La Profanidad De La Prisión Y El Significado Del Adviento
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Discurso
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Mientras pasaba dos días en la cárcel por allanamiento por salvar una vida, leí las epístolas de la prisión de Pablo. Esto me ayudó a entender lo que escuché.
Lo que oí que salía de las celdas a mi alrededor y por encima de mí era lascivo. Casi toda la charla era sucia y áspera. “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Eso significa que los corazones de estos hombres rebozaban de inmundicia y veneno.
Me senté ahí en la celda 143 tratando de averiguar por qué la única forma del discurso era desagradable, áspera, lasciva y braguetera. Incluso en la conversación “amistosa”, el humor era vil. ¿Por qué? ¿Y por qué todo, desde esposas hasta panqueques, era etiquetado con maldiciones?
Por supuesto, esto ahora es un hábito para la mayoría de estos hombres, como decir “um” cuando hablas. Pero, ¿de dónde vino el hábito? Si un esposo golpea a su esposa, a nadie le basta la explicación: “Oh, eso es sólo un hábito. No significa nada”. Esta suciedad habitual demanda una respuesta.
Aquí hay una sugerencia: hay una especie de satisfacción machista del ego que proviene del maldecir sin sentido y de una charla horrible y sacrílega. Lo que lo hace machista es que el lenguaje ofensivo se siente asertivo y viril. Así que si tú eres débil e inseguro, una forma de camuflarlo es llenar tu conversación con faltas sociales. El uso de faltas verbales es como jugar con puñales y nudillos de bronce. Uno se siente fuerte y valiente. Le da a una persona insegura una sensación de fanfarronería. Es la forma verbal del cabello con picos y pantalones de mezclilla rasgados.
Ahora bien, ¿por qué existe esta esclavitud a la fanfarronería?
Curiosamente, en Efesios, la alternativa al “hablar sucio” no es “hablar limpio”, sino un hablar que edifica y ministra gracia a los que oyen (4:29). Y otro nombre para eso es el amor. Y la alternativa a las “bromas burdas” no son las “bromas limpias”, sino acción de gracias (5:3-4). Un espíritu de agradecimiento está tan en desacuerdo con un espíritu de burla tosca que cuando uno se levanta el otro cae. Y un espíritu que anhela edificar está tan en desacuerdo con el hablar sucio que cuando uno se levanta el otro cae.
Lo que me golpeó mientras estaba ahí sentado y escuchando, fue que el “hablar sucio” y las “bromas burdas” eran un lamentable intento de llenar un vacío que Dios tenía la intención de llenar con gratitud a Él y amor a los demás.
Ambas vacantes se relacionan con la esclavitud a la fanfarronería. La gratitud a Dios es una respuesta de ser cuidado por un gran Dios. Significa que Dios es la fuente de nuestra seguridad y significado en la vida. Es la marca de una persona segura, sana y madura. Se excluye la fanfarronería porque nuestra fuerza proviene de Dios. El amor a los demás es la sobreabundancia de la seguridad dada por Dios para el bien de los demás. Significa que tenemos los recursos para cuidar de los demás porque Dios cuida de nosotros. Se excluye la fanfarronería porque nuestra sobreabundancia viene de Dios.
La necesidad desesperada en el Centro Correccional del Condado de Hennepin es de Dios. Puedes oírla en cada palabra lasciva. Esto es lo que significa el Adviento. “Como Me envió el Padre, así también Yo os envío”.
El Pastor John
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