La Iglesia Deliberante/Las Cuatro "P"

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English: The Deliberate Church/The Four P's

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Por Mark Dever sobre Ministerio Pastoral
Capítulo 6 del Libro La Iglesia Deliberante

Traducción por 9Marks


Cuando fui entrevistado en la Iglesia Bautista de Capitol Hill antes de ser llamado para ser pastor, algunos me preguntaron si tenía algún programa o plan de crecimiento para implementar. Para la sorpresa de estas personas (¡y quizás para usted también!), le respondí que no tenía en realidad ningún programa o planes para implementar. Estaba solamente armado con las cuatro “P”: Yo predicaría, oraría, desarrollaría relaciones de discipulado personal y sería paciente[1].

Contenido

Predicar

Tal vez es sorprendente para algunos, yo digo estarían contentos de ver cada aspecto de mi ministerio público fallar si fuera necesario... excepto el de predicar la Palabra de Dios. Ahora, ¿qué clase de cosa es decir eso a la iglesia por un candidato a pastor? Lo que quería establecer era que existe solo una cosa que es bíblicamente necesario para edificar una iglesia, y eso es la predicación de la Palabra de Dios. Otros pueden efectuar otros deberes, pero solo yo soy responsable de ser apartado por la congregación para la enseñanza pública de la Palabra de Dios. Esta sería la fuente de nuestra vida espiritual, tanto para individuos como para la congregación.

La Palabra de Dios ha sido siempre Su instrumento escogido para crear, convencer, convertir y conformar a Su pueblo. Desde el primer anuncio del Evangelio en Génesis 3:15, hasta la palabra inicial de la promesa a Abraham en Génesis 12:1-3, hasta Su cumplimiento de esa promesa por Su Palabra en los Diez Mandamientos (Exodo 20), Dios da vida y aliento y santidad a Su pueblo a través del agente de Su Palabra. Desde la reforma bajo Josías en 21 Reyes 22-23, hasta el avivamiento de la obra de Dios bajo Nehemías y Esdras en Nehemías 8-9, hasta aquella gran visión del Valle de los Huesos Secos en Ezequiel 37:1-14 Dios da aliento de vida de Su Espíritu hasta la muerte de su pueblo a través de la predicación de Su Palabra, Dios siempre envía Su Palabra cuando El quiere renovar vida en Su pueblo y reunirlos para Su gloria. La manera que Dios obra es a través del agente de Su Palabra. El dice mucho en Isaías 55:10-11:

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. (Énfasis añadido).

El Nuevo Testamento testifica de la primacía de la Palabra de Dios en Su método que es muy notorio: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4). La Palabra nos sostiene: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios... En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres... Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:1, 4, 14). Jesús el Verbo hecho carne, es la vida real encarnada: “Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor” (Hechos 19;20 cf. 6:7, 12:20-24). La Palabra crecía y peleaba: “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hechos 20:32). La Palabra es lo que nos edifica y nos mantiene: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Rom. 1:16; cf. 10 Cor. 1:18).

El Evangelio, la mas clara expresión de Su Palabra, es Su poder efectivo para salvación[2] : “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Rom. 10:17). La Palabra de Dios es la que origina la fe: “Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (10 Tes. 2:13). La Palabra hace funcionar la obra de Dios en los creyentes: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12). La Palabra de Dios convence: “El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” (Sgo. 1:18). La Palabra de Dios os da el nuevo nacimiento, Santiago lo dice mas adelante: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.” (v.21). La Palabra nos salva. Pedro también declara el poder regenerador de la Palabra de Dios: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre... Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (10 Ped. 1:23,25).

¡Hay poder dador de vida y creador en la Palabra de Dios! El Evangelio es la manera de Dios para dar vida a los pecadores muertos y para las iglesias muertas (Ezeq. 37:1-14). El no tiene otra manera. Si queremos trabajar por una vida sana, renovada y en santidad en nuestras iglesias, entonces debemos trabajar por ello de acuerdo al modo de operación revelado de Dios. De otra manera estamos corriendo en vano. La Palabra de Dios es Su poder sobrenatural para lograr su obra sobrenatural. Por esto es que nuestra elocuencia, innovaciones y programas son menos importantes de lo que pensamos; por esto es que nosotros como pastores nos debemos entregar a la predicación, no a programas; y por esto es que debemos enseñar a nuestras congregaciones a valorar la Palabra de Dios sobre los programas. Predicar el contenido y la intención de la Palabra de Dios es lo que desata el poder de Dios en los hijos de Dios, porque el poder de Dios para edificar a Su pueblo esta en Su Palabra, particularmente como lo vemos en el Evangelio (Rom. 1:16). La Palabra de Dios edifica su iglesia. Así que predicar Su evangelio es primordial[3] .

Oración (Praying)

La oración muestra nuestra dependencia en Dios. Le honra como el origen de toda bendición, y nos recuerda que la conversión de individuos y crecimiento de las iglesias son obra suya y no nuestra (1 Cor. 2:14-16; 3:6-7). Jesús nos alienta que si permanecemos en El, y Sus palabras permanecen en nosotros, le podemos pedir cualquier cosa de acuerdo a Su voluntad y sabemos que El nos las concederá (Juan 15:10, 16). ¡Qué promesa! Temo que es tan familiar para muchos de nosotros que podemos estar en peligro de oírlo como algo trillado. Pero debemos escucharlo como algo que nos despierte de nuestra soñolienta falta de oración y nos guíe gozosamente a ponernos de rodillas.

¿Qué es lo que deberíamos orar al comenzar a trabajar por la salud y santidad de la iglesia? (1) ¿Que oración mas apropiada pudiera hacer un pastor por la iglesia que sirve que las oraciones de Pablo por las iglesias que plantaba (Efes. 1:15-23; 3:16-21; Fil. 1:9-11; Col. 1:9-12; 20. Tes. 1:11-12)? Estas oraciones pueden darnos un punto de inicio para orar la Escritura mas general y consistentemente[4].  Esta es otra manera que usted puede desatar el poder transformador del Evangelio en las vidas de los miembros de la iglesia. (2) Ore para que su predicación del evangelio sea fiel, exacta y clara. (3) Ore para el crecimiento espiritual de la congregación, que su iglesia local crezca en amor, santidad y sana doctrina, de tal manera que el testimonio de la iglesia en la comunidad sea notablemente pura y atractiva a los incrédulos. (4) Ore para que los pecadores se conviertan y la iglesia se fortalezca a través de la predicación del Evangelio. (5) Ore por oportunidades para que usted y otros miembros de la iglesia hagan evangelismo personal.

Una de las cosas más prácticas que pueda hacer para su propia vida de oración, y por las vidas de oración de los demás miembros de la iglesia, es crear un directorio de miembros de la iglesia (con fotografías, si es posible) para que cada uno en la iglesia lo utilice y pueda estar orando diariamente por cada página. Nuestro directorio de miembros de la iglesia tiene cerca de 18 personas en una página normal.  Tenemos secciones de miembros en nuestra área que no podemos atender; miembros fuera del área; una pagina para los ancianos, diáconos, diaconizas, oficiales, personal, e internos; una sección donde se registran los niños de los miembros de la iglesia, seminarios que apoyamos, ministros que apoyamos (como misioneros). Generalmente animamos a las personas a orar usando el número de página que corresponde al día normal del mes. (e.g.; Junio 1, página 1, Junio 2, página 2, etc.).

Modele su congregación a la fidelidad en la oración usando el directorio en sus tiempos devocionales personales, y públicamente anímelos a orar utilizando el directorio como un hábito diario. Las oraciones por personas no tienen que ser muy largas, solamente bíblicas. Quizás pueda escoger una o dos frases de la Escritura para orar por ellos, y luego orar una frase significativa o dos por lo que usted conozca que suceda en sus vidas en el presente. Propóngase conocer a las ovejas de su rebaño con el fin de poder orar mas particularmente por ellas. Y por los que usted no conozca muy bien, simplemente ore por ellos en lo que usted vea en su estudio diario de la Biblia. Modele esta clase de oración por los demás, y anime a la congregación a unirse a usted en esto, puede ser una poderosa influencia para crecer en la iglesia. Esto hace que sean desinteresadas las vidas de oración de las personas, y una de los mas importantes beneficios es que ayuda a cultivar una cultura empresarial de oración que gradualmente vendrá a caracterizar su iglesia como personas que son fieles a la oración.

GABINETE DE ESTRATEGIA
  1. ¿Por qué es la predicación del evangelio tan importante en la vida de la iglesia?
  2. ¿Cuáles serían los tres pasajes bíblicos que memorizaría para el propósito de la oración en su iglesia?

Relaciones de Discipulado Personal

Uno de las prácticas más bíblicas y valiosas de su tiempo como pastor sería cultivar relaciones de discipulado personal, en la cual usted estaría regularmente reuniéndose con algunas personas una por una con el fin de que crezcan espiritualmente. Una idea sería invitar a personas después del servicio dominical y llamarlos para invitarlos a comer juntos. Aquellos que expresan interés a la invitación a comer son más susceptibles de volverse a reunir. Al irlos conociendo, puede sugerirles a leer un libro juntos a la vez y discutir en el semanalmente, una semana si, otra no, o tan a menudo como se pueda. Esto provoca que se abran las áreas de la vida de la persona para conversación, estímulo, corrección, rendición de cuentas y oración. Decirles o no a estas personas que usted les esta “discipulando”, es irrelevante. El propósito es conocerles, y amarles en una manera particular y cristiana al hacerles un bien espiritualmente. Inicie un cuidado personas y preocupación por los demás.

Esta práctica de discipulado personal es de mucha ayuda en numerosos frentes. Es obviamente algo bueno para una persona el ser discipulado, porque el esta siendo animado bíblicamente y aconsejado por una persona que esta mas adelantado, en cuanto a las diferentes etapas de su vida como en su caminar con Dios. De esta manera, el discipulado puede funcionar como otro canal a través del cual la Palabra puede fluir hacia los corazones de los miembros y funcione al exterior en el contexto de la comunión personal. Es algo bueno para el que discípula también, ya sea que usted sea un pastor de tiempo completo o un miembro normal, porque le anima a pensar acerca del discipulado no como algo que solo los super-cristianos pueden hacer, sino como algo que forma parte de su propio discipulado por Cristo. Esta es una gran razón por la que usted como pastor debe ser sabio en animar públicamente a los miembros a reunirse entre ellos a comer juntos en la semana con un miembro ya sea de más edad o más joven para tener conversaciones espirituales sobre libros de teología y vida cristiana. Los miembros necesitan conocer que la madurez espiritual no es simplemente acerca de sus tiempos a solas, sino acerca de su amor por los demás creyentes y de sus expresiones concretas de ese amor. Una consecuencia sana del discipulado de los miembros a otros es que se promueve una cultura de crecimiento en una comunidad particularmente cristiana, en la cual las personas se aman unas a otros no simplemente como ama el mundo, sino como seguidores de Cristo que están juntos buscando el entender y vivir a pesar de las implicaciones de Su mundo para su vidas. Estas clases de relaciones son conductores de crecimiento espiritual y numérico.

Como pastor, la consecuencia sana de su discipulado personal de los miembros es que ayuda a derribar las resistencias defensivas de su liderazgo pastoral. Los cambios siempre crean resistencia. Pero al ir abriendo su vida a los demás y al ir comenzando ellos a ver que usted esta genuinamente preocupado por su bienestar espiritual (2 Tes. 2:1-12), será mas probable que ellos puedan verlo como un amigo afectuoso, un mentor espiritual y un líder santo; y menos probable será que mal entiendan sus iniciativas graduales de un cambio bíblico como cambios drásticos, autocomplacencia egoísta o ser excesivamente critico y negativo. Desarrollando estas clases de relaciones, estabiliza el conocimiento de su persona, el cual es de mucha ayuda en el carácter y motivos de su servicio personal y en el crecimiento de un nivel apropiado de confianza en su liderazgo entre la congregación. Gradualmente desmorona la barrera del “nosotros contra el” que tristemente a menudo existe entre los feligreses heridos y un pastor nuevo; y es de mucha ayuda en pavimentar el camino para un cambio y crecimiento bíblico.

Paciencia

Cuando llegué a la Iglesia de Capitol Hill, esperé tres meses antes de predicar en mi primer sermón del domingo por la mañana. Simplemente asistía. Se me cuestionaba en aquel tiempo en las conversaciones que tuve antes de llegar. Cuando explique mis razones, estuvieron de acuerdo. Mostré respeto por la congregación, me dieron tiempo para aprender de lo que ellos estaban acostumbrados y les mostré que no me urgía cambiar todo. Me di cuenta que no todos tienen el lujo de esperar tres meses para predicar después de su llegada, pero es posible, yo lo recomiendo.

La mejor manera de perder su lugar de influencia como pastor es ser apresurado, forzar radicalmente (aun si es bíblico) un cambio antes de que las personas estén listas para seguirlo y apropiárselo. Sería sabio para muchos de nosotros reducir nuestras expectativas y extender nuestro horizonte de tiempo. Realizar un cambio sano en las iglesias para la gloria de Dios y la claridad del Evangelio no sucede en el primer año después de que un pastor nuevo llega. Dios esta obrando para la eternidad, y El ha estado trabajando desde la eternidad. El no tiene prisa, y nosotros debemos ser así. De manera que es sabio mostrar interés por la congregación y preocupación por la unidad de la iglesia no corriendo, rebasándolos y dejándolos atrás. Corra al paso que la congregación pueda dar.

Claro, hay algunas cosas que usted necesita cambiar más rápido. Pero tanto como sea posible, haga estas cosas tranquilamente y con una sonrisa alentadora, no con un gesto de desaprobación. Debemos “redargüir, reprender y exhortar”. Pero lo debemos hacer con “toda paciencia y doctrina” (2 Tim.4:2). Asegúrese de que los cambios que desea implementar sean bíblicos (¡o al menos deliberantes!); luego pacientemente enseñe a las personas acerca de ellos en la Palabra de Dios antes de que usted espere ver que ellos abracen los cambios que usted esta recomendando. Esta instrucción paciente es la manera bíblica de llegar a un acuerdo con una agenda bíblica entre la grey de Dios. Una vez que este acuerdo se lleva a cabo, los cambios vienen a ser menos divisivos y la unidad es menos propensa a fracturarse. Al trabajar en el cambio, trabaje también para prolongar la genuina buena voluntad cristiana hacia las personas. “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (2 Tim. 2:24-5). Hágalo despacio y... generosamente.

La llave para mostrar y realmente tener esta clase de paciencia es tener la perspectiva correcta en tiempo, eternidad y éxito.

(1)Tiempo. La mayoría de nosotros pensamos en solo cinco o diez años sobre la marcha (si acaso). Pero la paciencia en el pastorado requiere pensar en términos de veinte, treinta o aún cincuenta años. Esto pone todas nuestras dificultades en perspectiva. En una entrevista con los Ministerios de las 9 Marcas, John Macarthur mira hacia atrás a cuarenta años de fidelidad pastoral en la misma iglesia, Grace Community Church en Sun Valley California. En su quinto año de ministerio vivió un tumulto y una división entre el liderazgo. Pero el perseveró a largo plazo y ahora el esta viendo lo que sucede cuando un pastor se mantiene treinta y cinco años mas de lo que se tiene en la perspectiva humana: fertilidad exponencial y una cultura de santidad piadosa y gozo. ¿Esta usted con su congregación por un largo plazo (veinte, treinta o cuarenta años) o esta usted pensando en “cambiar la escalera” tomando una iglesia mas grande en cinco o en diez años? Quédese con ellos. Siga enseñando. Siga modelando. Siga liderando. Siga amando.

Si usted es joven, aspirante a pastor quien no ha recibido aun una iglesia o un llamado externo a predicar, escoja sabiamente. Nadie puede predecir el futuro o ver todos los posibles resultados. Pero sería poco sabio aceptar un llamado de una iglesia o localidad que no se imaginara quedarse por más de cinco años. Vaya donde usted pueda prever poner raíces con satisfacción por el resto de sus días y comprométase.

(2)Eternidad. Como pastores, un día todos seremos responsables de dar cuenta a Dios por la manera en que lideramos y alimentamos Sus ovejas (Heb. 13:17; Stg. 3:1). Todos nuestros caminos están delante de El. El sabe si los dejamos prematuramente o por nuestra propia conveniencia y beneficio. El sabrá si guiamos a Sus ovejas muy duro. Pastorear el rebaño en una manera que usted se avergonzaría en el Día del Juicio. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas” (Col. 3:23-25).

(3)Éxito. Si usted define éxito en términos de tamaño, su deseo por crecimiento numérico probablemente sobrepasará su paciencia con la congregación, y quizás aun su fidelidad a los métodos bíblicos. O su ministerio entre las personas será acortado (i.e. será despedido) ó usted recurrirá a los métodos que atraen a multitudes sin predicar el verdadero evangelio. Usted tropezará con el obstáculo de su propia ambición. Pero si usted define éxito en términos de fidelidad, entonces usted esta en una posición de perseverar, porque usted será liberado de la demanda de los resultados inmediatamente observables, liberándolo para fidelidad al mensaje del evangelio y los métodos, dejando a los números al Señor. Parece irónico al principio, pero comerciando con el tamaño por fidelidad como medida de éxito es a menudo el patrón para un legítimo crecimiento numérico. Dios estará contento de confiar Su rebaño a aquellos pastores que hacen las cosas a Su manera.

La confianza en el ministerio cristiano no viene de una competencia personal, carisma o experiencia; ni tampoco viene de colocar los programas correctos, o brincarnos el tren en el reciente ultima moda sobre el ministerio. No viene ni aun de tener un “correcto” titulo de postgrado. Muchos como Josué, la confianza debe estar en la presencia, poder y promesas de Dios (Jos. 1:1-9). Mas específicamente, la confianza para ser un pastor viene del depender en el poder del Espíritu para hacernos mas capacitados a través del proveer el ministerio de la Palabra de Cristo. “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” (2 Cor. 3:4-6). ¿Y como nos hace el Espíritu más competentes? ¿Qué instrumentos usa El? No es un programa. Es la Palabra de Cristo. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16-17; cf. Jer. 1:9; Ezeq. 2:1-7; 3:1-11). La única cosa necesaria es el poder de la Palabra de Cristo. Es por esto que predicar y orar siempre será primordial –no importa que moda pasajera encabece las estadísticas. Estaque su ministerio en el poder del evangelio (Rom. 1:16).

GABINETE DE ESTRATEGIA
  1. Tome a una persona en su iglesia en quien pueda comenzar a reunirse para su bienestar espiritual.
  2. Tome un libro, o un folleto, que le gustaría leer y discútalo con el.
  3. ¿Pueden sus ideas acerca del tiempo, la eternidad y el éxito ser cultivadas por un espíritu de impaciencia con la congregación a la cual sirve? Si es así, ¿cómo? ¿Cómo podrían esas ideas necesitar ser reformadas?


  1. Nota del traductor: En Ingles es Preaching, Praying, Personal Discipling Relationships and Patient.
  2. Para una simple defensa escritural de la calidad intercambiable de las expresiones “evangelio” y “a Palabra de Dios”, vea el uso intercambiable de Pablo en 1 Tesalonicenses 2:9,13. El dice en 2:9 que lo que el “proclamaba” a ellos era “el evangelio de Dios”; en 2:13 el dice que lo que ellos “recibieron” y “oyeron” de él era “la palabra de Dios”.
  3. Para mas acerca de como predicar el contenido y la intención de un pasaje de la Escritura, vea Entre Dos Mundos de John Stott (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1982). Sobre como planear los sermones y servicios, entre a www.9marks.org, y vaya a la página de e-learning en predicación exposicional.
  4. Cf. D.A. Carson, A Call to Spiritual Reformation: Priorities from Paul and His Prayers (Grand Rapids Mich.: Baker, 1992).

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