La gracia produce rendimiento

De Libros y Sermones Bíblicos

Hace un tiempo mi amigo Steve Brown cuenta una historia de su hija Robin que se encontraba en un curso dificilísimo de Literatura Inglesa, que la llevó al punto de la desesperación.

Ella estaba allí sentada el primer día de clases pensando, "si no retiro esta materia, la voy a reprobar. Los estudiantes de esta clase son mucho más listos que yo. No creo que pueda lograrlo". Al llegar a su casa, con lágrimas en sus ojos le suplicó a su padre que por favor la ayudase a retirarse de esa clase especial, de manera que pudiese inscribirse en otra clase de inglés regular de un nivel menos avanzado. Steve le dijo, "Claro que sí".

Así que el próximo día él la llevó a la escuela y se dirigió a la directora del departamento de Lengua Inglesa, una mujer judía y una excelente maestra. Steve recuerda el evento en estas palabras:

La directora del departamento de inglés alzó su vista y me vio ahí parado con mi hija y se dio cuenta de que Robin estaba a punto de llorar. Habían algunos estudiantes rondando alrededor y, como la profesora no quería que Robin se sintiera avergonzada, ella despidió a los estudiantes diciéndoles, "quiero hablar con estas personas a solas". Tan pronto los estudiantes salieron y cerraron la puerta, Robin comenzó a llorar. Entonces dije, "estoy aquí con el propósito de sacar a mi hija de esta clase de Inglés. Es muy difícil para ella. El problema con mi hija es que ella es demasiado concienzuda. Quisiera pedirle, ¿sería posible ponerla en una clase regular de Inglés?" La profesora dijo, "Sr. Brown, lo entiendo". Entonces ella miró a Robin y dijo, "¿puedo hablarle a Robin por un minuto?" Yo dije, "seguro". Entonces ella le dijo a mi hija, "Robin, sé cómo te sientes. ¿Qué tal si yo te prometo darte una A independientemente de cómo te fue en el curso?" ¡Mi hija no es tonta! Ella comenzó a secarse la nariz y dijo, "bueno, creo que puedo hacer eso". La profesora dijo, "te voy a dar una A en la materia. Ya tienes una A, ahora puedes irte a clases".

Más adelante la profesora le explicó a Steve lo que había hecho. Ella le reveló cómo le quitó a Robin la amenaza de una mala calificación para que ella pudiera concentrarse en aprender inglés. Robin terminó logrando puras A's por su propio rendimiento en esta clase.

Así es cómo Dios lidia con nosotros. Debido a que nosotros, en este preciso momento, estamos bajo la justicia imputada de Cristo, la cual es completamente suficiente, todo cristiano ya tiene una A. La amenaza del fracaso, el juicio, y la condenación han sido removidos. ¡Estamos seguros para siempre! Nada que hagamos hará que nuestra calificación mejore, y nada que hagamos hará que nuestra calificación empeore. Hemos sido exonerados.

El saber que el amor de Dios por ti y Su aprobación a tu persona nunca será determinada por causa de tu rendimiento para con Jesús, sino por causa del rendimiento de Jesús por ti, hará que tu rendimiento, de hecho, sea mayor y mejor; no menor ni peor. En otras palabras, la gracia produce rendimiento; el rendimiento no produce gracia.

Si no me crees, ¡pregúntale a Robin!