La grandeza del amor electivo de Dios

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English: The Greatness of God's Electing Love

© Desiring God

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Por John Piper sobre Predestinación y Elección
Una parte de la serie Malachi: The Sun of Righteousness Will Rise

Traducción por Karla Alvarado


Malaquías 1.1-5
Profecía de la palabra del Señor a Israel por medio de Malaquías. Yo os he amado —dice el Señor—. Pero vosotros decís ¿En qué nos has amado? ¿No era Esaú hermano de Jacob? —declara el Señor—. Sin embargo, yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú, e hice de sus montes desolación, y di su heredad a los chacales del desierto. Aunque Edom dice Hemos sido destruidos, pero volveremos y edificaremos las ruinas, el Señor de los ejércitos dice así Ellos edificarán, pero yo destruiré. Y los llamarán territorio impío y pueblo contra quien el Señor está indignado para siempre. Vuestros ojos lo verán, y vosotros diréis Sea engrandecido el Señor más allá de la frontera de Israel.


Contenido

El mensaje de Dios a Israel después del exilio

Malaquías profetizó cerca del año 450 a.C. en Israel. Él fue uno de los últimos profetas inspirados antes de los 400 años de escases en revelación divina entre el Antiguo Testamento y Jesucristo. Los israelitas habían regresado del exilio de Babilonia; Jerusalén había sido reconstruida, y el templo restaurado.

Pero el pueblo no había aprendido su lección del exilio. Habían crecido escépticos al amor de Dios (1:2), negligentes a la adoración (1:7), indiferentes a la verdad (2:6–7), desobedientes al pacto (2:10), infieles a sus matrimonios (2:15; 3:5), y mezquinos en sus ofrendas (3:8).

A este pueblo carnal y rebelde, Dios envió a su mensajero (Malaquías significa "mi mensajero"), y el primer mensaje que puso en sus labios fue, "¡Yo os he amado, dice el Señor!"

Dos razones por la cuales Dios llama a su mensaje una carga

El primer versículo dice literalmente, "La carga [no el 'profeta'] de la palabra del Señor a Israel por Malaquías". Dios le dio una carga a Malaquías. A menudo, en el Antiguo Testamento se hace referencia a la palabra de Dios como carga, ¿porqué cree que es así?

Creo que hay por lo menos dos razones.

Una de ellas es que la palabra de Dios es luz y nunca trivial; es siempre importante, seria y de peso. Y con esto no quiero decir sosa, ni aburrida, ni oscura, sino que siempre es sustancial. No hay espejismos en la palabra de Dios; ésta es siempre concisa. La palabra de Dios viene al profeta como una carga por estar tan llena y ser tan rica en verdad.

La otra razón por la cual la palabra de Dios es considerada una carga, es porque incluso cuando es buenas noticias, será rechazada por muchos. ¿Recuerdan cómo Isaías gimió bajo el peso de su ministerio de predicación (en 6:11)? ¿Porqué? Porque incluso las cosas gloriosas que él habló hicieron insensible el corazón del pueblo, endurecieron sus oídos y nubló sus ojos (6:10). Y él clamó (en 53:1), "¿Quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?" Así que la palabra del Señor es una carga pues se enfrenta con la oposición. Palabras diseñadas para vida, se convierten en el aroma de la muerte para aquellos que se pierden.

Mi entendimiento de lo que significa ser un pastor fiel es que debería asumir la carga de cada mensaje sobre el cual predico, y entregárselos como mi propia carga tan spiritual y verdadero como Dios me lo da a mi. Por esto, vengo esta mañana con una carga, una carga pues primero porque la palabra de Dios en este mensaje es importante y porque sé que no todos creerán lo que digo.

Una nube extraña se aproxima al campo de batalla de la vida

Me imagino la enseñanza de este mensaje como una nube extraña que se nos aproxima al campo de batalla de la vida. Estamos rodeados de enemigos y tenemos heridas de muerte, acobardados antes de que se de el golpe final. Vemos esta nube que se nos aproxima en nuestra miseria y desesperanza, algunos gimen que la oscuridad debería agregarse a todos los otros peligros de la vida. Pero otros recuerdan las palabras del himno de William Cowper,

Santos temerosos, cobrad nuevo valor;
las nubes que tanto teméis llenas de misericordia están
y romperán con bendiciones sobre vuestras cabezas.

Y la nube viene sobre los soldados heridos de Jehová de los ejércitos, los cubre y he aquí en la nube hay luz. Y lentamente la nube se mueve junto con los soldados heridos y quebrantados a través de las líneas de combate del enemigo. Y diez o treinta u ochenta años después, todos esos soldados en la nube llegan a salvo más allá de la batalla y más allá del alcance del dolor. Algunos de los enemigos se burlan de la nube a medida que avanza. Se burlan diciendo, "Es una nube oscura". Algunas de sus balas penetran la nube y hieren a los soldados del Señor. Pero ninguno de los que están en esta nube se pierde. Y no importa que tan duro sea el terreno o que tan terrible sea la batalla, los soldados en esta nube sobreviven el conflicto y alcanzan el lugar de paz.

En otras palabras, algunos verán la enseñanza de este mensaje como oscura, amenazante e inaccesible. Pero para otros, este mensaje trae una sensación de asombro y seguridad. Hay un estremecimiento y desconcierto, ya que esto no es algo que hayamos conocido. Pero dentro de la nube, la sensación de paz y seguridad es tan firme como el poderoso Monte Everest y tan profunda como el espacio oceánico y las estrellas.

Que el Señor nos conceda la gracia de ver la Gloria de esta enseñanza y el privilegio de conocerla.

El amor de Dios que nos estremece

El versículo 2 dice: “Yo os he amado —dice el Señor—".

¿Te estremece esto? Isaías dice, “Pero a éste miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra”.

¿Has conocido el amor de Dios de una manera que te estremezca? La carga de Malaquías en este libro nos muestra un Dios cuya bondad nos estremece con temor reverente. Por ejemplo,

Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy señor, ¿dónde está mi temor? —dice el Señor de los ejércitos (1:6). Porque yo soy el Gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi nombre es temido entre las naciones (1:14b). Mi pacto con él (Leví) era de vida y paz (en otras palabras, como lo dice en 1:2, “Yo os he amado”), el cual le di para que me reverenciara; y él me reverenció, y estaba lleno de temor ante mi nombre (2:5). Y me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo veloz contra los hechiceros, contra los adúlteros, contra los que juran en falso y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, contra los que niegan el derecho del extranjero y los que no me temen —dice el Señor de los ejércitos (3:5).

Es decir, la carga de Malaquías en este libro nos muestra un Dios que nos estremece con un temor reverente. Por lo tanto, cuando inicia su profecía a Israel en el capítulo 1 con la buena noticia, “Yo os he amado —dice el Señor—“ nos muestra el amor de Dios por nosotros de una manera que nos estremece delante de la majestad de Dios.

Un mensaje para los presuntuosos y negligentes

A menudo he pensado durante los últimos siete años en Bethlehem sobre el momento apropiado para predicar y enseñar sobre la doctrina del amor electivo, libre y soberano de Dios, y su contraparte, que Dios pasa por alto a otros dejándolos en el pecado y la condenación. Mi enfoque general ha sido de cautela y desarrollo gradual por lo que durante mis primeros cinco años rara vez tomé estas doctrinas como el foco de atención explícita. Mi suposición ha sido que estas cosas son para la edificación de una congregación madura.

Pero a medida que meditaba en el mensaje de hoy, me corregí, al menos en parte. Malaquías no le habla a una congregación madura, sino a una mundana. El pueblo se había vuelto escéptico, negligente, indiferente, desobediente, adúltero, y tacaño. Malaquías le predica a este pueblo la verdad del amor electivo, libre y soberano de Dios en términos más audaces e inequívocos que en el resto del Antiguo Testamento.

Y así me corregí pues estas verdades no sólo están diseñadas por Dios para el confort y valor de aquellos maduros en la fe, sino que también están diseñadas para impactar la presunción y ligereza de los cristianos negligentes, cristianos cuya comprensión del amor de Dios es tan superficial que nunca los estremece sino que los vuelve descuidados y casuales e incluso presuntuosos en su presencia.

Así que me he sentido muy motivado a predicar sobre esto pues muchos de ustedes tienen madurez en la fe y en el pensamiento (1 Corintios 14:20), y porque otros podrían estar en la misma condición que los israelitas estaban.

La pregunta de Israel

Cuando Dios dijo en el versículo 2, “Yo os he amado —dice el Señor—“, los israelitas respondieron con escepticismo, “¿En qué nos has amado?”.

Ahora, pruébense a sí mismos, ¿cómo respondería esa pregunta en su propia vida? ¿Cómo describiría el amor de Dios hacia usted? ¿Se encuentra su vida y familia en tal caos que se siente tan escéptico como se sentían los israelitas? ¿Quisiera decir, “¿en qué me has amado?”

No dudo que hay un poco de eso en todos nosotros, por lo que nos haría bien escuchar la respuesta de Dios, la cual casi nunca se escucha hoy en día. ¿En qué nos has amado? Respuesta: “¿No era Esaú hermano de Jacob? —declara el Señor—. Sin embargo, yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú”.

La respuesta de Dios

Ahora bien, ¿qué tipo de respuesta es esta? Los descendientes de Jacob se preguntaron, "¿en qué nos has amado?" ¿Cómo puede ser una respuesta decir, " yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú?” ¿No es eso una repetición de lo que ya había dicho en la primera parte del versículo 2, " Yo os he amado —dice el Señor—?”

No, no lo es debido a la pregunta, "¿No era Esaú hermano de Jacob?" ¿Qué significa eso? ¿Porqué Dios preguntó eso? Él lo preguntó porque sabía que la respuesta a esa pregunta contenía la clave de la esencia de su amor.

¿Cuál es la respuesta? ¿No era Esaú hermano de Jacob? La respuesta es si. De hecho, como todo israelita sabía, Esaú no sólo era hermano de Jacob, sino su hermano gemelo concebido en el vientre de Rebeca por su padre Isaac. Jacob y Esaú no eran como los hijos de Abraham, Isaac e Ismael. Ellos tenían madres diferentes y una de ellas ni siquiera era israelita. Más Jacob y Esaú eran gemelos; y no sólo eran gemelos, Esaú era el mayor, lo que significa que por todos los derechos y privilegios consuetudinarios, él sería el principal heredero de las bendiciones de su padre.

Ahora, ¿cuál es el objetivo de decir, "¿No era Esaú hermano de Jacob?" El objetivo es este: de acuerdo con lo que usted y Esaú eran en sí mismos, pude fácilmente elegir a Esaú como a usted. ¿No era él su hermano? ¿No eran ustedes gemelos? ¿No es él el mayor? Pero yo te elegí, y lo ignoré a él.

¿Cuál es entonces la respuesta de Dios a la pregunta, "¿en qué nos has amado?" Su respuesta es, te he amado con amor electivo, libre, soberano, e incondicional; así es como yo os he amado.

▪ Mi amor por ti es amor electivo porque te elegí para mí por encima de tu hermano Esaú.
▪ Mi amor por ti es amor incondicional porque te elegí antes de que hubieras hecho bien o mal, antes de cumplir con cualquier condición, cuando todavía estabas en el vientre de tu madre (Génesis 25:24).
▪ Mi amor por ti es amor soberano porque no tuve ninguna restricción para amarte; no fui forzado ni coaccionado; tenía control total cuando decidí amarte.
▪ Y mi amor por ti es libre porque es el desbordamiento de mi gracia infinita que nunca podrá comprarse.

Le pregunto ahora, si usted es un cristiano hoy y aquí y si le dice a Dios, "¿cómo me has amado?", ¿podrá responder de la manera en que Dios le respondió a los israelitas? ¿Al mirar a su hermano o hermana que vive en pecado, se estremece al ser un elegido, y de que esa elección no se debe a algo en usted, y de que su fe y esperanza se deben enteramente a Dios? Al mirar a su amigo de la infancia o compañero de habitación de la universidad que se alejó de Dios cuando usted continuó el camino, ¿se estremece ante el increíble pensamiento de que Dios te eligió?

Cuatro aspectos del aborrecimiento de Dios hacia Esaú

Pero ¿qué pasa con Esaú?

Probablemente lo más llamativo de este texto es que Dios elige resaltar su amor por los descendientes de Jacob al contrastarlo con su aborrecimiento por los descendientes de Esaú, la nación de Edom.

Si nos preguntamos, ¿qué quiere decir Dios cuando afirma (en el versículo 3), "aborrecí a Esaú", la respuesta queda explícita con detalle en los versículos 3 y 4:

…aborrecí a Esaú, e hice de sus montes desolación, y di su heredad a los chacales del desierto. Aunque Edom dice: Hemos sido destruidos, pero volveremos y edificaremos las ruinas, el Señor de los ejércitos dice así: Ellos edificarán, pero yo destruiré. Y los llamarán territorio impío y pueblo contra quien el Señor está indignado para siempre.

Nótense cuatro aspectos del aborrecimiento de Dios a Esaú.

1. Dios se opone a ellos

Primero, Dios se opone a su prosperidad y pone sus tierras bajo juicio. "…e hice de sus montes desolación, y di su heredad a los chacales del desierto".

2. Dios seguirá oponiéndose a ellos

Segundo, esto significa que Dios se seguirá oponiendo a ellos cuando se resistan a su juicio. Su juicio no podrá resistirse. El versículo 4 dice: "Aunque Edom dice: Hemos sido destruidos, pero volveremos y edificaremos las ruinas, el Señor de los ejércitos dice así: Ellos edificarán, pero yo destruiré“.

3. Serán entregados a la impiedad

Tercero, el aborrecimiento de Dios hacia Esaú significa que como nación serán entregados a la impiedad. El versículo 4b dice: "Y los llamarán territorio impío". Este es el juicio más devastador y el que hace que los otros sean justos. Dios no juzga a un pueblo inocente pues Él es justo en todos sus tratos. Cuando pasó por alto a Esaú y eligió a Jacob, no hubo decreto de que se juzgaría a un Esaú inocente, sino que decretó pasar por alto a Esaú para retener su amor electivo y entregarlo él a la impiedad.

Ahora bien, con esto hay un gran misterio y no pretendo resolver todos los problemas que nos podamos imaginar, pues es mucho lo que aún no estamos preparados para saber. Porque ahora vemos por un espejo veladamente, pero en esto podemos creer: Dios no eligió los descendientes de Esaú, sino que los pasó por alto y retuvo su amor electivo; como resultado, Esaú dio rienda suelta a la impiedad y mereció la ira de Dios. Esto lleva al cuarto aspecto del aborrecimiento de Dios.

4. Dios se enojará contra ellos para siempre

Cuarto, el final del versículo significa que el Señor está enojado o indignado con ellos para siempre.

¿Porqué Dios inspira a Malaquías a iniciar de esta manera?

¿Porqué inspira Dios a Malaquías a iniciar su mensaje hacia estos israelitas mundanos, y hacia nosotros, con tal revelación? "Yo os he amado —dice el Señor—. Pero vosotros decís: ¿En qué nos has amado? ¿No era Esaú hermano de Jacob? —declara el Señor—. Sin embargo, yo amé a Jacob, y aborrecí a Esaú. ¿Cómo os he amado? Os he amado con amor electivo, libre, soberado e incondicional".

Para que Él sea temido

"¿Porqué os digo esto?"

▪ Para humillarte.
▪ Para quitar tu presunción.
▪ Para eliminar cualquier motivo de vanagloria.
▪ Para cortar la raíz del orgullo que se jacta de Esaú como si su salvación fuera por algo en ustedes.
▪ Para arrancar la arrogancia de la autosuficiencia que te entretiene en mi presencia como si fuéramos iguales.
▪ Para estremecerte con lágrimas de alegría porque le perteneces a Dios.

Como dijo el salmista, "Pero en ti hay perdón, para que seas temido" (Salmo 130:4).

Para que sepamos que Él reina sobre todo el mundo

Pero eso no es todo. Dios tiene otro propósito en la revelación de la grandeza de su amor electivo por Jacob y de su juicio sobre Esaú. Él nos dice en el versículo 5:

Vuestros ojos lo verán (verán el juicio terrible sobre Edom), y vosotros diréis: Sea engrandecido el Señor más allá de la frontera de Israel.

En otras palabras, parte de lo que significa ser amado por Dios es saber que Dios reina, que él es grande y poderoso, incluso más allá del pueblo llamado por su nombre. Él reina en Edom, sus propósitos no se frustran por la maldad de cualquier pueblo. "Sea engrandecido el Señor más allá de la frontera de Israel”. Sí, incluso en Edom, en Albania.

Así que humillémonos delante de la poderosa mano de Dios. Démosle la gloria, toda la gloria, de nuestra salvación y que nunca nos cansemos de saborear, fortalecer y difundir la visión de nuestro Dios, pues "¡Grande es el Señor más allá de los muros de esta iglesia!"


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