Fuera del Campamento
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Jesucristo
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio” (Heb. 13:12-13).
- Hebreos 13:12-14
Hace dos mil años, el autor de la epístola a los Hebreos se encontró frente a un público que no estaba viviendo su vida por la luz del Evangelio. Ellos no estaban firmes en su fidelidad a Jesús y estaban considerando abandonarlo. Esa no era la respuesta adecuada a Aquel cuya superioridad a los ángeles y a Moisés (Hebreos 1:1-3:6) como el Mediador del nuevo pacto (7:01-10:18) exigía una vida fiel de acondicionamiento y fortalecimiento para la carrera por delante (cap. 12-13).
Para este público, el permanecer fiel a Cristo Jesús quería decir que ellos no ellos regresarían al antiguo pacto, sino que honrarían la fe de los santos del antiguo pacto por su fidelidad a Jesús (cap. 11). Estos santos del antiguo pacto murieron en fe esperando la venida del Mesías.
Estos santos anhelaban el día en que serían capaces de comer del altar de Cristo. Esperaban con interés el día en que iban a ser herederos vivos del reino de Dios. Como vimos ayer, nosotros los santos del nuevo pacto vivimos en ese día. Aquellos de nosotros que conocemos a Jesús tenemos el privilegio de comer de Su altar, mientras que los sacerdotes del antiguo pacto no lo tuvieron (13:10).
El pasaje de hoy nos dice que por la fe los cristianos pueden participar de este altar, porque es el altar de la expiación final. En el Día de la Expiación, los animales eran quemados fuera de la puerta, como una figura del día en que nuestro Salvador sufriría en Gólgota, fuera de los límites de Jerusalén (vv. 11-12). Por otra parte, Él sufrió para santificarnos (v. 12). Salió de la ciudad santa de Jerusalén por el desierto inmundo y, al hacerlo, nos mostró que la santidad no depende de un lugar geográfico, sino de recibirlo como Señor.
A la luz de esta realidad, nosotros también tenemos que dejar el campamento y unirnos a Cristo en el desierto. Tenemos que dejar atrás la inmundicia del pasado y unirnos a Cristo en el desierto, porque sólo Él puede hacernos nuevos. Puede que no tengamos que abandonar el campamento de los sacrificios del antiguo pacto como el pueblo original lo hizo. Sin embargo, como ellos, debemos dejar atrás el pasado y aferrarnos a Cristo. Debemos llevar su vituperio sabiendo que nuestra ciudadanía no está en esta época actual, sino en la ciudad que vendrá cuando toda la creación sea finalmente renovada (v. 14).
Coram Deo
¿Ha salido del campamento para sufrir reproche con Jesús? ¿Ha dejado atrás los pecados del pasado con el fin de aferrarse a la cruz? ¿Ha sido un creyente por algún tiempo y siente que su antigua vida del pecado le vuelve a llamar? Mire su vida, y vea que es lo que tiene que dejar atrás para ir fuera del campamento. Pídale a Dios que lo haga capaz de hacerlo.
Pasajes para Estudio Adicional
Sal. 127:1-2
Gal. 4:21-3
Heb. 11:13-16
Ap. 21:9-27
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