Las 5 señales de la auto glorificación
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Paul Tripp sobre Ministerio Pastoral
Traducción por Anthony Ottey
Es importante reconocer los efectos del auto-glorificación sobre sí mismo y su ministerio. Que Dios use esta lista para darte sabiduría y que el análisis se pueda utilizar para elevar su corazón y dirigir su ministerio.
La auto-glorificación le llevará a:
1. Hacer alarde público de lo que debe mantenerse en privado.
Los fariseos son un buen ejemplo. Al considerar sus vida gloriosa, pronto hicieron despliegue de esa gloria a ojos de los que miraban. Cuanto más piensas que "has llegado," cuanto más piensas que no necesitsa la gracia salvadora de Dios cada día, tenderá a ser más auto-referencial y autocomplaciente. Puesto que estás atento a la auto-glorificación, tendersá a trabajar para conseguir una mayor gloria, incluso cuando no seas consciente de lo que estás haciendo. Tenderás a contar historias personales que te hacen ver como un héroe. Encontrarás maneras de hablar de los actos privados de fe en lugares públicos. Porque crees que eres digno de aclamación, buscarás la aclamación de los demás, encontrando maneras de presentarte como "piadoso."
Sé Que la mayoría de los pastores que leen este articulo pensarán que nunca harían esto. Pero estoy convencido de que hay muchas más "muestras de virtud" en los ministerios pastorales de lo que tendemos a creer. Esta es una de las razones por las que, a veces, me resultan incómodas las conferencias de pastores, los encuentros presbiterianos, las asambleas generales, ministerios y las de plantación de iglesias. Alrededor de la mesa después de una sesión, estas reuniones pueden degenerar en una "carrera" entre los ministerios pastorales en las que estamos tentados a ser menos que honestos acerca de lo que está sucediendo en nuestras corazones y en nuestras ministerios. Después de celebrar la gloria de la gracia del evangelio, hay demasiada gloria autocomplaciente de parte de personas que parecen necesitar más elogios de los que merecen.
2. Ser demasiado autorreferencial
Todos lo sabemos, todos lo hemos visto, todos nos hemos sentido incómodos con ello, y todos lo hemos hecho. Las personas orgullosas tienden a hablar mucho de sí mismos. Las personas orgullosas suelen gustar de sus opiniones más que de las opiniones de los demás. Las personas orgullosas piensan que sus historias son más interesantes y atractivas que las demás. Las personas orgullosas creen que saben y entienden más que otros. Las personas orgullosas piensan que se han ganado el derecho a ser oídas. Las personas orgullosas, debido a que básicamente están orgullosas de lo que saben y lo que han hecho, hablan mucho de ambas cosas. Las personas orgullosas no hacen referencia a la debilidad. Las personas orgullosas no hablan de fracasos. Las personas orgullosas no confiesan el pecado. Por tanto a la gente orgullosa se le da mejor poner la atención en sí misma que en hacer brillar la luz sobre sus historias y opiniones relativas a la gracia gloriosa y totalmente inmerecida de Dios.
3. Hablar cuando deberías callarte.
Cuando piensas que "has llegado", te sientes muy satisfecho y seguro de tus opiniones. Confiando en tus opiniones, no estás tan interesado en los opiniones de los demás como deberías estarlo. Tenderás a querer que tus pensamientos, perspectivas y puntos de vista prevalezca en cada reunión y conversación. Esto implica que vas a estar ser mucho más cómodo de lo que deberías dominando y acaparando una reunión con tus discursos. No serás capaz de ver que en la multitud de consejo hay sabiduría. No serás capaz de ver la misión sacerdotal fundamental del cuerpo de Cristo en tu vida. No serás capaz de reconocer tus prejuicios y tu ceguera espiritual. Así que no iras a las reuniones, ya sean formales o informales, con un sentido personal de necesidad por lo que otros tienen que ofrecer y querrás controlar el debate más de lo que deberías.
4. Estar callado cuando deberías de hablar.
La auto-glorificación también puede funcionar al revés. Los líderes que son demasiado seguros de sí mismos, sin darse cuenta atribuyen a sí mismos lo que sólo podría haber sido logrado por la gracia, muy a menudo ven las reuniones como una pérdida de tiempo. Porque son orgullosos, son demasiado independientes, y ven las reuniones como una interrupción irritante e inútil a un ministerio que ya está sobrecargado. Debido a esto, no participaran en las reuniones, o lo tolerarán tratando de concluir la reunión lo más pronto posible. Por lo tanto, no presentan sus ideas para ser consideradas y evaluadas, ya que, francamente, no creen que lo necesiten. Y cuando sus ideas están sobre la mesa y en fase de debate, no saltan a la palestra, porque piensan que lo que ya han opinado o han propuesto simplemente no necesita ser defendido. La auto-glorifcation te hará hablar demasiado cuando debes escuchar y no sentir la necesidad de hablar cuando seguramente debes hacerlo.
5. Preocuparse demasiado acerca de lo que la gente piensan de ti.
Cuando has caído en la trampa de pensar que eres algo, quieres que las otras personas reconozcan ese algo. Una vez más, vemos esto en los fariseos: Las evaluaciones personales de su propia gloria siempre darán lugar a un comportamiento de buscar gloria. Las personas que piensan que "han llegado" pueden llegar a ser demasiado conscientes de cómo los demás responden a ellos. Debido a que son hiper-vigilantes, observando la forma en que las personas en sus ministerio responden a ellos, es probable que no se dan cuenta de cómo hacen las cosas por ser aclamados.
A menudo, por desgracia, impartimos el Evangelio de Jesucristo para nuestra propia gloria y no para la gloria de Cristo o por la redención de las personas bajo nuestro cuidado. Yo lo hice. He pensado durante la preparación de un sermón que en un cierto punto, dicho de cierta manera, ganaría a un detractor, y he observado las reacciones de ciertas personas mientras que estaba predicando. En esos momentos, en la predicación y la preparación de un sermón, había abandonado mi llamado como el embajador de la gloria eterna de otro con el fin de ganar la alabanza temporal de los hombres.
La próxima semana, veremos otros cinco signos más en que la persecución de la gloria personal moldea nuestro ministerio.
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