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English: Listen to the Eyewitness of His Majesty

© Desiring God

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Por John Piper sobre La Biblia
Una parte de la serie Precious & Magnificient Promises: Nine Sermons on 2 Peter

Traducción por Maria del Carmen Zanassi


2 Pedro 1:12-19 (LBLA)

Hasta ahora, de lo que vimos en 2 Pedro (hasta 1:11), el punto principal es instar a los cristianos a asegurarse de que verdaderamente son salvos. El versículo 10 dice: "Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección". Pedro es consciente que hay quienes han hecho una especie de comienzo en la vida de fe y obediencia, pero luego abandonaron el crecimiento y derivaron en la destrucción (2:20). Él no quiere que eso nos pase a nosotros. Entonces, nos dice cómo asegurarnos de que estamos entre los elegidos, " a quienes llamó por su gloria y excelencia" (v.3). La manera de confirmar el llamado y la elección es permanecer firme en la fe y avanzar en la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la piedad, el espíritu fraternal y el amor. Estas son las cosas que certifican lo genuino de la fe y confirman la realidad de la conversión. Si las poseemos y crecemos en ellas, nunca vamos a caer o estar sin fruto (vs. 8,10).

Contenido

Confirmen Su Elección Porque Dios está Obrando en Ustedes

Hasta aquí, este es el punto principal: Confirmen su elección avanzando en toda la obediencia de la fe. Pero, hay una cuestión secundaria tan importante como esto, específicamente: "Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad" (v.3). Todos nuestros esfuerzos para continuar hacia la meta del amor perfecto son posibles, porque Dios ya nos ha dado el poder de su Espíritu. No trabajamos para ganarnos su gracia. Trabajamos por el poder de su gracia, la cual estaba antes de todo nuestro esfuerzo. Y además, su poder siempre fluye en nosotros cuando confiamos en sus valiosas e inmensas promesas (v.4). Por consiguiente, cuando el poder de Dios nos posibilita amar a Cristo, siempre lo hace a través de la fe en las promesas de Dios. Y eso significa que la obediencia que confirma nuestra elección es la obediencia que proviene de la fe. No aseguramos nuestras vidas al tratar de ganarnos la gracia de Dios a través de las obras según la ley. La aseguramos al confiar tanto en las misericordiosas promesas que no deseamos nada más que amar a los demás como Dios nos ama. "El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor" (1 Juan 4:8).

Hoy vamos a seguir con el pensamiento de Pedro a través del versículo 19. Entonces, veamos el texto y apliquémoslo a nuestras vidas mientras lo recorremos. Versículos 12-15:

Por tanto, siempre estaré listo para recordaros estas cosas aunque vosotros ya las sabéis y habéis sido confirmados en la verdad, que está presente en vosotros. Y considero justo, mientras esté en este cuerpo, estimularos recordándoos estas cosas, sabiendo que mi separación del cuerpo terrenal es inminente, tal como me lo ha declarado Nuestro Señor Jesucristo. También yo procuraré con diligencia que en todo tiempo, después de mi partida, podáis recordar estas cosas

Aquí veo 4 pasos en el pensamiento de Pedro y los voy a mencionar, no en el orden en el que están en el texto, sino desde las observaciones más básicas hasta las conclusiones que saca para su propia acción.

A Aquellos que están Fortalecidos

Primero, en el versículo 12, él observa que las cosas que está escribiendo ya las saben. Sus lectores están bien fundamentados y fortalecidos en la verdad. Recuerden que, justo antes de que Pedro negara a Cristo tres veces, Jesús le dijo (Lucas 22:32): "Una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos". Esta es la misma palabra que se usa en 2 Pedro 1:12. Sus lectores están fortalecidos, quizás por el mismo ministerio de Pedro (cf. v. 16). Por lo cual, si en Bethlehem nos consideramos fortalecidos en la verdad de Dios, sigamos el consejo. Esta carta es para nosotros. No es solo para los que comienzan.

La Cercanía de la Partida de Pedro

Segundo. En el versículo 14, el Señor está casi listo para separar a Pedro de su cuerpo: "Se que mi separación del cuerpo terrenal es inminente tal como me lo ha declarado Nuestro Señor Jesucristo". Su muerte está cerca. El Señor le ha evidenciado que no falta mucho. Esto tiene dos implicaciones claras y reconfortantes para nosotros, cuyos llamado y elección son seguros. Esto implica que cuando morimos vamos a estar con el Señor. Las palabras que Pedro usa en el versículo 14 denotan que el cuerpo es como una tienda de campaña, o una prenda de vestir, y que la muerte significa que dejamos a un lado la prenda por un tiempo y partimos. Como Pablo dijo en 2 Corintios 5:8: "Preferimos, más bien, estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor". Todos debemos tomar coraje a medida que esta prenda carnosa se va desgastando. No seguiremos con ella hasta la corrupción. La segunda consecuencia reconfortante del versículo 14 es que la muerte de un creyente nunca es accidental desde la perspectiva de Dios. Deben recordar, de Juan 21:18,19, que Jesús predijo que Pedro moriría crucificado. Ahora Pedro dice acá que Dios le manifestó cuándo - en poco tiempo. La razón por la cual el Señor sabe cuándo y cómo Pedro morirá es porque Él tiene el control del mundo. Dios pudo mandar un ángel para que Pedro escapara cuando estuvo preso en Roma. Hizo eso en Hechos 12:6-11. Pero, no va a hacer lo mismo ahora. Pedro morirá, crucificado cabeza abajo, de acuerdo a la tradición. Pero, ni él ni sus queridos amigos que estaban leyendo esta carta, ni nosotros debemos dudar pensando que el diablo lleva la delantera. La mano de Dios es siempre la que tiene el control. No importa cuán trágica nos pueda parecer la muerte de un creyente. Dios tiene una perspectiva universal y siempre hace las cosas bien. Mi padre captó este pensamiento perfectamente en un poema que escribió para este Día de la Madre, en memoria de mi madre, quien murió en un accidente de autobús.

UN CORTO POEMA DE LA MADRE EN SU MEMORIA
Aunque ahora el dolor ha cesado hace mucho
los misterios siguen permanentes
De cómo alguien tan llena de vida y alegría
pudo ser muerta repentinamente.

Cuán fácilmente el corazón reclama: "¿Por qué?"
"¿Por qué Señor; por qué no yo?"
El propósito de su voluntad soberana
es difícil entenderlo.

Sin embargo, en la sombra de sus alas
uno siente amor y protección
que sanan el corazón herido y destrozado
y quebrantan la triste desesperación.

Bill Piper
5-9-82

La Necesidad de Recordatorios

El tercer paso está en el versículo 13. Como los lectores ya están fortalecidos en la verdad y el tiempo de Pedro en la tierra es corto, Pedro cree que tiene que pasar el tiempo que le queda recordándoles estas cosas. Si el Señor les dijera esta tarde que el tiempo que les queda es corto, ¿a qué se dedicarían con cuerpo y alma? Pedro responde: Voy a dedicarme a aumentar la memoria vívida de la verdad cristiana. Está convencido de que si puede mantener en la memoria la grandeza de la obra y las promesas de Cristo, los creyentes se despertarán y se sentirán estimulados a tener esperanza en esas promesas y a ser diligentes en el crecimiento de la piedad, y así confirmar su llamado y elección.

¿Entienden lo que esto significa para nosotros en Bethlehem? Significa que aún nosotros, que conocemos la verdad y estamos fortalecidos en ella, necesitamos recordatorios reiterados de su grandeza, en caso de que nos durmamos o nos olvidemos (cf.v.9). Debemos sacarnos de la cabeza la noción de que nuestra seguridad eterna es mecánica o automática. Dios es fiel y protegerá a sus hijos para que no tropiecen (1 Tesalonicenses 5:24; Romanos 8:29 ff.), pero la manera en que lo hace es personal, viva y dinámica e involucra una interacción real entre los santos y Cristo. Dios usa recordatorios para despertarnos del sueño de la indiferencia. Demostramos lo genuino de nuestra salvación al hacer uso de estos recordatorios y al sentirnos estimulados a agregar virtud, conocimiento, templanza, piedad, espíritu fraternal y amor a nuestra fe. Pedro considera que estos creyentes fortalecidos en la fe son personas con una gran necesidad de recordatorios estimulantes . Si un día al año necesitamos que nos recuerden el tremendo valor de nuestra madre a quien hemos visto, no es sorprendente que necesitemos recordatorios semanales y aún diarios de que las promesas de Dios son infinitamente más valiosas que la relación más preciada sobre la tierra.

Última Voluntad y Testamento

En el versículo 15, el cuarto paso del pensamiento de Pedro lleva el tercero un poquito más lejos. Como él cree que es correcto dedicar el resto de los meses que le quedan en la tierra al ministerio de recordar, resuelve dejar una carta que permanezca, para seguir recordando a la iglesia estas cosas hasta que Jesús venga. "Me voy a encargar que después de mi partida puedan recordar todas estas cosas en cualquier momento". La razón por la que un cristiano debe escribir una última voluntad y testamento es cuidar que lo que ha acumulado y aprendido será usado en el nombre de Cristo cuando haya partido. Esta carta es la última voluntad y testamento de Pedro. Es como si estuviera reviviendo ese día en la puerta del templo en Jerusalén, cuando le dijo al tullido: "No tengo plata ni oro, más lo que tengo te doy" (Hechos 3:6). No tenía plata ni oro para dejarle a nadie, sin embargo, lo que tenía era infinitamente más valioso y se lo deja a la iglesia: un recordatorio con autoridad de la valiosa y gran promesa de que Cristo va a volver. Creo que si Pedro nos pudiera ver ahora, se sentiría contento de que su carta se preservó en la Escritura y que 1900 años después él está aún recordando y estimulando a los santos para que confirmemos nuestro llamado y elección.

Por lo tanto, vemos cuatro pasos en los versículos 12-15: primero, Pedro está preocupado por la gente que conoce la verdad y está fortalecido en ella; segundo, sus días están contados - de acuerdo al plan de Dios; tercero, los creyentes fortalecidos necesitan recordatorios constantes con respecto a lo "grande y valiosas" que son las promesas de Dios; cuarto, Pedro nos da esta carta como su última voluntad y testamento. Su legado a la iglesia no es dinero, sino un recordatorio del poder de Cristo y su segunda venida.

Mito Versus Historia

En el versículo 16, nos dice por qué este recordatorio es importante: "Porque cuando os dimos a conocer el poder y la venida de Nuestro Señor Jesucristo, no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que fuimos testigos oculares de su majestad". En otras palabras, la razón por la cual mi recordatorio sobre las valiosas y grandes promesas de Dios (las cuales están todas resumidas en el segundo advenimiento de Cristo) - la razón por la que esto que les digo es tan importante - es que no está basado en un mito, sino en la cuenta que da un testigo de la majestad de Cristo.

Hay tres observaciones importantes para hacer aquí. Primero, la palabra "venida", en el versículo 16, se refiere a la segunda venida de Cristo, no solo a la primera. La palabra griega parusía se refiere 18 veces a la segunda venida en el Nuevo Testamento y nunca a la primera. La misma palabra se usa en 2: Pedro 3:4 y 12, donde se refiere ciertamente a su futuro advenimiento. Segundo, el poder y el advenimiento de Cristo eran parte de las primeras enseñanzas de Pedro a estas personas. El versículo 16 dice que ya "lo había dado a conocer". No es una doctrina relacionada que se adjuntó al final; es esencial. Cristo tiene todo el poder y la autoridad, y va a volver. Una de las señales de una fe evangélica viva es que tengamos en cuenta realmente, seriamente y jubilosamente el regreso visible del Dios-hombre, Jesucristo. El segundo advenimiento está en el centro de nuestra fe, y nuestra confianza debe ser la fe de nuestro corazón. Debemos anhelarla.

La tercera observación del versículo 16 es que la confianza en el futuro advenimiento de Cristo con su poder no se basa en un mito, sino en la experiencia de un testigo de su majestad en el pasado. La diferencia entre las especulaciones míticas y la fe cristiana es la historia. Nuestras doctrinas no son el resultado de un pensamiento inteligente. Son el resultado de una observación histórica. Esta es la razón por la cual el conocimiento tiene un rol crucial para Pedro. Presten atención al versículo 2: "Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios". Versículo 3: "Su divino poder nos ha sido concedido. . . mediante el conocimiento". Versículo 5: "Obrando con toda diligencia, añadid a vuestra virtud conocimiento". Versículo 8: "Estas virtudes al estar en vosotros, no os dejarán estériles en el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo" (Vean también 2:20; 3:18). La fe cristiana verdadera no crece en la ignorancia. Son las sectas las que lo hacen. Hay dos cosas han sido siempre consecuencia de las misiones cristianas: los hospitales y las escuelas. Si nuestra fe no tiene su fundamento en observaciones confiables de la realidad histórica, esto es una "fábula ingeniosamente inventada" que no merece aceptación.

La Gloria del Segundo Advenimiento

En los versículos 17 y 18, Pedro nos dice, particularmente, qué evento histórico le ha dado esa confianza en el poder y en el segundo advenimiento de Cristo, específicamente, su experiencia como testigo, junto a Jacobo y Juan en el monte de la transfiguración (Mateo 17:1-8; Lucas 9:28-36). De la explicaciones del Evangelio deben recordar que ellos fueron a orar con Jesús y que se transfiguró delante de ellos en gloria y gran resplandor y, luego, desde una nube que los cubría, Dios les habló de su Hijo. En los versículos 17 y 18, Pedro describe ese evento: "Pues, cuando Jesús recibió honor y gloria de Dios Padre, la majestuosa Gloria le hizo esta declaración: 'Este es mi Hijo amado en quien me he complacido', nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo cuando estábamos con Él en el monte santo". Estábamos allí, escuchamos la voz, vimos la gloria. Y así, ahora sabemos con qué poder, gloria y autoridad regresará Jesús. La experiencia del testigo de la transfiguración de Jesús fue un anticipo de la gloria del segundo advenimiento de Jesús.

Pedro pudo haber contado cómo vio a Cristo después de su Resurrección o cómo lo vio ascender a los Cielos, pero en ninguno de estos dos casos apareció con la majestad que cuenta el versículo 16. Y es la majestad y la grandeza de su venida lo que Pedro quiere que recordemos. Recuerden que en el versículo 4 se refiere a las preciosas y maravillosas (magníficas) promesas. Treinta años después, el acontecimiento de la revelación de la majestad de Cristo llena de asombro la mente de Pedro y él quiere, más que nada en el mundo, compartir con nosotros la esperanza de esa visión antes de morir.

La Lámpara de la Palabra Profética

En el versículo 19, él enfatiza nuevamente que lo que dice sobre el segundo advenimiento de Cristo es seguro y nos convoca a prestarle atención hasta el final. "Tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en lugar oscuro hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones". Pedro llama a la palabra del advenimiento de Cristo "palabra profética", porque la gloriosa venida del Mesías se predice por los profetas del Antiguo Testamento (por ej. Malaquías 4:2; Isaías 60:1). Ahora él habla de ésta como "más segura", porque fue confirmada a los testigos, en el monte de la transfiguración, como un anticipo de su cumplimiento.

En la segunda mitad del versículo 19, vuelve a reiterar la advertencia de los versículos 12-15. Allí, el sentido era que todos los cristianos necesitan que se les recuerden repetidamente las preciosas y valiosas promesas. Aquí, el sentido es que todos los cristianos tienen que prestarle atención a la palabra profética. Él usa una imagen para mostrarnos la urgencia de su advertencia. Es de noche. El mundo está cubierto con la oscuridad del pecado, del engaño, del temor y de la codicia (cf. Colosenses 1:13). Todos los que habitan esta era de oscuridad corren el peligro de tropezar con alguna inesperada tentación o falsedad. Nuestra única esperanza para sobrevivir la noche es tener una lámpara encendida delante de nosotros. Pedro dice que la palabra profética, la promesa del advenimiento de Cristo, es esa lámpara. Él nos suplica: presten atención a ella; no se duerman; no se alejen siguiendo alguna canción que los hechice en la noche. La esperanza del advenimiento de Jesucristo es la lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino en un mundo muy oscuro.

Durante dos semanas he estado diciendo que pongan frente a ustedes la zanahoria o la copa de helado con salsa de chocolate caliente de las promesas de Dios y dejen que los atraiga a la vida eterna por los senderos de la justicia. Ahora cambio la imagen y dejo que Pedro diga lo mismo: Lleven frente a ustedes la lámpara de la promesa del glorioso advenimiento de Cristo para que los guíe a través de la noche, alejados de toda tentación de pecado, hasta el amanecer. "Todo el que tiene esta esperanza puesta en Él se purifica, así como Él es puro" (1 Juan 3:3). El poder de Dios por la piedad fluye en el canal de su promesa.

¿Cuál es la esperanza que nos conduce a caminar en la luz porque Él está en la luz? Dos cosas: el amanecer afuera y la estrella del alba adentro.La lámpara brillará "hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones". Su gloria aparecerá y cubrirá la tierra como las aguas cubren el mar. Y seremos como Él. En Apocalipsis 22:16, Jesús dice: "Yo soy el lucero resplandeciente de la mañana". Y en Apocalipsis 2:28, promete: "Al vencedor, al que permanezca fiel hasta el fin. . . le daré el lucero de la mañana". La luz se elevará sobre el mundo y en nuestros corazones. Habrá gloria afuera y adentro.

¿El sol que contemplan es resplandeciente?
Entonces volar la imaginación dejen
Y multiplíquenlo mil veces diez
Luego, esperen que la respuesta el cielo llene.
La majestad del Señor volverá
por cien mil soles iluminada
Y en mi corazón una estrella arderá
con sus rayos llenos de eterna alabanza.

JP 5-82

"El anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios" (Romanos 8:19). "Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre" (Mateo 13:43). Si están cosas son así , ¡qué clase de personas debemos ser en esperanza, alegría y piedad!



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