La Promesa de Dios Para los Decepcionados
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Steve Fuller sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Natalia Micaela Moreno
Tal vez hayas anhelado sanación, un trabajo, un bebé, o una esposa. Has orado fiel y fervientemente durante semanas y meses, años incluso. Pero todavía estás enfermo, todavía desempleado, todavía sin hijos, o todavía soltero.
Y estás decepcionado. De hecho, Dios te decepcionó.
Durante muchos años mi esposa y yo anhelamos un embarazo. Anhelamos y oramos. Y anhelamos y oramos un poco más. Las parejas que conocíamos tuvieron embarazos, pero nosotros no. Y sentimos una profunda decepción. Pero la palabra de Dios nos llama a vivir por fe. Y la fe significa confiar en todo lo que Dios promete ser para nosotros en Cristo Jesús.
Entonces, ¿qué promete Dios cuando estamos decepcionados?
No Careces de Bien Alguno
Una promesa que me ha ayudado a lo largo de los años es el Salmo 34:10 (LBLA): “Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre, mas los que buscan al SEÑOR no carecerán de bien alguno.” Esta promesa es para aquellos que buscan al Señor, aquellos que son salvos por fe en Cristo y que buscan conocerlo más.
Dios promete que a los que lo buscan no les faltará bien alguno. Lo que significa que si algo es bueno, Dios te lo dará.
Bueno, eso es difícil de asimilar. Después de todo, todavía estás enfermo, desempleado, sin hijos o soltero.
Entonces, ¿cómo está Dios cumpliendo la promesa que te hizo?
El Mayor Bien
Lo que me ayudó a entender esto fue preguntar: ¿Cuál es el mayor bien?
David dijo:
Yo dije al Señor: “Tú eres mi Señor; ningún bien tengo fuera de ti.” (Salmo 16:2)
Y Asaf:
¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. (Salmo 73:25)
Y Pablo:
Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. (Filipenses 3:8)
Así que el mayor bien es Dios mismo, conocer a Dios en la persona de Jesucristo.
Esto no es solo conocer acerca de Dios. Esto es realmente conocer a Dios. Esto significa sentir su gloria, sentir su amor, experimentar su presencia. Cuando experimentamos a Dios de esta manera, estamos tan llenos que no deseamos nada más. Dios es el único bien que todo lo satisface, razón por la cual Él es el bien más grande.
¿Qué Hace Que Algo Sea Bueno? Entonces, ¿qué quiere decir Dios cuando promete que no nos faltará bien alguno?
Sanar puede ser bueno, pero también lo puede ser no sanar.
Si Dios es nuestro mayor bien, entonces lo que hace que algo sea bueno es si nos trae más de Dios. Así que ser sanado de una enfermedad puede ser bueno porque puede traernos más de Dios al mostrarnos su poder, misericordia y bondad. Pero no ser sanado también puede ser bueno, ya que también puede traernos más de Dios al acercarnos aún más a Él.
Eso es lo que Pablo experimentó con su aguijón en la carne: “Y Él me ha dicho: ‘Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.’ Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí” (2 Corintios 12:9).
Así que si Dios elige no sanarme, es porque la enfermedad me traerá aún más de su presencia que todo lo satisface de lo que la sanidad me habría traído. En ese caso, aunque me falta sanidad, no me falta bien alguno, porque la enfermedad es la forma en que experimentaré la mayor alegría en Dios. Ya que Dios es mi tesoro que todo lo satisface, entonces lo que hace que algo sea bueno es si me trae más de Dios.
Así que cuando Dios promete que no careceremos de bien alguno, quiere decir que no nos faltará nada que nos traiga más de Dios. Tendremos absolutamente todo lo que nos traerá más de Dios. Así que si te falta sanidad, o un trabajo, o hijos, o una esposa, no te falta bien alguno porque Dios ha ordenado tu falta para traerte más de sí mismo.
¿Por Qué Estoy Decepcionado?
Cuando me siento decepcionado por Dios, es porque en ese momento hay algo que anhelo más que Él, ya sea sanación, el empleo, un hijo, una esposa. Tan bueno como la sanación, el empleo, los hijos y el matrimonio podrían ser, ninguno de ellos se acercará a satisfacerme tanto como Dios mismo.
Así que cuando estoy decepcionado por Dios, hay un problema con mi fe. No estoy confiando en que Dios mismo es quien dice que es para mí en Jesús. No confío en Él como mi tesoro que todo lo satisface.
Entonces, ¿qué puedo hacer? Aquí hay ocho pasos que personalmente he encontrado útiles en la decepción.
- Ven a Jesucristo con tu decepción, confiando en que Él te encontrará y cambiará tu corazón (Salmo 40:1–3).
- Confiesa que estás anhelando algo más que Él. Pídele que te perdone a través de la cruz. Recibe la seguridad del perdón completo (1 Juan 1:9).
- Suplica para que la obra del Espíritu cambie tu corazón, fortalezca tu fe, y te permita una vez más experimentar a Jesucristo como tu tesoro que todo lo satisface (Juan 6:35).
- Puesto que el Espíritu hace su obra a través de la palabra, encuentra Escrituras que describan el amor, poder y majestad de Dios, y promesas concernientes a Dios como tu tesoro que todo lo satisface. Ora fervientemente sobre estas Escrituras. Lucha para confiar en ellas (Gálatas 3:5).
- Continúa orando y confiando en estas Escrituras hasta que sientas que el Espíritu cambia tu corazón, y una vez más experimenta a Jesucristo como tu tesoro que todo lo satisface (1 Pedro 1:8).
- Ora sobre la promesa de Dios de que Él ordenará cada prueba para traerte aún más satisfacción de corazón en Él (2 Corintios 4:17). Haz esto hasta que el Espíritu fortalezca tu fe de que cualquier cosa que te falte te traerá aún más de Dios.
- También ora sobre la promesa de Dios de que Él se encargará de todo lo demás que necesites (salud, trabajo, dinero) de tal forma que te traerá aún más de ello (Filipenses 4:13, 19; Mateo 6:33).
- Continúa orando por las otras cosas que deseas (sanidad, empleo, hijos, matrimonio), pero lucha para seguir confiando en Jesús como tu tesoro que todo lo satisface (Salmo 43:4).
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