de Romanos 1-3 está escrita para demostrar lo contrario. Después de establecer, en Romanos 1:16-17, el tema de la carta, Pablo dice en el versículo 18: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad”. El juicio está ocurriendo ahora y Dios está muy enojado con nosotros por nuestros pecados. Versículo 24: “Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”. Versículo 26: “Dios los entregó a pasiones degradantes”. Versículo 28b: “Dios los entregó a una mente depravada”. Estos son castigos activos de Dios. Pero hay más.

El énfasis es que hay un juicio sobre esos comportamientos. Romanos 2:2 “Y sabemos que el juicio de Dios justamente cae sobre los que practican tales cosas”. Versículo 3: “¿Y piensas esto, oh hombre, tú que condenas a los que practican tales cosas y haces lo mismo, que escaparás al juicio de Dios?” Versículo 5: “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”. El juicio viene de Dios y será producto de su ira contra el pecado. Esto es el infierno. No es solo una condición auto-impuesta; es el juicio que Dios nos impone, una sentencia legal de castigo eterno por el pecado (vea también 2:16; 3:5-6, 19).

Por esta razón y por muchas más existentes en el Nuevo Testamento, debemos rechazar la declaración de que, “El infierno no es un castigo que Dios nos impone externamente”, y que “la eterna condenación no es obra de Dios”. El infierno sí es un castigo impuesto por Dios a modo de justo juicio sobre los pecadores culpables.

Y, ¿por qué es importante que lo veamos de esta manera? Porque si no sabemos cuál es nuestra condición real, quizás que no reconoceremos la salvación de Dios, cuando llegue. Y así, podríamos no recibirla ni apreciarla, y bien podríamos ser atraídos por un evangelio falso que parezca muy creíble, pero que en realidad pierde el propósito más esencial. Y entonces no escaparemos al juicio de Dios.

Así que estos capítulos en Romanos acerca de la justificación son de tremenda importancia para nuestro bienestar eterno. Y son más importantes aún porque algunos de los principales maestros cristianos de la actualidad, entre los grupos cristianos más grandes, están haciendo declaraciones que pueden hacer que muchos cojan por el camino equivocado, y arruinen su alma.

¿Cómo Podemos Nosotros, Pecadores Culpables, Escapar a la Condenación?

Entonces hoy, en Romanos 4:1-5, ¿cuál es la respuesta a la pregunta: cómo escaparemos nosotros, pecadores culpables que estamos condenados, a la ira de Dios y cómo se nos quitará nuestra culpa, a fin de que ya no estemos más bajo la justa sentencia de condenación dictada por un Juez justo?

Pablo responde utilizando el ejemplo de Abraham. Romanos 4:1, “¿Qué diremos, entonces, que halló Abraham, nuestro padre según la carne?”. Ustedes conocen ala espiritualidad antigua, “Noé halló gracia ante los ojos del Señor” (Génesis 6:8). Bien, ¿qué halló Abraham? ¿También halló gracia ante los ojos de Dios? ¿Estaba su relación con Dios basada en la gracia?

Pablo comienza su respuesta en el versículo 2. Y retoma el asunto de la jactancia que ya había tratado en Romanos 3:27-28, “¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe. 28 Porque concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la ley”. Alguien podría decir, «¡¿De verdad?! ¿Y qué pasó con Abraham?». Porque Abraham fue reconocido por su obra de obediencia, especialmente por su buena voluntad para entregar a su hijo Isaac (Génesis 22). Y aquí está la respuesta de Pablo en Romanos 4:2: “Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios” ¿Qué quiere decir? ¿Significa acaso que Abraham podría ser justificado por las obras, y que podía gloriarse ante los hombres, pero no ante Dios? No lo creo, vean como el versículo 3 apoya al versículo 2: “Porque ¿qué dice la Escritura [en Génesis 15:6]? Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. Entonces el mensaje del versículo 3 no es que las personas que son justificadas por las obras, pueden gloriarse ante los hombres pero no ante Dios. La intención de este versículo es mostrar que Abraham no fue justificado por las obras. “creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”.

Así parafrasearía yo el versículo 2: «Si Abraham fue justificado por sus obras, tiene de que gloriarse. Pero ante Dios tal cosa es inconcebible». En otras palabras, el versículo 2 excluye toda la jactancia con respecto a la justificación, simplemente porque no existe tal cosa como la justificación por obras ante la presencia de Dios. La cláusula “si” en el versículo 2 significa excluir.

¿Por qué? Pablo basa su argumento en Génesis 15:6. Argumenta que Génesis 15:6 no dice que «Abraham obró para Dios y por eso fue justificado». Tampoco dice, «Abraham obró con amor y por eso fue justificado». Tampoco dice que «Abraham progresó en la formación de su carácter y por consiguiente fue justificado». Génesis 15:6 dice, “Y Abram creyó en el Señor [confió en Dios, depositó sus esperanzas en la gratuita misericordia de Dios, apartó su mirada de su desesperanzado e impío ser y la puso en la gracia de Dios], y Él se lo reconoció por justicia”.

¿Qué halló Abraham? Abraham halló gracia ante los ojos del Señor, solo por medio de la fe. Dios hizo que él tuviera fe y le contó esa fe como justicia —como una buena posición ante Dios. Abraham fue justificado ante Dios (fue absuelto, perdonado, aceptado, justificado) solo por fe sin la mediación de las obras.

Ahora bien, Pablo está muy interesado en escoger las palabras “fe” y “contado” presentes en su versión de Génesis 15:6,1 para demostrar por qué excluyen la jactancia y sustentan la justificación que es solo por la fe. Versículo 4: “Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor [según la gracia], sino como deuda”. Por eso es que la justificación por obras no puede poner fin a la jactancia. Si usted trabaja para obtener su justificación, está intentando conseguir que Dios le deba algo. Y si lo logra, entonces puede gloriarse —ante los hombres y ante Dios. Si trabajó para obtener su justificación y tuvo éxito, entonces no obtendría gracia, sino un salario. Dios se lo debería. Y en ese caso, podría decir, “la merezco”. Y Pablo dice que eso no fue lo que hizo Abraham.

La Justificación es Solo Por Fe—Nada Mas Que Por Fe

Bien, ¿Que fue lo que hizo Abraham? El versículo 5 es quizás el mas importante abordando el tema, en el Nuevo Testamento, de la justificación que es solo por fe. Hay tres señales brillantes en este versículo que demuestran que la justificación es solo por fe y nada más. Léanlo conmigo: “mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia”.

Noten tres señales que demuestran que la justificación es solo por fe.

1. “Al Que No Trabaja”

Primero, Pablo dice, “al que no trabaja”. Aquí tenemos una ilustración del evento de justificación. Este evento puede ocurrir en esta mañana en usted, porque no es un proceso largo (como la santificación). La justificación es un veredicto deliberado de Dios que ocurre solo en un instante: «inocente, aceptado, perdonado». Y Pablo dice que ocurre al que ¡“no trabaja”! Lo que significa que ocurre solo por fe.

2. Dios Justifica “Al Impío”

La segunda señal de que la justificación es solo por fe es la palabra “impío”. Después de decir, “mas al que no trabaja”, Pablo dice, “pero cree en aquel que justifica al impío”. Esto es totalmente chocante. Produce un efecto desagradable en todo nuestro sentido de justicia (vea Éxodo 23:7; Proverbios 17:15). Nos hace gritar, « ¿cómo es posible?». Y la respuesta es, por supuesto, “Cristo murió por los impíos” (Romanos 5:6). Dios puede justificar a los impíos porque su Hijo murió por los impíos.

La intención de la palabra “impío” es acentuar que tener fe no significa que seamos justos. La fe cree en aquel que justifica al impío. Cuando la fe surge, todavía somos impíos. La fe comenzará a vencer nuestra impiedad. Pero en el comienzo de la vida cristiana —en el momento en que tiene lugar la justificación— somos impíos. Las obras piadosas no comienzan a tener un papel en nuestras vidas hasta que somos justificados. Somos declarados justos solo por fe mientras aun somos impíos. Y solo así podemos tener la esperanza de que Dios esté de nuestro lado, para que podamos avanzar en la lucha contra la impiedad, Dios está con nosotros. Y si él está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?

3. “Su Fe Se Le Cuenta Por Justicia”

Finalmente, la tercera señal de que la justificación es solo por fe, es la última frase del versículo 5, “su fe se le cuenta por justicia”. No dice «sus obras de amor» ni siquiera «el fruto de su fe», sino su fe —solo su fe— se le cuenta por justicia.

Confíe En Aquel Que Justifica Al Impío

Y aquí estamos en esta mañana, como pecadores al borde del infierno —no como una simple condición auto-impuesta y de distanciamiento, sino como una sentencia de condenación impuesta por Dios ¿Cómo escaparemos? ¿Cómo seremos justificados ante Dios, perdonados, absueltos, considerados como justos ante su presencia en lugar de culpables e impíos? Respuesta: Confiando en aquel que justifica al impío.

Cristo murió para pagar nuestra deuda. Cristo vivió para proveer nuestra justicia. Cuando perdemos la esperanza en nosotros mismos y confiamos en el Dios que justifica al impío, Dios considera que nuestro pecado fue castigado en la cruz, y nos imputa la justicia de Cristo.

¿Quiere estar bien con Dios? ¿Quiere estar sobre un firme e inquebrantable cimiento para la vida y la eternidad? ¿Quiere una paz que sobrepase los límites de la comprensión humana? Confíe en el Único que justifica al impío.


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1 Nos referimos a la Septuaginta, la que probablemente fue la versión utilizada por Pablo al redactar Romanos [Nota del Editor].


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