Honra al padre y a la madre de tus nietos
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Nancy Wilson sobre Crianza de los Hijos
Traducción por Silvana Borghi
Ser padres de niños piadosos es una bendición indescriptible, solo por ser superada al tener nietos devotos. Ver a los hijos de tus hijos caminar en la fe es un testimonio de bondad, misericordia y fe en el Señor.
Siendo padres y abuelos cristianos, tenemos el privilegio de continuar el modelo que Moisés le dió a los Israelitas: «para que temas al Señor tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.». (Deuteronomio 6:2)
Como abuelas, tenemos que hacer más que simplemente animar a nuestros hijos y nietos y comprarles cosas en Navidad (aunque hagamos esas cosas y más). Nuestro deber más importante es temer al Señor y obedecerlo todos los días de nuestra vida.
Nuestros nietos deberán recordarnos por la fe, el temor de Dios y todo nuestro amor que damos y fluye del deseo de ser una fuente de bendición material y espiritual para nuestros nietos. Es natural y obvio que ansiemos tener un rol activo en brindarles nuestra fe a ellos.
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Las posesiones espirituales de tus nietos
Loida, la abuela de Timoteo, claramente intervino en pasar la fe a su nieto. De otra manera, ¿Si no, por qué Pablo la mencionaría, así como a la madre de Timoteo, Eunice, en su segunda carta a Timoteo?
«Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice y estoy seguro que en ti también». (2 Timoteo 1:5)
Claramente la abuela Loida impresionó a Pablo por ser una mujer cuya fe fue un verdadero logro. Era firme. Y aunque nuestras vidas son bastante diferentes de esta mujer judía del siglo I, seguro podemos ver en ella un gran activo espiritual para nuestros propios nietos de nuestra generación.
Con mis diecisiete nietos, que van en las edades desde dos años a diecinueve, esto es algo en lo que he estado pensado por bastante tiempo. Y aunque su crianza haya sido diferente a la mía, espero poder ofrecerle algunas sugerencias.
No te metas en el camino
Es fácil admirar a los nietos. ¿Qué abuela no se ha sentido embelesada en dicha y alegría con la llegada de un niño recién nacido? Creo que amar a los nietos es la parte más fácil. Es algo natural y abundante. Tanto que a veces incluso tenemos que controlarlo. Eso es lo primero. No permitas que el amor por tus nietos intervenga en su crecimiento espiritual. ¿Cómo puede suceder eso?
Cuando mi yerno se llevaba a nuestro primer nieto por el pasillo porque él necesitaba algo de disciplina, me encontraba ofreciendo excusas por la mala conducta de mi nieto (luego le ofrecía disculpas a Ben). Pero recuerdo el momento decisivo cuando, en vez de avergonzarme, dije algo así: "Dios te bendiga, Ben. ¡Deseo nietos devotos y felices!" y mi primer nieto ha crecido y se ha convertido en un hombre joven muy bueno! ¡Gracias a Dios!
Honra sus padres y madres
Aunque deseemos ser las fuentes de discipulado para nuestros nietos, debemos tratar de no hacer el trabajo de los padres. Las abuelas podemos ayudar, no ser un obstáculo ni una interferencia. Dios llamó a los padres a criar a sus propios hijos en el Señor y nuestro rol como abuelas es apoyar sus esfuerzos. Incluso y especialmente cuando podemos estar en desacuerdo con cómo ellos lo están haciendo. Y eso haremos.
Recuerda, tus hijos ya han crecido y se han ido de la casa. Ya has tenido la oportunidad de criarlos en la fe cristiana. Ahora tu trabajo es alentarlos, ya no es para enseñarles, ni amonestarlos. Si tienes una buena relación con tus hijos adultos, ellos recibirán con agrado tus comentarios. Pero siempre es mejor si esperamos a que nos lo pidan.
A lo largo de los años he tenido que aconsejar bastante a madres jóvenes que están pasando por un momento difícil con sus propias madres o suegras. Diría que los temas más importantes son las críticas y la interferencia.
Por ejemplo, los padres no quieren que los chicos tengan cierto tipo de juguete, pero los abuelos se los compran de todos modos. O, los abuelos les compran demasiadas cosas. O, los abuelos critican la forma en que los padren hacen su trabajo. Toda esta crítica e interferencia solo tendrá éxito en alejar a tus propios hijos. Puedes no estar de acuerdo con las decisiones sin decirles nada.
Es más fructífero hablar con Dios de ello y Él te mostrará dónde estás malentendiendo la situación o te dará la paciencia para mantener tu lengua quieta. Recuerda cómo te sentías cuando eras una madre joven. ¿Te gustaba que tus padres te criticaran? ¡Lo dudo!
Hogares abiertos y Oraciones incesantes
Haz de tu hogar en un lugar acogedor para tus hijos casados y nietos. No los saludes con una lista de reglas. ¿Qué es más importante?
Mi hermosa mesa de comedor está llena de rasguños y manchas. Pero me hace sonreír cuando pienso en todos los momentos felices alrededor de ella. ¡Incluso hay una carita sonriente tallada en un lugar! Ni siquiera quiero saber cuál de mis nietos (o invitados) hizo esto. Pero por lo menos, es una cara sonriente y no una con el ceño fruncido. Quizás pienses que soy rara pero atesoro esa pequeña obra de arte en mi mesa.
Finalmente, ora por tus nietos y no pares de alentarlos y bendecirlos en Cristo. ¡Tus acciones hablan mucho más fuerte que tus palabras!
«Pero el amor firme del Señor es desde siempre y para siempre, para los que le temen y su justicia para los hijos de los hijos». Salmo 103:17
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