Jesús y los Niños
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Niños
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Vicki L. Olton
Reflexionando sobre los niños como detectores del orgullo
Algo que se tiene que tener en cuenta cuando se está evaluando la aptitud espiritual de una persona para el ministerio es la manera en que él/ella se relaciona a los niños. Pon a un niño en un cuarto y observa. Eso es lo que Jesús hizo para mostrarnos algo. Los niños son como el papel tornasol que se usa para revelar la presencia del orgullo.
Podrías pensar que lo principal que te diría Jesús sería: “No sean orgullosos, sean como los niños.” Lo fundamental que él dijo en Mateo 18:3 fue lo siguiente: “En verdad os digo que si no os convertís y os haceís como ninos, no entrareís en el reino de los cielos.” Pero Él dijo otra cosa que es aún más llamativa. Cuando Jesús vió que sus discípulos estaban disputando sobre quién era el más importante, “Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos. Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo: El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me envió.”(Marcos 9:34-37).
Recibir a un niño en tus brazos en el nombre de Jesús es una manera de recibir a Jesús. Y el recibir a Jesús es una manera de recibir a Dios. Por lo tanto, la manera en que tratemos los niños es una señal de nuestro compañerismo con Dios. Algo está profundamente mal en el alma que no desciende (o debería ser “ascienda”?) a amar y valorar a un niño.
Entonces, sería bueno prestar atención especial a la manera en que Jesús se relaciona con los niños. Considera estas situaciones y deja que ellos despierten en tí los anhelos de Cristo. ¿Qué sería más importante que recibir a Cristo y recibir a Dios el Creador en él? Increíblemente Jesús dice que esto ocurre cuando nos relacionamos con los niños.
1. Jesús era un niño
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Isaías 9:6).
2. Jesús tomó los niños en sus brazos y los benidjo
Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis... Y tomándolos en sus brazos, los bendecía, poniendo las manos sobre ellos. (Marco 10:14- 16)
3. Jesús curó la niña de una mujer extranjera
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: —Oh Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedo sana desde aquel momento. (Mateo 15:28)
4. Jesús expulsó un demonio de un niño
Y Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento. (Mateo 17:18)
5. Jesús resucitó a una niña que había muerto.
Y tomando a la niña por la mano, le dijo: Talita cum (que traducido significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!). Al instante la niña se levantó y comenzó a caminar, pues tenía doce años. Y al momento se quedaron completamente atónitos. (Marcos 5:41-42)
6. Jesús usa los panes y peces de un niño para alimentar a cinco mil personas.
Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos? Jesús dijo: Haced que la gente se recueste.(Juan 6:9-10)
7. Jesús dijo que deberíamos ser como un niño.
Y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. (Mateo 18:3-4)
8. Cuando Jesús venía, los niños gritaban “Hosana! al Hijo de David”.
Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley vieron..., los niños gritaban en el templo: «¡Hosana al Hijo de David!». (Mateo 21:15)
9. Jesús predice los días terribles cuando los padres darían a sus niños a morir
Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. (Marco 13:12)
10. Jesús dijo que si usted recibe a un niño en su nombre, usted lo recibe a El y al que lo envió.
El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me envió. (Marco 9:37)
Permitamos que El Señor nos enseñe esta profunda verdad – que amando a los niños en el nombre de Jesús es amar a Dios el Hijo y Dios el Padre. Por supuesto, esto va más allá: tiene que ver con aceptar y estar en íntima comunión con Dios. El trabajar con los niños “en el nombre de Cristo” no es ninguna tarea fácil.
Pastor John
[Adaptado de “A Godward Life”, Libro #2, págs. 188-190]
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