El camino de Abraham Lincoln a la Providencia Divina

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English: Abraham Lincoln's Path to Divine Providence

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Soberanía de Dios
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Traducción por Pilar Peña


Abraham Lincoln, nacido en este día hace 199 años, permaneció escéptico y a veces incluso cínico en cuanto a religión a los 40. Por lo que lo más llamativo del reciente artículo de Marvin Olasky sobre Lincols en World Magazine es cómo el sufrimiento personal y nacional llevó a Lincoln más a la realidad de Dios que fuera de ella.

En 1862, cuando Lincon tenía 53 años, su hijo Willie de 11 falleció. La esposa de Lincoln “intentó llevar su pena buscando en los medios de la Nueva Era”. Lincoln se dirigió a Phineas Gurley, pastor de la Iglesia Prebisteriana de la Avenida New York de Washington. Algunas conversaciones extensas llevaron a lo que Gurley describe como “una conversión a Cristo”. Lincoln le confió que se “dejó llevar muchas veces sobre mis rodillas con la convicción inconsolable de que no tenía ningún sitio más adonde ir”.

De manera similar, los horrores de los soldados muertos y heridos le asaltaban diariamente. Washington contaba con cincuenta hospitales para los heridos. La bóveda del Capitolio acogía 2000 camillas para los soldados heridos. Era típico que 50 soldados fallecieran cada día en estos hospitales temporales. Todo esto condujo a Lincoln más profundamente en la providencia de Dios. “No podemos si no creer, que Quien hizo el mundo aún lo gobierna”.

Su afirmación más famosa sobre la providencia de Dios en cuanto a la Guerra Civil fue su segundo discurso inaugural, dado un mes antes de su asesinato. Resulta sorprendente no convertir a Dios en un simple partidario de la Unión o la causa de la Confederación. Tiene sus propios objetivos y no excusa ningún en ninguna parte.

Esperamos con cariño- rezamos fervientemente- porque este vestigio poderoso de la guerra pasara rápidamente… Aun si Dios desea que continúe hasta que la riqueza acumulada por el trabajo duro descompensado de doscientos años por parte del hombre se hunda y hasta que cada gota de sangre derramada con el látigo, se pague con otra derramada con la espada, como se dijo hace tres mil años por lo que se debe decir que “los juicios del Señor son ciertos y justificadamente en su conjunto”.

Lincoln resonaría con las palabras paradójicas de Alexander Solzhenitsyn ochenta años más tarde, cuyo encarcelamiento en los “campamentos de trabajos forzados” de Joseph Stalin no le condujo a la desesperación si no al descubrimiento de la bondad:

Se me otorgó al dejarme llevar por mi espalda curvada de años de prisión, que casi se quebraba bajo su carga, la siguiente experiencia vital: Como un ser humano se convierte en diablo o en alguien bueno. En la intoxicación de los éxitos de la juventud, yo me había sentido infalible y por tanto, era cruel. En el exceso de poder, yo era asesino y opresor. En mis momentos más demoníacos, estaba convencido de que estaba actuando bien y me encontraba provisto de argumentos sistemáticos. Fue sólo cuando yacía en la prisión que sentí los primeros vestigios de bondad en mi interior. Gradualmente se me reveló que la línea separatoria entre lo bueno y lo malo no atraviesa estados, clases, ni partidos políticos; pero sí el corazón de cada persona y los corazones de todos los seres humanos. . . . Eso fue por lo que le di la espalda a los años de encarcelamiento y digo a veces para el asombro de algunos: “¡Bendita prisión!” Yo…. he servido suficiente tiempo allí. Alimenté mi alma allí y digo sin duda alguna: “¡Bendita prisión por haber estado en mi vida!” (The Gulag Archipelago:[El archipiélago Gulag] 1918-1956, 615-617)

Rezo por todos los que sufrís la pérdida y daño y la gran pena que os despertará como lo hizo con Lincoln, no un nihilismo vacío, si no una confianza más profunda en la sabiduría y amor infinitos de la providencia inescrutable de Dios. “¡Oh, la profundidad de la riqueza, sabiduría y conocimiento de Dios! ¡Qué impenetrables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romans 11:33).

Pastor John


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