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English: The Passover

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Por Ligonier Ministries Staff sobre Fe
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Javier Matus


“Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos” (Heb. 11:28).

- Hebreos 11:27-28

Una de las características de los que tienen fe perseverante es que están dispuestos a sufrir el oprobio por causa de Cristo. Moisés, quien miró hacia su recompensa eterna y sufrió el vituperio de Cristo, es un excelente ejemplo de esto (Heb. 11:26).

En la vida de Moisés, el autor de Hebreos encuentra todavía otra manera en la que se manifiesta la fe perseverante. El pasaje de hoy nos dice que Moisés salió de Egipto, porque no temió la ira del rey (v. 27). Aquellos con fe perseverante no temen la ira de los enemigos de Dios.

John Calvin nos dice que este versículo no se refiere a la primera huida de Moisés de Egipto a Madián (Ex. 2:14-15), sino a su posterior salida de Egipto con la nación de Israel (12:37-39). En cuanto al encuentro de Moisés con el faraón poco antes de esto (11:1-8), John Owen dice algunos útiles comentarios. Él dice que Moisés se enfrentó a “un tirano sangriento, armado con todo el poder de Egipto, amenazándolo de muerte si persistía en la obra que Dios le había dado. Pero, lejos de ser aterrorizado, o fallando en su deber en cualquier manera, él profesó su voluntad de continuar y proclamó destrucción sobre el propio tirano.”

Desde nuestra perspectiva, Moisés tenía todas las razones para temer la ira del rey. Se estaba enfrentando al poder de uno de los imperios más poderosos que han gobernado sobre la faz de la tierra. Sin embargo, Moisés no tenía miedo. Él confiaba en las promesas de Dios de redimir a su pueblo y se mantuvo firme en su obediencia a Dios. La fe perseverante no teme la ira de los reyes, sino teme a Dios en obediencia.

Hebreos 11:28 nos dice que por la fe Moisés celebró la Pascua. Recuerde que Dios había prometido destruir al primogénito de todos los hijos de Egipto poco antes del Éxodo, y que sólo aquellos que colocasen la sangre del cordero en los postes de sus puertas en la celebración de la Pascua tendrían a su hijo a salvo (Ex. 12).

Imagínese lo difícil que fue creer que la sangre podría salvar a los hijos de Israel. Moisés había visto el gran poder de Dios expresado en las plagas sobre Egipto descritas en Éxodo 7-11. Seguramente se preguntó cómo la sangre animal podría proteger a las personas de tal poder.

Por increíble que pueda parecer, Moisés celebró la Pascua, e Israel se salvó de la ira de Dios. Y hoy, nosotros también estamos a salvo de la ira de Dios si confiamos en la sangre de Jesucristo para cubrir nuestros pecados.

Coram Deo

La ira de los hombres es sólo temporal, pero la ira de Dios es eterna. Por lo tanto, no debemos temer enfrentarnos a la ira de los hombres. A veces, sin embargo, tememos más a los hombres que a Dios. Si hay hombres malos en su vida a quien teme, pídale al Señor que le fortalezca para que esté firme ante Él a pesar del acoso que pueda recibir.

Pasajes para Estudio Adicional

Ex. 12
Num. 21:31-35
Mat. 10:28
Santiago 4:12


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